Cuestiona la OCDE
enfoque dado a evaluación de la enseñanza
En un
informe, elaborado por un equipo revisor del organismo, reconoce como motivo de
preocupación los efectos perjudiciales derivados de Enlace y plantea reducir su
peso de 50%
Karina
Avilés
Por
primera vez, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE) cuestionó el enfoque con el que el gobierno de Felipe Calderón ha
implementado la evaluación en el sistema de enseñanza nacional, pues lejos de
ser una herramienta para la mejora del aprendizaje se convirtió en un
instrumento de medición y rendición de cuentas y sostuvo que el logro educativo
en México sigue entre los más bajos de los países miembros, pues sólo 35 por
ciento del grupo entre 25 y 64 años de edad terminó el bachillerato en 2009, en
contraste con 73 por ciento del promedio del organismo. Esto es, nuestro país
está 38 puntos atrás.
Además,
los estudiantes mexicanos de 15 años se desempeñan por debajo de aquellos
pertenecientes a los demás países de la OCDE en las áreas evaluadas: lectura,
matemáticas y ciencias y la elevada proporción de alumnos que desertan
demasiado pronto con bajas calificaciones continúa siendo un problema
importante.
Así,
concluye que los componentes clave de un método exitoso de evaluación de las
escuelas no están presentes en México, por lo que emitió una serie de
recomendaciones, entre ellas regresar a la motivación original de la evaluación
en términos formativos; certificar cada cuatro años a los docentes como aptos
para la profesión, reducir los efectos no deseados de la Evaluación Nacional
para el Logro Académico en los Centros Escolares (Enlace) como el hecho de que
ahora en las escuelas se enseña para resolver la prueba, con lo que se corre el
riesgo de que ésta se convierta en el currículo nacional. Por ello, planteó
reducir el peso de 50 por ciento que ahora tiene esa prueba en la evaluación de
maestros.
En el
informe Revisión de la evaluación y estado de la educación en México, que el
organismo dio a conocer ayer, destacan otras sugerencias como las de alejarse
de la política que vincula la entrega de incentivos económicos a partir de la
aplicación de las pruebas Enlace o PISA; crear un órgano independiente para
regular la profesión docente; elaborar un plan estratégico de la evaluación que
dé coherencia a los objetivos, ampliar la autonomía del Instituto Nacional para
la Evaluación de la Educación (INEE) para que asuma el liderazgo de esta tarea;
así como la creación de agencias estatales para la evaluación de la escuela y
de un sistema integral de evaluación de los centros escolares.
Elaborado
con base en la visita de ocho días que realizó un equipo revisor de la OCDE a
nuestro país, advierte que en el sistema educativo mexicano aún se tiene una
limitada comprensión de los propósitos de la evaluación en educación y su
alcance potencial. En México, la evaluación todavía se percibe principalmente
como un instrumento de rendición de cuentas para supervisar el cumplimiento de
las normas y como instrumento de medición. Por lo que uno de los retos del
sistema educativo es concebir la evaluación como una herramienta de auténtica
mejora.
El
organismo reconoce como motivo de preocupación los efectos perjudiciales
derivados de Enlace y del enfoque que ha prevalecido en la evaluación, lo cual
ya había sido advertido desde hace varios años por especialistas consultados
por este diario, como Ángel Díaz Barriga, Hugo Casanova y Olac Fuentes Molinar.
Si bien
la OCDE señala que el gobierno ha realizado esfuerzos notables para garantizar
el lugar prominente de la evaluación en la política educativa, sostiene que
ésta no aparece como un todo coherente y la evaluación docente es, sobre todo,
un mecanismo para premiar maestros.
La
evaluación de los profesores no está incrustada en una estructura de carrera
docente claramente definida; no ofrece las mismas oportunidades a todos los
educadores, además de que faltan vínculos entre la evaluación de maestros, el
desarrollo profesional y el de la escuela; existe una limitada participación de
las autoridades educativas estatales y los líderes escolares, como directores y
supervisores, desarrollan más tareas de tipo administrativo que de carácter
académico; es decir, de aquellas prácticas que tengan mayor efecto en la mejora
de la enseñanza.
El
organismo también cuestiona que la evaluación de los profesores no es
obligatoria y no existan consecuencias aún y cuando los maestros tengan bajo
rendimiento en sus evaluaciones. Por otra parte, destaca que los factores
socioculturales siguen influyendo fuertemente en los resultados de los
estudiantes en México. Publicado en La Jornada
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