“La ciencia mexicana está en el mejor momento
de su historia”
Isaac
Torres Cruz | Academia
Destacado.
Octavio Paredes es investigador y fundador del Cinvestav-IPN Unidad Irapuato y
Premio Nacional de Ciencias y Artes, entre otros reconocimientos. foto: Isaac
Torres
Desde
hace algunos meses, la ciencia, tecnología e innovación han formado parte de
los temas que se discuten en la agenda nacional, han sido impulsados por
miembros de la comunidad científica y tenido una respuesta favorable en
políticos y miembros del sector productivo.
Desde las
campañas presidenciales, los temas adquirieron una importancia cualitativa en
los dos candidatos punteros; hoy con el inicio del periodo presidencial de
Enrique Peña Nieto se avizora el refrendo del apoyo al sector que desde
entonces prometió.
Esto de
parte de los políticos, pero en las instituciones de educación superior también
ha habido una unión que concretó el documento Hacia una Agenda Nacional en
Ciencias, Tecnología e Innovación, que compila algunas de las tareas
fundamentales para utilizar la ciencia y tecnología como motor de desarrollo
nacional, pero también de cómo hay que apoyarlas para lograrlo.
Para
Octavio Paredes, uno de los científicos más destacados del país y fundador del
Cinvestav-IPN Unidad Irapuato, estos factores han creado las condiciones para
pensar mejorar los sectores y obtener los recursos que necesitan para
transformar el conocimiento en bienestar para la sociedad mexicana.
“En la
historia de la ciencia mexicana estamos en el mejor momento, aunque no
significa que no encontremos en uno exitosamente elevado. Creo que hemos tocado
fondo y hay una enorme percepción de los funcionarios, incluyendo el
presidente, sobre el papel de la ciencia en el mundo y la debilidad que tiene
México en ésta”.
En
entrevista, el egresado de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN y
ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, apunta que el documento
Hacia una Agenda Nacional… —presentado a diferentes sectores de gobierno en
actos encabezados por el rector de la UNAM, José Narro— ha permitido unir
fuerzas e intereses comunes entre instituciones de educación superior.
El
documento y la asociación de diversos grupos, refiere, están creando un
ambiente importante para que haya mejores apoyos al sector, se realicen
reestructuras de de órganos científicos —como el Sistema Nacional de
Investigadores— y analicen, a través de la ciencia, los grandes temas
nacionales como la alimentación, agricultura, salud, cambio climático… y la
aplicación de la nanotecnología, biotecnología y energías renovables para
solucionar los retos que plantean. “Son temas que el Conacyt (o lo que ocurra
con él, en dado caso que se transforme en secretaría de Estado en los próximos
años) tiene que tomar en cuenta”.
EL 1% DEL
PIB PARA CYT. Uno de los temas que más han mantenido turgente los ánimos en los
científicos, rectores y miembros de la comunidad en la última década ha sido,
si bien también históricamente, el dinero. Son recursos para hacer investigación,
formar recursos humanos de calidad, desarrollar la infraestructura necesaria y
convertir el conocimiento en innovación.
Desde los
cambio a la Ley de Ciencia y Tecnología en 2004, donde se establece la
inversión del 1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional a la
ciencia y la tecnología, no ha habido incrementos sustanciales, en buena medida
por la falta de convicción de los gobiernos panistas de utilizar al sector como
palanca de desarrollo.
Ahora con
el cambio de gobierno, se atisba un cambio cuantitativo en este tema, pero
también hay que dar un salto cualitativo, que para Paredes es aprovechar mejor
los recursos destinados, ser eficientes.
“Hay que
incrementar el dinero gradualmente porque si ahora nos dieran el 1% del PIB no
tendríamos la estructura para usarlo adecuadamente. ¡Claro, vamos a ser muy
felices y viajaremos a París! (bromea), pero su eficiencia no será lo mejor”.
Además,
enfatiza, debe haber seguimiento a los pequeños y grandes proyectos financiados
con ese dinero público, porque actualmente todo puede resumirse como “una
maquinaria ineficiente de manejo de dinero, sueldos elevados, viajes
innecesarios, otorgamiento tardío de recursos”, en el ejercicio del dinero.
“Si eres
científico y no hay seguimiento, las cosas tienen una eficiencia menor a que si
se rinden cuentas. Debemos saber si se cumplen los objetivos o saber por qué
no”.
Para el
Premio Nacional de Ciencias y Artes, la calidad en el ejercicio de los recursos
monetarios debe reflejarse también en ejercicio de los recursos humanos. En
este sentido puntualiza que el Conacyt requiere de hacer un análisis del estado
de sus becarios: dónde están, qué hacen, cuáles son los centros de alta calidad
y “los chafas” a los que han sido enviados. “Hay que propiciar, con toda
contundencia, que vayan a los más grandes, a las grandes universidades del
mundo”.
En la
percepción de este biotecnólogo, los jóvenes becados por el Conacyt asisten
mayoritariamente a esas instituciones de baja calidad, a veces en Sudamérica y
España, pero también en Inglaterra y EU.
POLITÉCNICO.
De acuerdo con Paredes López, que ha dedicado su vida profesional a
investigaciones en torno a las propiedades fisicoquímicas de frutas, maíz,
trigo, frijol y amaranto, para su mejoramiento, todas estas acciones deben de
ir de la mano de la elección de funcionarios conscientes de los problemas
científicos del país, de aquellos que conozcan la “película” completa sobre
cuál es el estado de la ciencia y sepan cómo intervenir para su mejoramiento.
En este
sentido, la designación de Francisco Bolívar Zapata en el equipo de transición
del actual gobierno para los temas científicos es un buen signo, dice. De
designarlo a él al frente del Conacyt, señala, o a otro personaje que conozca
el sector, debe de haber seguridad de sepa “dónde estamos parados y del avance
de otros países y del retroceso del nuestro”, en el ramo.
Para el
científico, la elección de los dirigentes de las instituciones científicas y
educativas que requiere el país también permea sus intereses, muy particular en
el Instituto Politécnico Nacional, donde
busca su dirección, así como la democratización en la elección de sus
directivos.
Hace
algunas semanas, Octavio Paredes así como otros destacados politécnicos,
externaron su interés por competir con Yoloxóchitl Bustamante Díez, quien
buscará reelegirse el próximo año en la dirección del IPN.
Hasta
ahora no hay una vía institucional para participar en ese proceso y la elección
se limita a la designación presidencial. En este sentido, el investigador del
Cinvestav-IPN, busca despertar consciencia en la comunidad politécnica para
democratizar y transparentar este procedimiento, lo que sería un mayor triunfo
que ser el director de la institución, acota.
Sin
embargo, añade, Bustamante Díez ha mostrado una total indiferencia y no ha dado
respuesta a los politécnicos interesados para debatir el tema de manera
pública.
“No me
parece correcto lo que hace, permanecer escondida. Tenía que haber propiciado
que el consejo técnico del IPN llamara a las fuerzas politécnicas a reflexionar
a los que queremos dar nuestra visión de lo que requiere la institución, así
como hacer propuestas y consideraciones para un nuevo Politécnico”.
El
investigador ha puntualizado cuáles son a su parecer los aspectos que han sido
abandonados en la institución, así como la necesidad de mejorar su calidad
académica y de investigación.
Pero ya
sea desde el IPN o desde Irapuato, para Paredes todo forma parte de un mismo
objetivo: que los científicos y académicos demuestren a la sociedad que, con el
dinero que se les otorga, pueden generarle bienestar. “Que la gente se sienta
orgullosa del conocimiento generado en el país y que los científicos a su vez
sintamos que le servimos a la sociedad, que es la que nos da el dinero”.
En el
país el panorama se torna alentador con “las nuevas actitudes y el interés del
presidente, diputados y senadores”. Porque asegura que las condiciones están
dadas para ir induciendo cambios importantes y “hay elementos para que
caminemos en la dirección correcta”. Publicado en Crónica de hoy
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