La
universidad de AMLO
EN
PRIVADOJoaquín López-Dóriga
Son
la misma cara de la misma moneda. Florestán.
Cuando
hace una década Andrés Manuel López Obrador decidió crear la Universidad
Autónoma de la Ciudad de México, hubo quienes advirtieron del Frankenstein que
estaba naciendo y otros se inclinaron por sus bondades: dar cobijo a los
jóvenes rechazados por la UNAM.
La
decisión se derivó de un método de gobierno: ante un problema irresoluble, los
cientos de miles de estudiantes sin lugar en la UNAM, crear una instancia que
no resolviera pero que diera esa impresión.
Así,
con todo el apoyo político y financiero, y con todas las limitaciones
académicas y riesgos sociales abrió sus puertas sin limitaciones excluyentes
como examen de ingreso y mínimo de calificaciones.
Durante
los primeros ocho años se graduaron unos diez estudiantes y sus aulas
comenzaron a ser ocupadas por los grupos más radicales que encontraron allí su
mejor espacio.
El
arribo de la doctora Esther Orozco a la rectoría alteró, más que sus
equilibrios, que no existían, el espacio, que era suyo, los planes y exigencias
académicas, al punto que los grupos se inconformaron por convertirla en una
institución de auténtica educación superior.
A
esto, la respuesta fue el paro.
Los
grupos se apoderaron de sus cinco planteles, perdieron uno y lo recuperaron
violentamente, y el jueves, con el mismo método violento, asaltaron las
instalaciones administrativas donde se encontraba la rectora y el personal que
preparaba el pago de las quincenas al día siguiente.
Como
en la toma de las escuelas, las autoridades del Gobierno del Distrito Federal
no solo no intervinieron, sino que al llamado del Consejo Universitario para
que lo hicieran respondieron con una negativa.
Hoy,
a tres semanas de que termine el gobierno de Marcelo Ebrard, no lo veo
resolviendo el caso en el que la única salida que queda es heredarlo a Miguel
Ángel Mancera, conflicto con el que, al parecer, sus opositores buscan
estrenarlo para marcar, desde el inicio, su gestión.
RETALES
1.
DICTADOR. Se le acaba el tiempo a la triada para el caso del monumento al
dictador azerbaiyano en el Bosque de Chapultepec. Gerardo Estrada, Guillermo
Osorno y Gabriel Guerra solo pueden pronunciarse por su retiro inmediato, ni
modo que la aprueben. La duda es cuándo;
2.
MINISTERIO. Todo el sector de seguridad pública nacional pasará a la Secretaría
de Gobernación que, con Miguel Osorio Chong al frente, se convertirá en un
verdadero ministerio del interior, con toda la fuerza que eso representa; y
3.
DESPEDIDA. El presidente Calderón inicia pasado mañana su último viaje
internacional: la cumbre Iberoamericana en Cádiz, España, que coincide con los
200 años de la promulgación de la Constitución madre: la de Cádiz.
Nos
vemos mañana, pero en privado. Publicado en Milenio
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