La UACM,
rehén de la política
SANTIAGO
IGARTÚA
Van
más de 70 días de paro en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la
solución al conflicto en la casa de estudios parece todavía muy lejana,
especialmente después de la ocupación, el jueves 8, de las oficinas
administrativas en la calle de Eugenia. Dos actores principales de la crisis
–la rectora Orozco y el exrector Pérez Rocha– dan sus versiones a Proceso y de
ellas se desprende que en el fondo todo es un reflejo de la tajante división
entre las corrientes de la izquierda capitalina.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- A unos minutos de iniciada la entrevista con Proceso, el sexto
día de noviembre en el sexto piso de las oficinas administrativas de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) –único edificio de la
institución que hasta entonces no había sido tomado por el Consejo Estudiantil
de Lucha (CEL), grupo que ocupa los cinco planteles educativos de la casa de
estudios en paro hace más de 70 días–, suena el teléfono privado de la rectora
Esther Orozco. La doctora interrumpe la charla, toma presurosa un lápiz y
comienza a escribir, atropelladas sus letras grandes. Cuelga el celular, que
deja al alcance de su mano, atenta a los reportes que recibía desde el Centro
Histórico de la ciudad. “Me dicen que Paco Ignacio Taibo II, que es dirigente
de Morena Cultura, está dirigiendo la marcha”, dice al reportero en referencia
a la protesta que había partido un par de horas antes desde la sede donde
despachaba temporalmente Orozco rumbo a las oficinas del jefe de Gobierno, a
quien los huelguistas acusan de respaldar a la rectora, que desprecian.
Entonces,
en la entrevista que giraría sobre el conflicto por la conformación del Tercer
Consejo Universitario (CU), máximo órgano de gobierno de la UACM, que transitó
por un proceso electoral oscuro, origen de la huelga, tomó relevancia el
trasfondo político de la disputa por el poder en la universidad.
El
26 de octubre la rectora Orozco publicó un desplegado a nivel nacional con el
membrete de la UACM. En el primer párrafo acusó haber sido objeto de ataques
extremos e infundados de quienes presiden la toma de instalaciones, “grupos que
consideran al presupuesto universitario como fondo para subvencionar el
activismo partidario”, denunció.
–Cuando
habla de ataques en contra suya y de la universidad con fines políticos, ¿a
quién está señalando?
–Es
complejo. Tenemos, desde luego, gente de Morena; tenemos a la gente que ha
trabajado muy de cerca con la exsecretaria de Desarrollo Social (Raquel Sosa,
en el cargo durante la administración de Andrés Manuel López Obrador); no
quiero generalizar todo el PT, pero hay gente de ahí, como el diputado (Arturo)
López Cándido, que le pide a Marcelo Ebrard mi renuncia en la ignorancia de lo
que es la universidad; y principalmente tenemos en contra gente que es del
equipo del rector anterior (Manuel Pérez Rocha, rector de 2001 a 2010). Veo su
mano detrás de esto. No sé si esté él, pero sí la gente más cercana a él,
encabezando el movimiento (parista).
–Hace
referencia a un grupo ineludiblemente asociado a Andrés Manuel López Obrador.
–Pues
sí. Son gente que está ligada esencialmente con Morena Cultura. ¿Por qué es
esto? Porque estamos en una etapa donde el nuevo jefe de Gobierno y el nuevo
presidente de la República van a empezar a escoger colaboradores y a repartir
posiciones. Y los grupos de presión hacen esto para obtener espacios. De otra
manera no me lo explico.
Envuelta
entre el insistente movimiento de sus manos, irritados los ojos, la rectora que
se califica como “la mujer más atacada del país”, dice que el grupo que la
descalifica, conformado en la base por estudiantes, académicos y activistas externos
a la institución, pretende establecer que mediante presiones y chantajes podría
disponer de su cargo, anteponiendo la pugna por un “botín político y económico”
a su proyecto académico.
Esther
Orozco explica los intereses que ve detrás del conflicto: “La universidad son
plazas, presupuesto, gratificaciones. Hay fines económicos y políticos. Aquí
tenemos profesores que han sido empleados en las delegaciones, han sido
candidatos a diputados por distintos partidos. Aquí buscan colocar gente, no
importa si tienen nivel o no en las posiciones de la universidad. Este es un
espacio muy cómodo para tener un salario en pocas horas de trabajo y después
poder hacer activismo político”.
En
contraste con sus señalamientos, el grupo opositor a su administración acusa a
Esther Orozco de ser protegida de Marcelo Ebrard.
–¿Usted
está respaldada por el jefe de Gobierno, autónoma como es la universidad?
Orozco
asiente y contesta: “Yo me siento respaldada por la administración actual (del
GDF) de manera total. Yo fui compañera de gabinete de los secretarios de esta
administración. Estuve tres años en el Instituto de Ciencia y Tecnología. Con
algunos de ellos llegué a hacer una relación de amistad. Pero más que
respaldarme a mí, siento que están dispuestos a respaldar cualquier acción que
garantice productividad para la ciudad. Y mis acciones, por el conocimiento que
tienen de mi persona, les dan una seguridad de que las cosas van a funcionar.
Yo no acepto que digan que estoy aquí porque el jefe de Gobierno me respalda. Ahora,
si necesito tocar la puerta del jefe de Gobierno, estoy segura de que la va a
abrir. Lo mismo pasaría si necesito tocar la puerta del subsecretario (de
Educación Superior) Rodolfo Tuirán, en la SEP”.
Contra Ebrard
Cuando habla, el ingeniero Manuel Pérez Rocha
es capaz de recorrer cada pasillo de la UACM desde el pensamiento. La siente de
sí. Desde su fundación, en 2001, designado para la tarea por Andrés Manuel
López Obrador, él diseñó el modelo de la institución y fue él quien ocupó la
Rectoría desde entonces, durante nueve años, hasta mayo de 2010, cuando lo
sucedió Esther Orozco.
Convocado
para hablar del conflicto en la universidad capitalina, Pérez Rocha eligió
visitar la redacción de Proceso, en Fresas 13, errantes sus pasos desde que
dejó la Rectoría en la calle de San Lorenzo, de la misma colonia Del Valle.
Necesario para entender el conflicto que mantiene en paro a la UACM, su
testimonio se había vuelto imperioso ante las imputaciones que un día antes
hizo ante el reportero la doctora Esther Orozco.
A
fuego cruzado, Pérez Rocha señaló directamente al gobierno de Marcelo Ebrard de
interferir en la universidad autónoma y llevarla al punto en que hoy se
encuentra, de la mano de la actual decano.
Empezó
su relato en 2007, siendo aún rector, al amanecer de la administración del hoy
jefe de Gobierno: “Cuando llegó el gobierno de Ebrard intentaron cambiar la
universidad. No entendían el proyecto, su ideología social que, contraria a la
meritocracia en que vivimos, busca ayudar no a quien más lo merece sino a quien
más lo necesita. Para ello (Ebrard) nombró al doctor Mario Carrillo como el
enlace con la universidad. La verdad es que lo estaba apuntando para que me
reemplazara en la Rectoría. Como buenos priistas, llegaron con la idea de que
era una oficina más de la cual iban a tomar posesión”.
–¿Por
qué se refiere a ellos aún como priistas?
–Porque
toda su vida se seguirán manejando como priistas. Lo traen en la sangre. Mario
Delgado, sobrino de Carrillo, con el poder que tenía como secretario de
Finanzas (del GDF), estuvo ahogando financieramente a la universidad, con esa
pretensión de cambiarla. Yo creo que Ebrard en lo personal no tenía mucha idea,
ni le entendía ni le interesaba, con el interés de tener espacios de influencia
ahí y espacios de trabajo. El inicio era ése, colocar a Mario Carrillo en mi
lugar.
–¿Por
qué no llegó?
Porque
no se lo permitimos. Lo digo abiertamente. No podía. Pocos meses después de que
tomó posesión Ebrard, su secretario de Educación, Axel Didriksson, anunció que
iban a reformar a la UACM y que iban a emitir una nueva ley orgánica. Y los
paramos en seco. Lo digo con toda franqueza: Organicé al sindicato y al consejo
general interno. Sacamos un desplegado a media plana denunciando la intromisión
indebida en una institución autónoma. Desde luego que esto ya vino a plantear
una confrontación muy dura.
Café
en mano, Pérez Rocha asegura que si hay un grupo político detrás del conflicto
de la UACM sería el de Marcelo Ebrard, y rechaza que personajes cercanos a
López Obrador, incluido él mismo, estén detrás de los inconformes que mantienen
la huelga en la universidad.
“La
rectora creó un fantasma de que en la UACM estaba el lopezobradorismo. Es
totalmente falso. La doctora Orozco fue elegida por una mayoría entonces
absoluta en la comunidad. Prevalecía en el ambiente de la universidad la idea
de que si no llegaba Orozco, la UACM no iba a contar con recursos para seguir
viviendo, dadas sus relaciones con el gobierno.
“Hoy
niega el respaldo del jefe de Gobierno, pero no es necesario especular acerca
de las posiciones de la rectora. Ella firmó un desplegado apoyando la candidatura
de Marcelo Ebrard cuando competía con Andrés Manuel López Obrador por la
candidatura presidencial; ella firmó un desplegado apoyando la candidatura de
Mario Delgado para competir por la Jefatura de Gobierno. Y no solamente lo
firmó ella, lo firmaron todos sus colaboradores más cercanos en la universidad.
¡Qué más se necesita para hablar de la posición partidaria con la que llegó a
la universidad!”, lanza Pérez Rocha apretando los dientes.
Sobre
su participación en el conflicto actual, señalado por Orozco de estar detrás
del grupo parista, el exrector dice: “No estoy atrás. Estoy enfrente. Mi
actuación en el conflicto ha sido pública y tiene el propósito de que se lleve
al plano de las ideas y que se respete la legalidad para conformar el CU. Yo no
me metí en este proyecto por intereses personales, sino por una convicción
ética y política muy profunda. Este es un proyecto muy importante y no se puede
echar abajo por ambiciones políticas e intereses políticos del gobierno o por
actitudes inaceptables de esta señora. Ahora, quienes mantienen el paro son
estudiantes con una postura muy determinada. Yo no los conozco”.
Presupuesto secuestrado
Detrás
de las irregularidades en la elección del tercer Consejo Universitario de la
UACM, a raíz de las cuales explotó la huelga los últimos días de agosto, se
esconde una lucha de poder y dinero, según el exrector Manuel Pérez Rocha. El
ingeniero relata a Proceso las irregularidades que se vivieron durante su
administración en relación con el presupuesto de la institución, y que aún son
tema medular en disputa.
“Cuando
la rectora Orozco asumió el cargo me acusó de haber encontrado que la
universidad estaba quebrada financieramente. Se le olvida que ella era parte
del Consejo Asesor de la universidad, al que de 2007 a 2009 yo informé de
manera puntual y sistemática sobre los atracos que estaba cometiendo el GDF en
contra de la universidad, reteniéndole los recursos federales de una manera
ilegal y poniéndola en una crisis financiera.
“El
subsidio federal empezó en 2008. Lo retenía a través de Mario Delgado. Porque
hay un mecanismo con que la Cámara de Diputados le asigna un recurso a la
universidad, ese recurso se le pasa a la SEP federal y la SEP lo pasa al
gobierno local para que éste se lo dé a la universidad. Así pasa con todas las
universidades autónomas. Y lo que hizo la Secretaría de Finanzas del DF fue
retener los recursos federales y considerar que ya estaban incluidos en la
asignación que tenía que hacer la asamblea (ALDF). Tan se lo quedaron que en
los estados financieros de 2009 el despacho externo consignó el adeudo de 100
millones de pesos del GDF. No es una opinión mía. Es un dictamen del despacho
contable externo”, denuncia Pérez Rocha y continúa.
“A
principios de 2009, ya que nos habían retenido los recursos federales, me reuní
con Ebrard. Estuvo presente Mario Delgado. Ebrard me dijo: ‘No tengo ninguna
duda acerca del desempeño de la universidad. Y ustedes pueden contar con esos
100 millones de pesos federales para su presupuesto de este año’. Salimos y le
pregunté a Mario Delgado cuándo podríamos reunirnos para arreglar el asunto.
‘Yo te busco’, me dijo. Nunca me buscó ni me tomó la llamada y tampoco me
recibió. Mi experiencia siempre fue de un trato muy amable de parte de Ebrard y
de manifestación de apoyo total a la universidad. Aun cuando en la práctica no
había tal apoyo.”
Pérez
Rocha asegura que, de recuperar los detractores de Orozco el control del CU,
como había resultado en las elecciones pasadas, impugnadas por el Consejo
Electoral, “podrían salir a la luz muchas cosas que los comprometen, por lo
menos a la rectora. Hay una denuncia en la PGJDF en contra de ella por un
ejercicio indebido del presupuesto de la universidad. No ha prosperado, por
supuesto. Aquí es donde se encuentra uno con el poder del poder. El GDF
controla, por supuesto, a la procuraduría, a la Junta de Conciliación y
Arbitraje y a los jueces que usted quiera. Y si les manda la instrucción de que
eso no avance, eso no va a avanzar. Y se acabó”, acusa firme el exdecano, quien
también acusó a Orozco de retención ilegal de cuotas sindicales a los
trabajadores de la UACM.
La
rectora responde: “Eso es falso. El ejercicio lo vio la Contraloría Interna.
Eso se presentó un montón de veces, unas ocho, a la Comisión de Hacienda. Todo lo
que plantearon se respondió puntualmente. El CU autorizó que se fuera
ejerciendo el presupuesto por meses. Sí hay meses que se quedaron sin autorizar
y que ahora seguramente se tendrán que autorizar y revisar. Pero el presupuesto
se autoriza desde diciembre”, dice en referencia al presupuesto.
Sobre
la retención de cuotas sindicales, se defiende: “Cuando llegué había un pleito
entre dos fracciones del sindicato, y la Junta de Conciliación y Arbitraje no
le dio la toma de nota a la Comisión de Finanzas de la fracción que tenía la
coordinación ejecutiva. Los abogados me dijeron a mí: ‘Usted no puede darles
las cuotas porque está incurriendo en un delito, porque no tienen la toma de
nota’. Ellos me demandaron ante un juez penal y ante un juez civil. Ambos jueces
me dieron la razón y dijeron que ellos tenían que nombrar su comisión de
finanzas para que me digan en qué cuenta, que tiene que ser conjunta… La
administración tiene ahí las cuotas para que en cuanto nos pasen la cuenta y
las firmas, las depositemos. Pero no se ponen de acuerdo entre ellos”.
La
rectora, que habla de sí misma en tercera persona, también acusa a Pérez Rocha.
“Aquí en el piso 2 (de las oficinas administrativas, en la esquina de Eugenia y
División del Norte) tenemos un grupo, desde que llegué, de 10 mujeres que no
tenían una tarea definida y todas tienen el más alto nivel de pago (29.5), es
decir ganan 41 mil pesos al mes. La rectora no está de acuerdo con eso. Y así
estaban muchos. La gente tiene que venir a la universidad y tiene que trabajar”.
Sobre
el futuro del conflicto, Esther Orozco manifiesta su confianza en que pueda
resolverse pronto. Ambiguas sus palabras, dice: “El conflicto está en un punto
que se puede arreglar mañana o se puede prolongar. ¿Qué puede pasar? Que como
estamos en tiempos de transición política el conflicto lo pueden arrastrar
hasta diciembre para ejercer presión sobre el próximo jefe de Gobierno. Eso me
queda clarísimo”.
Pérez
Rocha, por su parte, se dice preocupado por el desgaste en el tejido social de
la comunidad universitaria. “Se están generando odios internos terribles”, dice
y augura un futuro sombrío. “El futuro lo veo negro, porque en la postura de la
rectora no está solamente ella con sus actitudes, sus prejuicios y sus
obsesiones, sino que indudablemente está el apoyo del grupo de Ebrard. Uno de
los escenarios es que se genere una situación de ingobernabilidad en la
universidad y que esto dé pie a una intervención de la ALDF. No me sorprendería
que quisieran modificar la ley (de la UACM) para imponer una junta de gobierno
convencional, acotar las atribuciones del CU y reforzar la figura del rector.
Hay antecedentes, porque en algunas sesiones del Consejo Asesor algunos
miembros plantearon varias veces la necesidad de una junta de gobierno. Yo creo
que intencionalmente se ha ido creando esta situación de ingobernabilidad en la
universidad para decir que el problema está en la forma de gobierno de la
universidad, para poder cambiarlo”.
La
noche del jueves, octavo día de noviembre, el CEL tomó las instalaciones
administrativas de Eugenia. La Rectoría los acusó de tomar las instalaciones
con violencia, bajo el efecto de estupefacientes, y del secuestro de la nómina
para el pago de los trabajadores. Publicado en Proceso
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