Descalifican
especialistas autorregulación de publicidad de alimentos para niños
Ariane
Díaz
La
autorregulación empresarial de publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la
infancia no ha servido para proteger a los menores, toda vez que no cumple con
las recomendaciones establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
y atiende sólo a intereses comerciales, denunciaron organizaciones civiles e
investigadores.
Luego de
un análisis al Código de Autorregulación de Publicidad de Alimentos y Bebidas
No Alcohólicas (Código PABI) –en vigor desde el primero de enero de 2009–, los
expertos concluyeron que éste se distancia de las recomendaciones
internacionales y no protege al público infantil del impacto de la publicidad, sin
que las autoridades hagan nada al respecto.
Por ello,
consideraron urgente e inaplazable que el Estado desarrolle una regulación que
vele por los derechos de ese sector de la población, de su salud y de una
alimentación adecuada.
La OMS
reconoce que la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la niñez influye
en la generación de malos hábitos alimentarios y se aprovecha de su credulidad
e inexperiencia, apuntó Alejandro Calvillo, director de El Poder del
Consumidor, en conferencia de prensa.
En 2010,
la OMS presentó una serie de recomendaciones a los gobiernos para proteger a la
infancia de este tipo de anuncios. Sin embargo, en lugar de que el gobierno
mexicano tomara la iniciativa para regular en la materia, las empresas
presentaron su propio código, el cual ha resultado insuficiente y no ha logrado
detener el daño que está generando a la salud de los niños, acusó.
La
política de los gobiernos mexicanos en materia publicitaria no pretendió nunca
vulnerar los derechos de los anunciantes, dada la importancia económica de la
industria publicitaria, sostuvo Carola García, investigadora de la Universidad
Nacional Autónoma de México.
De
acuerdo con Enrique Jacoby, asesor de la Organización Panamericana de la Salud,
los productos más publicitados son ricos en azúcar, grasa y sal, y contribuyen
a la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta al país, por lo que debe ser
más severa su regulación por parte de instancias como la Comisión Federal para
la Protección contra Riesgos Sanitarios y la Procuraduría Federal del
Consumidor.
Florence
Theodore, del Instituto Nacional de Salud Pública, destacó la contradicción de
las grandes empresas al promover un estilo de vida saludable cuando sus
productos son de mala calidad nutricional, además de que el código regula la
publicidad dirigida a menores de 12 años, aunque éstos son susceptibles de ser
influidos por otros anuncios.
Además,
no prohíbe el uso de instrumentos de manipulación, como son los regalos y las
personalidades populares, como sí se ha hecho en otros países.
A escala
mundial, se invierten anualmente 40 mil millones de dólares en publicidad de
productos procesados y apenas 0.8 por ciento de esa cantidad en promover una
alimentación saludable. En México, tan sólo entre enero y agosto de este año,
se gastaron más de 400 millones de pesos en la publicidad de sólo ocho
productos. Publicado en La Jornada.
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