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lunes, 10 de diciembre de 2012


Secretario de la SEP presenta iniciativa que obligará evaluación a docentes
- Emilio Chuayffet presentó la reforma propuesta por el Presidente
- Contempla la creación de 40 mil escuelas de tiempo completo en el sexenio
México, DF.

El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, aseguró que la discrecionalidad debe quedar de lado en el sistema educativo, por lo que al presentar la iniciativa de reforma al artículo 3 de la Constitución hará obligatoria la evaluación de maestros con consecuencias jurídicas para quien no lo apruebe.

La evaluación a docentes ya no estará sujeta "a caprichos o intereses particulares y tampoco habrá negociación o pacto para examinar a los profesores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación", expresó el Secretario de Educación.

Al iniciar la ceremonia en la que se presenta la iniciativa de reforma educativa, el Secretario indicó que la reforma pretende sacudir las conciencias y devolver al Estado mexicano la rectoría de la educación. En este encuentro, en el museo de Antropología, es notable la ausencia de la presidenta del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales.

Ante representantes de las tres fuerzas políticas más importantes en el Congreso de la Unión -PRI, PAN y PRD-, académicos, investigadores, representantes de la sociedad civil y funcionarios del Gobierno Federal, Chuayffet señaló que la iniciativa que este día presenta el presidente Enrique Peña Nieto tiene como propósito integrar un sistema profesional de docentes que dé certidumbre a la labor del magisterio ya que son los protagonistas del sistema, pero dijo es momento de emprender esta transformación ante la crisis "profunda y extensa" que vive la educación en México, a pesar de que es el segundo país que más invierte en este sector entre los miembros de la OCDE, que es el más alto.

Además, dijo que durante el sexenio se crearán 40 mil escuelas de tiempo completo con jornadas de seis a ocho horas. Publicado en alcalorpolitico.com



Busca Estado recuperar Educación Nacional
HÉCTOR ROJAS

Sin la presencia de autoridades del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y sin alusiones directas al mismo, el Presidente Enrique Peña Nieto y los líderes de las principales fuerzas políticas del país presentaron hoy su iniciativa de reforma al artículo Tercero constitucional, la cual tiene como principal objetivo que el Estado recupere la rectoría de la educación.
La presentación de la iniciativa, parte de los primeros compromisos realizados por Peña Nieto e incluidos en el llamadoPacto por México, reunió en el Museo Nacional de Antropología, al Presidente  junto con Gustavo Madero, presidente del PAN; Cristina Díaz, secretaria general del PRI; Jesús Zambrano, líder del PRD, además de líderes de organizaciones civiles y, representando al sindicato, Emilio Zebadúa, de la Fundación SNTE.
“La base para transformar al país es la educación. En un mundo global competitivo y exigente, debemos elevar la calidad de la educación que reciben nuestros niños y jóvenes para ello debemos evaluar objetivamente el sistema, a fin de tomar decisiones inteligentes a favor de la educación”, reconoció el mandatario mexicano.
La reforma incluye la creación de un Servicio Nacional de Carrera Docente, así como de un sistema de evaluación, el cual estará a cargo del Instituto nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que contará con autonomía constitucional y atribuciones para emitir lineamientos a las autoridades federales y locales.
“(La iniciativa) reafirma la rectoría del estado mexicano sobre la educación nacional” aseguró Peña Nieto; y agregó que con esta reforma los buenos maestros tendrán la forma de ascender con base en sus méritos profesionales,  debido a que “es momento de abrir el camino a los grandes educadores del país”.
El mandatario señaló que se buscará transformar a México “en una sociedad que goce plenamente de sus derechos humanos”.
“De nosotros depende que la educación sea el principal transformador del México que todos anhelamos”, enfatizó ante distintos actores políticos y miembros de la organización civil involucrados en la educación.
El presidente del PRD, Jesús Zambrano, enfatizó que con esta reforma “se trata de recuperar la rectoría del estado sobre el sistema educativo nacional, especialmente de la educación básica”.
El presidente del sol azteca, reiteró que “una camarilla hizo de la educación y de los maestros un botín y ha sido el principal obstáculo para el desarrollo de la educación en el país”.
Destacó que no se puede seguir permitiendo que en los estados, los niños se queden sin clases por inconformidades salariales o sindicales.
Durante su participación, el Secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor, puntualizó que esta reforma “respetará los derechos individuales y colectivos del magisterio, pero con la ley en la mano vigilara que cada agente educativo realice lo que la norma imponga”, acotó.
Por su parte, el presidente del PAN, Gustavo Madero, señaló que esta reforma contiene lo acordado en la administración pasada con el gremio docente, en la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE).
Finalmente, la presidenta interina del PRI, Cristina Díaz, subrayó que con estos nuevos lineamientos plasmados en la constitución “la educación de nuestros escolares estará a cargo de los que demuestren ser lo más aptos y mejor capacitados, demostrándolo con base en el mérito y no en las prebendas, pues estamos hablando del futuro de nuestros hijos, del futuro de México” afirmó.
Lo que dice la iniciativa
La Iniciativa reforma los artículos 3º. y 73º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano y añaden estos puntos fundamentales:
-          El ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el Estado, se llevarán a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan. La ley reglamentaria de este artículo fijará los términos para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio. Serán nulos todos los ingresos y promociones que no sean otorgados conforme a la ley.
-          El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación será un organismo público autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio. Corresponderá al Instituto evaluar el desempeño y resultados del sistema educativo nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior.
-          La Junta de Gobierno será el órgano de dirección del Instituto. Se integrará por cinco miembros designados por el Ejecutivo Federal, con la aprobación, dentro del plazo de treinta días naturales, de las dos terceras partes de los miembros presentes de la Cámara de Senadores o, durante los recesos de ésta, de la Comisión Permanente.



México, reprobado en educación: UNAM
REDACCIÓN

México requiere una política de Estado en materia educativa, que convierta a la enseñanza en el arma fundamental para la transformación de la sociedad, según el documento “Transformar el Sistema Educativo Nacional. Diez propuestas para diez años”, coordinado por la UNAM.

Actualmente, dice el texto, los avances educativos son lentos, generacionales y por lo tanto difícilmente pueden ofrecer rendimientos políticos inmediatos a los gobiernos en turno.

Durante la presentación del documento en el Auditorio Alfonso Caso de la UNAM, el rector José Narro Robles refirió que la educación es un instrumento fundamental para impulsar el desarrollo de la democracia, consolidar la libertad, el progreso y el desarrollo humanos, la solidaridad y la tolerancia.

La enseñanza, dijo, tiene que impartirse a partir de valores cívicos y laicos.

“Creemos de manera profunda en la educación; compartimos la noción de que es el arma fundamental, la fórmula central para conseguir la transformación de una sociedad”, subrayó.

Por ello consideró que si se quiere cambiar el entorno actual se debe empezar por hacer una revisión y transformar el sistema educativo e indicó que este es un buen momento porque arrancan estructuras gubernamentales federales, y locales, en el caso de la Ciudad de México.

De acuerdo con el estudio, en el que participaron 76 expertos de 29 universidades, en la actualidad todavía hay 13 estados que están por debajo de la media nacional en educación primaria, 14 no alcanzan el promedio nacional en secundaria y 18 tienen coberturas inferiores a la media en nivel medio superior.

Peor aún, señala que a pesar de la cobertura universal, México ocupa el lugar 118 de 144 países clasificados por la calidad de su educación primaria.

Además, el país enfrenta un grave problema de rezago y abandono escolar: de cada 100 niños que ingresan a la primaria, sólo la mitad concluye su instrucción media superior, 21 egresan de una institución universitaria y sólo 13 de ellos se titulan.

“Con esos niveles no podemos pensar en una mejor sociedad, y menos en un país competitivo a nivel mundial. Hay 32 millones en rezago, lo que representa 41% de las personas mayores de 15 años.

“Si no se toman medidas urgentes, el escenario a futuro es preocupante, si se considera que según estimaciones de entidades oficiales el retraso registra un aumento de entre 750 mil y casi un millón de personas al año”, advierte el documento.

Por entidades, añade el estudio, la desigualdad en materia educativa afecta a los estados históricamente menos favorecidos: Oaxaca, Chiapas y Guerrero, donde el analfabetismo es de 16.5, 16.1, y 17.7%, respectivamente.

Cuentan también con el porcentaje más elevado de población mayor de 15 años y más sin primaria completa, 17.3, 19.1 y 14.6% respectivamente, además de un promedio de escolaridad por debajo de siete años, cuando la media nacional es de 8.7.

A ello se suman los llamados “ninis” jóvenes que no estudian y tampoco trabajan y que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Juventud 2010, cerca del 22% de la población total que tiene entre 12 y 29 años de edad, se encuentra en esa situación.
El estudio, cuya difusión coincidió con la presentación de la Reforma educativa presentada por el presidente Enrique Peña Nieto, se realizó en los últimos cuatro meses con la finalidad esclarecer y diagnosticar los temas y asuntos de interés nacional, para hacer propuestas que permitan avanzar a la sociedad.

Además de la UNAM, que coordinó el estudio, participaron Fernando Solana, José Ángel Pescador, Miguel Limón, y los rectores de las universidades autónomas Metropolitana, del Estado de Morelos y del Estado de México, Enrique Fernández, Alejandro Vera y Eduardo Gasca, respectivamente.

Los expertos coincidieron en que se necesita una política de Estado, una reforma integral y “no una que atienda sólo a algunos niveles.

“Que garantice el financiamiento adecuado, el mejoramiento de la infraestructura, el equipamiento y los materiales didácticos, el cómputo o los talleres y laboratorios de distinto tipo, incluidos los dedicados a la enseñanza de idiomas. Todo ello relacionado de forma directa con la preparación, dedicación y experiencia del personal docente, se establece”, señala el documento.

Subraya también que los equilibrios fiscales no deben prevalecer por encima de los desequilibrios sociales. “La reforma que debemos hacer es la de cambiar el paradigma del desarrollo y poner énfasis en el conocimiento”.

Añade que la educación, la ciencia y la innovación tecnológica dependen, cada vez más, de la productividad y la competitividad económicas, así como de buena parte del desarrollo social y cultural de las naciones.

Según estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un año adicional de escolaridad incrementa el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de un país entre cuatro y siete por ciento. “En suma, contribuye a lograr sociedades más justas, productivas y equitativas”, sostiene el documento.

Publicado por Proceso



Rectoría del sistema educativo nacional
FRANCISCO DECEANO OSORIO

Corresponde al Estado la “rectoría de la política educativa” escuchamos el uno de diciembre en el primer mensaje de Enrique Peña Nieto. Una expresión enfática que reafirma lo dicho durante su campaña electoral en pos de la Presidencia de la República y un claro indicio de inconformidad por la pérdida de tal rectoría durante los gobiernos anteriores, así como la confirmación del propósito de su administración de recuperar y mantener la dirección del sistema educativo del país y las políticas educativas nacionales.

En el pasado reciente, durante los gobiernos encabezados por el PAN, vimos cómo se extendió la práctica de la bilateralidad que aplica en la relación laboral entre la autoridad educativa nacional y la representación de los trabajadores de la educación. Esta dirección mancomunada del sistema y de las políticas llegó a convertirse en una costumbre en todas las decisiones educativas importantes.

La rectoría del Estado sobre la educación se vio quebrantada primero por la incapacidad de los responsables de la educación nacional para formular y disponer de diagnósticos certeros sobre los graves problemas acumulados por el sistema educativo. También por la incapacidad de la autoridad educativa formal para convocar, debatir y sostener una relación productiva de trabajo con especialistas y maestros dispuestos a aportar su experiencia, inteligencia y compromiso profesional. Es claro que se perdió la oportunidad de definir de un modo plural y atinado las prioridades educativas, y de generar iniciativas de reforma alrededor del aprendizaje de los alumnos y las condiciones que lo hacen posible.

La rectoría de la educación nacional perdió fuerza en el momento en que se optó, desde la presidencia de la República, por la firma de pactos y la creación de comisiones bilaterales entre la SEP y el Sindicato magisterial (la Alianza por la Calidad de la Educación es claro ejemplo de esto) al margen de los gobiernos estatales y de otros actores centrales en cualquier reforma seria del sistema educativo. Así mismo, se debilitó la rectoría estatal de la educación cuando se cedieron espacios claves en el aparato gubernamental responsable de la conducción de la educación nacional, como es el caso de la Subsecretaría de Educación Básica, lo que generó un caos evidente en las líneas de conducción del sistema y un desorden operativo que tomará tiempo corregir.

La rectoría de la educación se desgastó en el momento mismo de las grandes decisiones en torno al currículum de la educación básica. Mientras en el discurso sobre las orientaciones generales de los planes y programa educativos se afirmaba tajantemente que las competencias de los niños eran el centro de atención del sistema educativo, el diseño curricular, la formación continua de los maestros en servicio, la evaluación de los estudiantes –en los hechos– siguieron la lógica de siempre. De esta manera fue como se instaló y mantuvo, sin alteraciones, la saturación de contenidos, la memorización de información y la preparación docente en torno a ciertos contenidos disciplinarios a través de cursos y reuniones informativas, sin tomar en consideración las situaciones escolares, las necesidades de los alumnos y las capacidades o dificultades mostradas por los profesores.

La reflexión pública sobre la manera en que se perdió la rectoría de la educación y sobre las evidencias de esa pérdida durante los primeros doce años del presente siglo, se impone como un tema importante para la sociedad y como una tarea del gobierno que apenas comienza. Del análisis del proceso de debilitamiento o abandono de la conducción de las políticas educativas, y de las bases que se fijen para recuperar y sostener la rectoría del Estado sobre la educación, dependerá la toma de decisiones para el futuro de la formación de los niños y los jóvenes del país.

La rectoría del Estado sobre la educación es, sin duda, un punto de partida indispensable para formular, conducir y sostener reformas de largo alcance que promuevan la renovación del servicio educativo público. Así lo señalan e indican con detalle las normas jurídicas del país –tal rectoría es parte del capital político y social que heredamos los ciudadanos mexicanos de las gestas históricas de nuestros antepasados–, y así corresponde a las necesidades de una sociedad democrática moderna comprometida con los derechos sociales y el combate a la desigualdad.

Habrá que estar atentos al significado concreto del proceso de recuperación y sostenimiento de la rectoría del Estado sobre la educación que encabece el nuevo gobierno, para evitar una vuelta al autoritarismo o la entrega de la educación a otros intereses particulares. Para empezar, la rectoría debería implicar la mejora paulatina de la atención pedagógica a los alumnos, especialmente de los que menos tienen, y no la tentación de tomar decisiones rápidas e irreflexivas, que conduzcan a callejones sin salida, con implicaciones perjudiciales para los estudiantes y su aprendizaje. También debería implicar ciertos criterios básicos de la acción gubernamental: pluralidad, claridad de rumbo, coherencia y apoyo firme y sostenido a los maestros y a su trabajo, y no un ejercicio de centralismo o de centralización de las decisiones.

La recuperación y sostenimiento de la rectoría no debería ser un fin en sí mismo, sino un medio para elaborar con solvencia técnica las decisiones fundamentales, para consensar lo que requiere el compromiso de todos los sectores educativos, y para convertir las grandes decisiones en políticas educativas y éstas en programas operativos viables, con las condiciones escolares adecuadas. Por eso, hablar de rectoría del sistema y de las políticas educativas implica un calendario de reforma y la decisión inquebrantable y eficaz para conseguir los recursos necesarios que hagan posible emprender proyectos ambiciosos en plazos razonables.

* El autor es consultor en educación y formador de profesores, fue coordinador nacional de las reformas a la educación normal de 1997 a 2005.

fdeceano@dialoga.com.mx





Educación: dudo, luego insisto
MANUEL GIL

Somos proclives a la esperanza o al pesimismo. De lejos viene la confianza ciega en la renovación cíclica de lo que nos atañe. Sexenales por hábito en la cosa pública. O la certidumbre que el cambio no será sino el regreso del peor recuerdo cuando nos gobernaban, bajo las mismas siglas, (casi) los mismos señores, ignorando que México es diferente.

En el sol de hoy ocurre la segunda alternancia, doce años después del arribo de un Presidente de otro partido. Hay una lección frente al optimismo, en materia educativa, que podría tomarse en cuenta para atemperarlo: la llegada del PAN al ejecutivo sí sacó al PRI de Los Pinos, pero no por ello modificó la estructura del régimen que prexistía.

Los tradicionales procesos, usos y costumbres en las relaciones del Estado con la sociedad, lejos de ser sustituidos, se fortalecieron. Así fue con el corporativismo, uno de los pilares de la estabilidad política concebida como respeto y consolidación de las reglas no escritas, torcidas, del viejo arreglo con los que de verdad cuentan. Nuevos personajes no aseguran transformar las cosas.

Mudanza en Palacio. Acciones y anuncios: el Presidente nombra, en la SEP, a Chuayffet; declara que “ha llegado el momento de la reforma educativa”, enviará al Congreso la iniciativa de reforma al artículo Tercero y la Ley General de Educación. Con ella, anticipa, se pondrán las bases para el Servicio Profesional de Carrera Docente (SPCD), instrumento que establecerá las condiciones de ingreso, promoción y permanencia en el oficio, basadas en el trabajo y el mérito. Contaremos, dijo, con un Sistema Nacional de Evaluación Educativa (SNEE), capaz de identificar necesidades y logros de los que en lo educativo intervienen. El Pacto por México coincide en los objetivos. ¿Campanas al vuelo o descalificación anticipada? Hay otro camino: la duda razonable que conduce a la cautela ciudadana.

No es la primera vez que se anuncia el advenimiento, ahora sí, de la reforma educativa. Cambios en la ley, como el del bachillerato obligatorio, suelen ser demagogia pura. La lectura infantil que celebra la enemistad entre el Secretario y la que manda en la cúpula del SNTE ignora que en estos asuntos no hay amigos o enemigos: privan los intereses. Se augura el retiro de la señora Gordillo como si, de suceder, la educación nacional floreciera de inmediato. ¿Ya olvidamos la entrega presidencial, a la profesora, de los hilos que estaban en manos de Jonguitud? Simple variación en el mando, y algunos beneficiarios, del manejo corporativo del magisterio.

Instaurar el SPCD, si se establece, para modificar prácticas establecidas por años requiere socios, muchos profesores que lo conformen fuera del control del SNTE, ese conjunto enorme de interesados con intereses, atados y bien atados, en todo el país. En materia de evaluación, el SNEE ha de distinguir que evaluar al sistema no es valorar el trabajo de los profesores, por ejemplo, para darles dinero adicional a los “mejores” según el logro educativo de sus alumnos en una prueba inservible como ENLACE. Calma, prudencia: esperemos los mecanismos antes de celebrar frases hechas.

Es muy caro mandar un menaje a la maestra otorgando a Chuayffet la SEP, si están muy baratas las tarjetas en las papelerías. Decretar la Reforma Educativa es costumbre de todos los presidentes. Hacerla y que llegue al salón de clases es lo difícil y tarda: no es cuestión de deseos sino de estrategias de hondo calado. Modificar al cacique en turno no toca al pacto corporativo. Sin apoyo de los maestros, la carrera profesional docente no irá, así se considere necesaria. La evaluación coordinada requiere información de la que carecemos o se oculta.

Conceder el “beneficio” de la duda es propio de quien espera todo de las alturas, no de ciudadanos. La atención cuidadosa a los medios que se establezcan; sostener la posición crítica; no irnos con la finta de una acción espectacular como suficiente para que brote la calidad; exigir desde varios frentes que el aprendizaje sea posible para todos, especialmente los más pobres, es, creo, lo que nos toca. Cuidado. Como dice León Felipe, “Digo tan sólo lo que he visto: a la cuna del hombre la mecen con cuentos”. Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México



Apenas el principio
RUBÉN ÁLVAREZ MENDIOLA

Ninguna reforma educativa de verdad puede llevarse a cabo rápidamente y esperar que rinda frutos en poco tiempo. Los cambios constitucionales que este mediodía anunciará el presidente Peña Nieto requerirán de una profunda labor de negociación y acuerdo no sólo con la cúpula sindical -a la que difícilmente se le puede tratar como en el pasado se hizo con La Quina-, sino con los gobernadores de los estados, especialmente aquellos en los que se registrarán elecciones en 2013.

Porque no basta con establecer en la Constitución la obligatoriedad del Servicio Profesional del Magisterio o el Sistema Nacional de Evaluación Educativa -pilares de la reforma que está por anunciarse-, sin tener listo ya el bordado y el tejido finos que habrán de seguirle.

Se ha dicho en repetidas ocasiones que aún si a la maestra Elba Esther Gordillo se le envía de embajadora a Saturno, la calidad de la educación no mejoraría. Pues es a tal punto simbiótica la relación entre SEP-SNTE, que esta misma reforma -que, desde luego, tiene que apurarse-, debe de ir acompañada de una determinación por limpiar primero la casa. ¿En qué estado se encuentra la SEP?, en uno en el que miembros activos del sindicato se encuentran integrados a la estructura de toma de decisiones en política educativa desde hace años, décadas tal vez.

¿Técnicos o rudos?

Así, veremos este lunes si los nombramientos de secretario y subsecretarios en la SEP -y el supuesto carácter de rudos que se le atribuye a los integrantes del equipo de Emilio Chuayffet-, tienen correspondencia con el anuncio de reforma educativa que Peña Nieto hará al mediodía en el museo de Antropología.

Una reforma impuesta desde arriba, sin mecanismos efectivos para que permeé en la base de la pirámide magisterial, tardará, por decir lo menos, mucho tiempo en ser realmente efectiva. A menos que se quiera optar por el camino más duro y se tenga contemplada ya (o negociada con Gordillo a cambio de qué) una estrategia de contención frente a una posible toma de secretarías de Educación de los estados o la paralización de una decena de importantes ciudades del país.

Se puede presentar, entonces, una escenario en el que la maestra Gordillo tenga muy pocos incentivos para renunciar a lo que ha tenido desde hace más de 20 años (¿quién deja así nada más mil 500 millones de pesos al año en cuotas sindicales, o la cantidad que sea, pues hasta ahora no se sabe con certeza cuánto deposita el Estado en las arcas del SNTE?), no obstante lo cual decida por instinto de sobrevivencia sumarse a regañadientes a la reforma de Peña Nieto, en la lógica bien aprendida por décadas de militancia priísta de que es mejor avenirse a los cambios diseñados por el Señor Presidente que morir en el intento de una rebelión sin futuro.

Opacidad en el uso de recursos del FAEB

Los gobernadores, a su vez, tendrán que poner de su parte. Y una forma de lidiar con ellos requerirá de una estrategia que combine la transparencia y el rigor con que ejercen los recursos del Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal (FAEB), cuyo uso es, por decir lo menos, demasiado opaco. Seguir la ruta de esos recursos (follow the money) puede permitir a los encargados de los dineros educativos (Enrique del Val, actual responsable de la UPEPE y próximo subsecretario de Planeación, y Nicolás Kubli Albertini, Oficial Mayor de la SEP) poner un hasta aquí a los gobernadores y la doble negociación que llevan a cabo, derivada del chantaje que practican las secciones sindicales.

En 2013, decíamos, habrá 15 elecciones locales. Una de ellas, la de Baja California, será para gobernador, diputados y alcaldes. En la mayoría de las entidades restantes estarán en juego los Congresos estatales y los ayuntamientos. Ya se verá la capacidad que tenga no Chuayffet, antiguo secretario de Gobernación, sino Miguel Ángel Osorio Chong, el sucesor de aquél 15 años después, para evitar que el Panal, el partido propiedad de la dirigencia del SNTE, carge los dados a favor de candidatos contrarios al PRI. Y hay entidades, como Zacatecas, donde el Panal bien puede inclinar la balanza.

Posiblemente -y con altas probabilidades de que así ocurra-, el futuro de la maestra Gordillo será más parecido al del propio Carlos Jongitud Barrios, a quien sustituyó en 1989, que al de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, el poderoso líder petrolero que todo lo pudo, menos combatir al presidente de la República. Jongitud se fue por las buenas siendo senador de la República. Tal vez a Jongitud le leyeron una larga lista de haberes para convencerlo de la inminencia de su partida. Veremos si los rudos en la SEP (o en Gobernación) tienen preparada ya una lista para la maestra Gordillo.



Pisando fuerte
BLANCA HEREDIA

El nuevo gobierno empezó pisando fuerte. Se agradece. Después de tantos años de navegar con miedo y sin rumbo capaz de inspirar, resulta refrescante experimentar la sensación de un nuevo comienzo. En parte es simplemente que terminó un sexenio dirigido por un hombre cuyas heridas nos costaron mucha ineptitud, mucha medianía y mucha sangre. En parte es, también, el regreso al poder de un grupo de personas que saben —para bien y para mal— cómo se mueve el abanico en estas tierras.

Una de las sorpresas más esperanzadoras y más festejadas durante el primer mensaje a la nación del presidente Peña Nieto fue el anuncio de algunas reformas clave en materia educativa, mismas que, a decir verdad, pocos esperábamos. Es muy temprano para quedarse satisfechos. Hay que reconocer, con todo, que el anuncio de que el nuevo gobierno habrá de censar escuelas y maestros, eliminar las plazas docentes heredadas y vitalicias, e impulsar la construcción de un sistema profesional de carrera para el magisterio y un sistema nacional de evaluación educativa, constituye un signo alentador.

El anuncio revela, para empezar, que la creciente presión social a favor de cambios de fondo en educación empieza a surtir efecto y que el nuevo Presidente y su equipo tienen capacidad de escucha. Conviene subrayar, también, que las reformas anunciadas no son puras vaguedades y apuntan a algunos de los nudos gordianos —señalados insistentemente por expertos y organizaciones sociales— que hay que desanudar para liberar a la política educativa del secuestro del que ha sido objeto por parte de las cúpulas del SNTE (en connivencia con muchos y diversos gobiernos y funcionarios).

Del dicho al hecho, sin embargo, hay mucho trecho. Habrá que ver si el nuevo gobierno tiene la visión, capacidad y arrojo suficientes para, en efecto, hacer lo necesario para devolverle al Estado mexicano la rectoría sobre la educación del país. Una primera tarea, apuntada ya por Jorge Santibañez, será la de no confundir el censo de maestros y escuelas con la necesidad de contar con un registro confiable y actualizado de estos. Una segunda asignatura será la de construir un sistema de carrera docente que, sin atentar contra los derechos de los trabajadores de la educación, permita a los buenos docentes serlo sin tener que morir en el intento. Una tercera tarea será la de diseñar y poner en marcha un sistema de evaluación educativa que sirva no sólo para rendir cuentas, sino para mejorar efectivamente la calidad de los aprendizajes de los alumnos. Para esto último resultaría conveniente acometer, entre otras, dos tareas importantes. Primero, revisar la primacía que, hasta ahora, han tenido los técnicos puros en el ámbito de la evaluación educativa, misma que si bien ha permitido construir capacidades profesionales muy importantes en ese campo, ha limitado el impacto de la evaluación como palanca para la transformación educativa. Segundo, reformar en serio todo el componente de desarrollo profesional del actual sistema de evaluación y carrera docente.

Falta todo por hacer, pero los primeros días del nuevo gobierno abren puertas para la educación que parecían cerradas. Nos tocará a todos estar atentos, participar y seguir exigiendo para que esas oportunidades de cambio se traduzcan en una educación de mayor calidad, equidad y pertinencia para todos.
bherediar@yahoo.com Publicado en La Razón



Se reúnen Emilio Chuayffet y Anthony Wayne; hablan sobre reforma educativa

El secretario de Educación Pública y el embajador de EU en México, dialogaron sobre la iniciativa presentada esta tarde por el Presidente Enrique Peña Nieto en materia de educación

CIUDAD DE MÉXICO, 10 de diciembre.- El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, se reunió con el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne, para hablar sobre la iniciativa de reforma educativa del Presidente Enrique Peña Nieto.

En un comunicado, la dependencia informó que en el encuentro, el titular de la dependencia explicó que se pretende elevar a rango constitucional y otorgarle autonomía plena al Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE).

Además de aumentar el número de escuelas de tiempo completo, las cuales se fortalecerán y se fomentarán las clases de arte, deporte y civismo, expuso la Secretaría de Educación Pública (SEP).

En el encuentro, el funcionario federal se refirió al registro nominal de maestros, alumnos y escuelas (entendiéndose por escuela no solamente al número de edificios) en todos los niveles educativos.

Asimismo, se refirió a la visita que hizo la semana pasada con Peña Nieto al Parque de Investigación e Innovación Tecnológica, en Monterrey, Nuevo León, donde se fomenta el crecimiento e intercambio entre la academia y la industria, y se enseña a los jóvenes a que apliquen sus conocimientos a fin de impulsar la productividad.

En su oportunidad, el embajador estadounidense explicó en qué consiste la iniciativa “La fuerza de 100 mil en las Américas”, que pretende expandir de manera significativa los estudios internacionales y el entendimiento en el hemisferio.

Destacó la necesidad de aumentar los intercambios en materia educativa entre México y Estados Unidos a nivel de estudios superiores, medios y profesionalización de los profesores de inglés.

Wayne agregó que en la plática entre los presidentes de ambas naciones, Barak Obama y Enrique Peña Nieto, se acordó aumentar el número de becas y los intercambios educativos. Publicado en Excélsior




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