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viernes, 9 de noviembre de 2012


¿Qué tanto nos sirven la ciencia y la innovación?
Raúl Cremoux | Opinión  

Ayer jueves y hasta el domingo 11 del mes, el Canal Once de televisión transmite a las 21:30 horas, cuatro mesas redondas que abordan un asunto trascendente y que, al ver el tamaño y presupuesto de lo que manejan las casas de estudio, pereciera lo hemos resuelto; pero no. No es así. Preguntémonos, ¿Cuál es el estado actual de las instituciones de educación superior, sus retos y necesidades en este segundo decenio del siglo?

A esta pregunta, el Politécnico trata de responder con cuatro grandes reuniones de discusión y análisis. En cada una de ellas se tratan prioridades punzantes y de afectación social tan diseminada como urgente.

Veamos algunos temas y también algunos de los veinte participantes: “Educación, Ciencia y Cultura” con José Sarukán, Miguel Limón Rojas, Yoloxóchitl Bustamente, Rafael Rangel Sostmann y Francisco José Paoli.

No fueron pocos los momentos en los que disintieron los especialistas y funcionarios sobre el enfoque diverso que puede tener la necesidad de hacer converger los avances científicos y su repercusión cultural.

En otra mesa más acotada en temas como Educación Superior con la asistencia de expertos como Reyes Tamez, Fernando Angulo, Manuel Gil Antón, Silvia Ortega o Dafny Rosado, las discusiones alcanzaron niveles de alcance óptimo. No faltaron los ejemplos comparativos y quizás entre los más relevantes, está aquel que vemos en los niveles de crecimiento con otros países como China, Singapur o Brasil. Concretemos con Corea.

En los años sesenta, México sostenía un nivel de productividad semejante al de Corea del Sur; 40 años después, un coreano produce cuatro veces más que un mexicano. ¿Por qué? La diferencia sustancial en productividad se tradujo en que durante los últimos dos decenios, el ingreso mensual promedio de un coreano se incrementó en el equivalente a ocho mil 500 pesos; el de un mexicano solamente en dos mil 500.

En el periodo de posguerra, Corea del Sur sostenía su desarrollo basado en la importación de tecnología extranjera y, sobre todo, en un programa masivo de industrialización. México, bajo el modelo de sustitución de importaciones, no alcanzó a fortalecer su industria interna y mantuvo un esquema semejante. Unos años después, Corea dio un giro sorprendente en la formación de un nuevo paradigma institucional, ya no basado en la importación de tecnología extranjera, sino en la promoción de la investigación y desarrollo coreanos, así como la exportación de su incipiente tecnología nacional. Con ello comenzó un periodo de expansión… y no se detiene.

En la mesa sobre Ciencia, fueron notables las participaciones de Enrique Villa Rivera, Jorge Flores Valdés, Sergio Estrada Orihuela. Fueron claros los datos y las fórmulas de crecimiento pero no obstante los avances, vimos que México ocupa un lugar secundario en materia de cobertura en América Latina; no se diga frente a países que tienen un tamaño de economía comparable. Subsiste la queja reiterada sobre la calidad del proceso enseñanza aprendizaje y el número todavía no suficiente de las becas de perfeccionamiento.

Finalmente, bajo el rubro de Emprendedurismo, Ernesto Hernández Quiroz, Nora Maya, René Asomoza, Sergio Estrada y Óscar Súchil nos llevaron a inferir que pese a los esfuerzos realizados, y los avances conseguidos, no se han generado los resultados esperados: el crecimiento per cápita durante los últimos 20 años se ha mantenido prácticamente inalterado y hoy México tiene el mismo nivel de productividad que en 1979. De hecho, durante los últimos dos decenios la productividad aumentó solamente 2.1% En cambio, durante los últimos 20 años, diversos países emergentes se volvieron extremadamente veloces: la productividad laboral en China aumentó 9.6% en promedio al año, acompañada por un incremento en la tasa de crecimiento del mismo monto. Los países desarrollados tienen en promedio 11 veces más investigadores per cápita que México, e invierten una proporción de su Ingreso Bruto seis veces más en investigación y desarrollo; en el país la inversión no alcanza el 0.5% del PIB.

Estos resultados nos llevan a cuestionar los alcances de las políticas públicas y las estrategias emprendidas por los organismos responsables.

En cuanto al gran espacio que los mexicanos concedemos a lo cultural, a ese florecer colectivo como le llamó José Vasconcelos, es menester señalar que la universidad pública nació asociada a las artes de tal suerte que acompañadas de la docencia y la investigación son sustantivas en la formación de los profesionales.

Las cuatro mesas señaladas tienen un esfuerzo institucional que caracterizan el perfil de la directora general del Politécnico, la doctora Yoloxóchitl Bustamante, quien tiene como divisa el que la educación, la ciencia y la innovación en general sean factores decisivos en la prosperidad del país. cremouxra@hotmail.com
Publicado en Crónica de hoy

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