Entregan
premio de ciencias sociales a González Casanova
Emir
Sader otorgó el reconocimiento a Pablo González Casanova
Ciro
Pérez Silva
Conocer
los males del mundo nos ayuda a luchar para vencerlos, expresó Pablo González
Casanova al iniciar la exposición de un extenso trabajo, con el que el ex
rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) abrió una serie de
conferencias magistrales que enmarcan los trabajos de la 24 asamblea general
del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), que se inauguró ayer
en la ciudad de México.
Su
intervención, que tuvo lugar tras recibir el Premio Latinoamericano y Caribeño
de Ciencias Sociales, la dividió en tres partes: las ciencias hegemónicas de la
globalización; la presente agudización de la crisis y la dialéctica de las
necesidades inmediatas o de los actos de presión y negociación o de conformismo
que se superan con las contradicciones ante las desregulaciones y las
depredaciones del capitalismo corporativo, y finalmente las ciencias sociales y
el pensamiento crítico alternativo y revolucionario, con manifestaciones
particularmente ricas en América Latina.
Así,
explicó ante la audiencia que lo recibió en medio de aplausos, las ciencias
hegemónicas de la globalización no son sólo ideologías. Son también tecnologías
y tecnociencias para la dominación y la acumulación, cuyo desarrollo
corresponde al crecimiento de las ciencias de la comunicación y la
organización, destinadas a alcanzar los objetivos del capitalismo corporativo y
de subsistemas de organización para la maximización de ganancias y la
minimización de pérdidas.
González
Casanova aludió al papel de la infraestructura de la información, a la que se
suma, explicó, el sentido de la información para, mediante políticas de pérdida
del sentido de la realidad, de conformismo, de desentendimiento mental y
material, restar eficiencia y eficacia a sus competidores.
En
las guerras formales e informales las políticas de desinformación y
desconocimiento se complementan con medidas de debilitamiento por eliminación y
destrucción física y moral de competidores y opositores, o por cooptación,
corrupción y colusión de los mismos, subrayó.
Destacó
recursos tecnocientíficos recientes, promovidos por dichas empresas, como los
transgénicos, que si bien aumentan exponencialmente la producción agrícola,
también el desplazamiento o la eliminación de los campesinos de territorios que
pasan a ser propiedad o a ser usufructuados por las llamadas empresas
extractivistas.
Otros
recursos tecnocientíficos notables, agregó, son los que tienen antecedentes en
la historia de los engaños en la guerra y los que operan en la economía
monetaria. Se trata de la realidad virtual, que se afina notablemente con el
ternomagnetismo, que contribuye de una manera admirable de hacer creer que se
vive en un mundo en el que no se vive y permite llevar las luchas de
distracción que anulan totalmente la capacidad de ver y entender las luchas
reales.
Añadió
que la ciencia más avanzada, de acuerdo con los gerentes de la globalización,
es la de la toma de decisiones para la maximización de utilidades y la
disminución de riesgos, tanto en el campo económico como en el
político-militar. Combinada con la vieja política de pan y palo, o con la
sicología para la domesticación de animales humanos, o la dominación de los
pueblos con bananas y garrotes, más que rigor científico indica cuán fuerte se
siente el mundo de las corporaciones y de los complejos militares-empresariales
para imponer su política de dominación y acumulación con gobiernos enteros a su
servicio.
Con
la integración de estos complejos empresariales, militares, políticos y
mediáticos, el capital corporativo perfeccionó políticas de cooptación y
represión. Las nuevas políticas permitieron al capital corporativo quitar las
principales facultades soberanas a los estados, hasta disponer de un nuevo tipo
de estados privatizados, cuyos jefes de gobierno hacen de la competitividad, la
eficacia y la gobernanza su principal tarea. Buscan y se enorgullecen de atraer
capitales, con exenciones de impuestos, subsidios, desregulación de los
trabajadores o de lavado de dinero, que maneja la compraventa de armas y
narcóticos y contribuye a la creciente recolonización de países enteros con la
creciente cooperación del crimen organizado.
No
obstante este panorama, finalizó, la fuerza de América Latina nos hace pensar
que otra realidad es posible. Publicado en La Jornada.
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