Dueños de los sindicatos
EN PRIVADOJoaquín López-Dóriga
Es tan vieja que ni la conozco. Florestán
A partir del lunes, el Senado tendrá
quince días para sacar adelante la reforma laboral aprobada por los diputados.
El tema central, que debería ser el
de la mejoría y seguridad de los obreros, ha pasado a un segundo plano,
centrando la atención en el de la transparencia, rendición de cuentas y
democracia sindical, a lo que se oponen sus dirigentes: corporativos, charros,
liberales y de izquierda. Los privilegios son los privilegios y, como conquista
laboral, son irreversibles.
En la Cámara de Diputados, la mayoría
PRI, Verde y Panal eliminó ese punto de la iniciativa presidencial, con votos
en contra del PAN, PRD, PT y MC. Pero si hubiera estado completa la bancada
perredista, no hubieran perdido. Lo que pasa es que más de la mitad de sus
legisladores abandonaron la sesión, haciendo el juego al PRI, a los líderes
charros y a los afines a López Obrador también.
La gerontocracia de la CTM y todas
sus filiales va de la mano con los independientes, como el
telefonista de Francisco Hernández Juárez, con 36 años al frente del sindicato;
el STUNAM, el SME y otros de la misma línea, porque los intereses son los
mismos: el poder, la reelección, la opacidad, el dinero y el rechazo a la
transparencia, que es lo que permite, a unos y a otros, perpetuarse en el cargo
y disponer de las estructuras. Por eso, la izquierda no votó en número
suficiente en la Cámara de Diputados para avanzar en la democratización de la
vida sindical.
Ahora en el Senado, los volveremos a
ver a todos. La oposición al PRI tiene los votos, 66, para recuperar lo que en
San Lázaro echaron para atrás. Pero, de nuevo, los líderes cetemistas se oponen
con la misma amenaza de los independientes: la huelga general.
Veremos si la razón se impone en el
Paseo de la Reforma, y el PRD y PT se atreven a hacer valer su mayoría.
Como he dicho, los votos los tienen.
Veremos si tienen lo demás. Publicado en Milenio.
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