#YoSoy132 acusa
represión; exigen con marcha libertad de detenidos
SANTIAGO
IGARTÚA
MÉXICO,
D.F. (apro).- Como hacía tiempo no lo conseguía, movidos por la indignación de
los “actos represivos” del 1 de diciembre y la detención de integrantes de su
colectivo, el movimiento #YoSoy132 salió a las calles en una manifestación
multitudinaria, superior a la del mismo día en que el PRI consumó su regreso al
poder.
Convocados
desde las 14:00 horas en el Ángel de la Independencia para exigir la libertad
de los “presos”, presuntos culpables de los disturbios de la violenta jornada
del sábado en las inmediaciones de San Lázaro y el Centro Histórico capitalino,
el malestar crecía conforme corría la voz de que los detenidos habían sido
trasladados al Reclusorio Norte los hombres, y al Centro Femenil de Readaptación
Social de Santa Martha Acatitla las mujeres.
La
mayoría de los asistentes eran estudiantes y el clima muy distinto al del fin
de semana. Sólo un puñado cubría su rostro. A las 15:00 horas arrancó la marcha
que formaba enormes filas con los pasos de más de 2 mil inconformes. Las
protestas variaban: unos gritaban mientras otros preferían el clamor del
silencio, algunos lloraban, otros más insultaban y había quienes cantaban,
acompañados por el compás de unas jaranas.
La
manifestación era pacífica. La encabezaron familiares y amigos de los
detenidos, acompañados por observadores de la Comisión de Derechos Humanos del
Distrito Federal, miembros del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad e
integrantes de algunas organizaciones sociales. Los granaderos que vigilaron la
marcha, descansaban sus cascos entre los brazos.
Pancartas
al aire, las consignas eran claras: “Libertad, libertad, a los presos por
luchar”; “Si tocan a uno, nos tocan a todos”; “Protestar no es delito”; “Si la
protesta es un delito, no habrá cárceles donde quepa el pueblo”; “Pueden
encerrar los cuerpos, pero jamás las ideas”, se leía en cartulinas de colores.
A las
autoridades y sus representantes, federales y capitalinos, los
responsabilizaron por la suerte de sus “compañeros”: “Con el PRI volvió la
represión”; “Peña, farsante, que matas estudiantes”, “Peña: ¿a mí también me
vas a encerrar, golpear o matar por no quedarme callado?”, o “Marcelo, también
a ti te afloró el priismo represor”, se repetían.
Los
familiares de detenidos, al frente del contingente, denunciaron arbitrariedades
en las actas ministeriales en las que se les imputan varios delitos. El más
recurrente: ataques a la paz pública, que según les informaron se acredita con
incendios, inundaciones, uso de tóxicos o violencia extrema. Es un delito grave
que no alcanza fianza.
“Los
están tratando como terroristas. Los policías madrearon a los que defienden los
derechos de sus hijos. A los que contrataron para madrearlos por 300 pesos, no
los detuvo nadie”, dijo una señora de cabello cano y ojos irritados por la
falta de sueño.
María
Antonieta Sánchez caminaba en protesta por la detención “arbitraria” de su
nuera, Guadalupe Coutiño, mujer de su hijo Ulises, con quien paseaba en el
centro el sábado en la tarde. “No estábamos haciendo nada. Ni siquiera íbamos
por Juárez, como dice en la averiguación previa. Íbamos por Filomeno Mata.
Lo mismo
pasó con Claudia Trejo y una chica de nombre Yésica, según sus allegados. A
ella, sus custodios en el Ministerio Público 50 la insultaron durante los tres
minutos de llamada que tuvo para comunicarse con sus padres luego de su
detención. Todos coinciden en las irregularidades en las actas ministeriales.
También Rafael Adrián Romero.
El mismo
caso le sucedió a Regina López Martínez, estudiante y fotógrafa, quien estaba
tomando imágenes de la manifestación cuando la rodearon los granaderos y, a la
fuerza y sin razón, la privaron de su libertad. Sus padres viven en Austria. Se
hace cargo su amigo Alberto Cruz, que dijo a cada reportero que identificaba:
“Fue una injusticia. Estaba claro que era una estrategia. Con ella agarraron a
un bolero. Agarraban parejo con quien podían”, cuenta de su amiga quien, según
su relato, está “muy intranquila” y sin asesoría.
Liderando
las consignas marchaba una señora con un huipil morado. Sostenía una manta
blanca, que desbordaba sus brazos. “Peña Nieto: eres Echeverría. Los halconazos
se heredan. ¿Este es el nuevo PRI?”, se leía.
Ella
protestaba por Karim Alejandro Velázquez, de 16 años, hijo de Cristina Velázquez.
“Es un niño. Y él estaba conmigo. Íbamos de regreso del Zócalo (cuando lo
detuvieron), donde estuvimos protestando pacíficamente, no en los disturbios”.
La historia la cuenta Julia Klug. Ella llevó a Karim Alejandro a protestar,
movida por el dolor que no la abandona desde que su hijo fue asesinado en “la
guerra de Calderón”.
Avanzando
por avenida Hidalgo y Eje Central hasta llegar a 5 de Mayo y quedar frente a
Palacio Nacional, luego de una hora y media de protestar bajo el sol.
Sentados
todos en un inmenso círculo, se escucharon. Del movimiento #YoSoy132 se leyó un
comunicado. Acusaron tanto al gobierno federal como el capitalino de orquestar
una estrategia represiva contra la movilización social:
“Lejos
del discurso oficial que replican los medios, no se trató de una acción
disuasiva. Desde la instalación del cerco alrededor del Congreso se manifestó
una presencia absurda e intimidante de elementos policiacos y militares.
Durante la manifestación del día primero, presenciamos un inmenso despliegue de
las fuerzas del Estado en todos los trayectos de la manifestación y que durante
la jornada hostigaron, amedrentaron y agredieron a los diversos contingentes
que participaron de las protestas. Estas acciones implicaron la violación
sistemática de los derechos humanos de todos los manifestantes y derivó en
personas heridas de gravedad, como el caso de Kuy Kendall, de 65 años, en
estado de coma, presas y desaparecidas.
“Nosotros
repudiamos enérgicamente la estrategia orquestada por el Estado y exigimos la
liberación inmediata de todos los presos políticos de la jornada del primero de
diciembre. Lucharemos enérgicamente hasta la liberación de cada uno de ellos.
“Esta
represión es tan sólo una muestra de la política que se intensificará con el
gobierno de Enrique Peña Nieto y a la cual se ha sumado el Gobierno del
Distrito Federal, contra la que emprenderemos una nueva fase de resistencia
permanente. Vamos a sumar todas las voces. No seremos una historia más de
represión e inmunidad”, concluyeron para terminar entre gritos de libertad y
goyas. Publicado en Proceso
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