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miércoles, 14 de noviembre de 2012


Precio a cabeza de Esther Orozco
José Contreras | Opinión 

Hasta la hora en que fue entregada esta colaboración, se llevaban a cabo negociaciones entre las autoridades de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, encabezadas por la rectora Esther Orozco, y el grupo que tiene paralizada la casa de estudios desde hace dos meses y medio.

Es muy probable que caiga la rectora, no necesariamente por las presiones del Comité Estudiantil de Lucha (CEL), que tiene tomadas las instalaciones, sino por las presiones políticas de alto nivel.

En el conflicto de la UACM no hay buenos ni malos. Hay dos bandos involucrados y ambos son malos.

La UACM, creada hace 12 años como una alternativa para los estudiantes rechazados de otras instituciones de educación superior, se encuentra convertida en arena de lucha política en la que se enfrentan su creador, Andrés Manuel López Obrador, y el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard.

La autonomía de que supuestamente goza esta casa de estudios capitalina es una falacia.

Los gobernantes en turno siempre han incidido en la vida de la institución y han sido ellos quienes han colocado a los dos únicos rectores que ha tenido desde su fundación.

Tras su creación, en el 2001, López Obrador colocó como rector a Manuel Pérez Rocha, quien se mantuvo en el cargo durante nueve años.

En el 2010, Marcelo Ebrard operó para que una allegada suya, Esther Orozco, fuera elegida como nueva rectora, lo que no fue del agrado ni del rector saliente ni del caudillo de la izquierda.

Desde que Esther llegó al cargo ha sido objeto de un golpeteo sistemático por parte de los seguidores del ex rector, quien en días pasados hizo público su involucramiento en el conflicto que tiene paralizada a la casa de estudios.

Esther ha soportado los embates de los obradoristas en la UACM, encabezados por el ex rector, gracias al apoyo político que hasta el momento no le ha retirado el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard.

Pero el conflicto creció tanto, que alcanzó al propio jefe de Gobierno, cuando el pasado viernes, el Consejo Universitario aprobó un resolutivo mediante el cual pide a las autoridades capitalinas que recuperen las instalaciones de la universidad.

Esa petición, con la cual no estuvo de acuerdo la rectora, pone contra la espada y la pared a Marcelo, quien ahora se encuentra ante la disyuntiva de ordenar el desalojo de la UACM y terminar su gobierno con hechos de violencia o dejar pasar el tiempo para heredar el conflicto a su sucesor, Miguel Ángel Mancera.

Ninguna de las dos opciones es conveniente para Marcelo, quien tiene todo un proyecto político con miras al 2018.

Marcelo quiere ser candidato a la Presidencia de la República, pero antes quiere hacer una escala en la dirigencia nacional del PRD.

Desalojar con violencia la UACM o heredar el conflicto al próximo gobierno representaría una caída política para Marcelo.

La mejor opción para mantener a salvo su ambicioso proyecto político es solucionar el conflicto de la UACM de manera pacífica antes de dejar el gobierno.

Y la única forma de obtener una solución de este tipo es mediante la renuncia negociada de la rectora Esther Orozco.

Para Marcelo es cada vez más difícil mantener su apoyo político a la rectora.

Mientras ella es denostada y descalificada una y otra vez en los medios por perredistas afines a López Obrador, los marcelistas y Los Chuchos guardan silencio y se mantienen a la expectativa.

Quizá llegó el momento de que Marcelo le ponga precio a la cabeza de Esther Orozco.

¿Dejaría Marcelo a López Obrador el control de la UACM a cambio de la dirigencia del PRD? Es pregunta con jiribilla. Publicado en Excélsior

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