¿Qué tanto nos sirven
la ciencia y la innovación?
Raúl
Cremoux | Opinión
Ayer
jueves y hasta el domingo 11 del mes, el Canal Once de televisión transmite a
las 21:30 horas, cuatro mesas redondas que abordan un asunto trascendente y
que, al ver el tamaño y presupuesto de lo que manejan las casas de estudio,
pereciera lo hemos resuelto; pero no. No es así. Preguntémonos, ¿Cuál es el
estado actual de las instituciones de educación superior, sus retos y
necesidades en este segundo decenio del siglo?
A esta
pregunta, el Politécnico trata de responder con cuatro grandes reuniones de
discusión y análisis. En cada una de ellas se tratan prioridades punzantes y de
afectación social tan diseminada como urgente.
Veamos
algunos temas y también algunos de los veinte participantes: “Educación,
Ciencia y Cultura” con José Sarukán, Miguel Limón Rojas, Yoloxóchitl
Bustamente, Rafael Rangel Sostmann y Francisco José Paoli.
No fueron
pocos los momentos en los que disintieron los especialistas y funcionarios
sobre el enfoque diverso que puede tener la necesidad de hacer converger los
avances científicos y su repercusión cultural.
En otra
mesa más acotada en temas como Educación Superior con la asistencia de expertos
como Reyes Tamez, Fernando Angulo, Manuel Gil Antón, Silvia Ortega o Dafny
Rosado, las discusiones alcanzaron niveles de alcance óptimo. No faltaron los
ejemplos comparativos y quizás entre los más relevantes, está aquel que vemos
en los niveles de crecimiento con otros países como China, Singapur o Brasil.
Concretemos con Corea.
En los
años sesenta, México sostenía un nivel de productividad semejante al de Corea
del Sur; 40 años después, un coreano produce cuatro veces más que un mexicano.
¿Por qué? La diferencia sustancial en productividad se tradujo en que durante
los últimos dos decenios, el ingreso mensual promedio de un coreano se
incrementó en el equivalente a ocho mil 500 pesos; el de un mexicano solamente
en dos mil 500.
En el
periodo de posguerra, Corea del Sur sostenía su desarrollo basado en la
importación de tecnología extranjera y, sobre todo, en un programa masivo de
industrialización. México, bajo el modelo de sustitución de importaciones, no
alcanzó a fortalecer su industria interna y mantuvo un esquema semejante. Unos
años después, Corea dio un giro sorprendente en la formación de un nuevo
paradigma institucional, ya no basado en la importación de tecnología extranjera,
sino en la promoción de la investigación y desarrollo coreanos, así como la
exportación de su incipiente tecnología nacional. Con ello comenzó un periodo
de expansión… y no se detiene.
En la
mesa sobre Ciencia, fueron notables las participaciones de Enrique Villa
Rivera, Jorge Flores Valdés, Sergio Estrada Orihuela. Fueron claros los datos y
las fórmulas de crecimiento pero no obstante los avances, vimos que México
ocupa un lugar secundario en materia de cobertura en América Latina; no se diga
frente a países que tienen un tamaño de economía comparable. Subsiste la queja
reiterada sobre la calidad del proceso enseñanza aprendizaje y el número
todavía no suficiente de las becas de perfeccionamiento.
Finalmente,
bajo el rubro de Emprendedurismo, Ernesto Hernández Quiroz, Nora Maya, René
Asomoza, Sergio Estrada y Óscar Súchil nos llevaron a inferir que pese a los
esfuerzos realizados, y los avances conseguidos, no se han generado los
resultados esperados: el crecimiento per cápita durante los últimos 20 años se
ha mantenido prácticamente inalterado y hoy México tiene el mismo nivel de
productividad que en 1979. De hecho, durante los últimos dos decenios la
productividad aumentó solamente 2.1% En cambio, durante los últimos 20 años,
diversos países emergentes se volvieron extremadamente veloces: la
productividad laboral en China aumentó 9.6% en promedio al año, acompañada por
un incremento en la tasa de crecimiento del mismo monto. Los países
desarrollados tienen en promedio 11 veces más investigadores per cápita que
México, e invierten una proporción de su Ingreso Bruto seis veces más en
investigación y desarrollo; en el país la inversión no alcanza el 0.5% del PIB.
Estos
resultados nos llevan a cuestionar los alcances de las políticas públicas y las
estrategias emprendidas por los organismos responsables.
En cuanto
al gran espacio que los mexicanos concedemos a lo cultural, a ese florecer
colectivo como le llamó José Vasconcelos, es menester señalar que la
universidad pública nació asociada a las artes de tal suerte que acompañadas de
la docencia y la investigación son sustantivas en la formación de los
profesionales.
Las
cuatro mesas señaladas tienen un esfuerzo institucional que caracterizan el
perfil de la directora general del Politécnico, la doctora Yoloxóchitl
Bustamante, quien tiene como divisa el que la educación, la ciencia y la
innovación en general sean factores decisivos en la prosperidad del país. cremouxra@hotmail.com
Publicado
en Crónica de hoy
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