Emilio Chuayffet: luces y sombras
KARLA
GARDUÑO
La
primera pregunta que se han hecho los especialistas al conocer la designación
de Emilio Chuayffet como Secretario de Educación Pública ha sido: ¿qué pasará
con la relación entre el gobierno de Enrique Peña y el Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE)?
Y es
que la relación de Chuayffet con la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, no
ha sido tersa.
Fueron
compañeros de bancada en la LIX Legislatura (2003-2006) y fue precisamente
Chuayffet quien sustituyo a Gordillo en la presidencia del grupo parlamentario.
Gordillo,
entonces Secretaria General del PRI, se granjeó la animadversión de sus
compañeros de bancada por apoyar al entonces presidente Vicente Fox en su
intención de aumentar el IVA. Chuayffet se encargó entonces de que la destituyeran
de la presidencia de la bancada y que la expulsaran del partido tres años
después, cuando decidió apoyar la campaña de Felipe Calderón y no la del
candidato de su partido, Roberto Madrazo.
En una
de las reuniones llevadas a cabo para discutir el tema de la coordinación de la
bancada, Gordillo le dijo a Chuayffet: “Licenciado, ¿qué epitafio quiere que
ponga en su tumba?”. La anécdota se conoció porque luego él la contó entre los
demás compañeros de la bancada y le llegó a algunos periodistas.
El diario
La Jornada recupera en su edición del 20 de noviembre del 2003 la crónica de la
destitución de Gordillo como coordinadora de la bancada: “El respaldo a
Chuayffet fue mayoritario. ‘Fuera, fuera, fuera!’, le exigieron a la maestra.
Otras voces sugirieron terminar con la reunión. El griterío se hizo más
intenso. Los elbistas pidieron ‘tener un poco de cordura’, y Gordillo pretendió
ofrecer una disculpa a Chuayffet: ‘Quiero disculparme con Emilio, siempre lo he
respetado’”, señala el texto.
En
2006, cuando salió del PRI, Chuayffet dijo que la maestra estaba “excomulgada”
del partido, y recibió respuesta: “Yo no profeso la religión de la mentira, por
ello, nunca estaré de rodillas en el altar de Roberto Madrazo. Esa es tarea de
individuos como Emilio Chuayffet”, dijo Gordillo en entrevista posterior a su
expulsión.
Pero la
relación de Chuayffet con Madrazo tampoco fue incondicional. El ex gobernador
mexiquense se encontró en una disyuntiva en la precampaña presidencial, puesto
que estaba obligado a apoyar a Arturo Montiel, a quien apoyó para llegar a la
gubernatura en 1999.
Cuando
se definió la lista de candidatos plurinominales al Senado en 2006, Madrazo
prefirió a Alfredo del Mazo que a Chuayffet, lo que provocó que éste amagara
con renunciar a la coordinación de la bancada priista. Ni se le dio la
candidatura ni renunció, pero se negó a participar en la campaña madracista y
cuando se perdió la elección, recomendó la refundación del partido.
“Debemos
hacer un análisis de la elección, de sus distintos aspectos, de nuestras
actuaciones en los distintos frentes y sobre todo entregarnos a la tarea de
propiciar la refundación”, dijo Madrazo.
Los puestos y sus pruebas
Dos de
los cargos más importantes desempeñados por Chuayffet no los concluyó. El
primero, como gobernador del Estado de México, lo dejó en junio de 1995 –dos
años después- para convertirse en el segundo secretario de Gobernación de
Ernesto Zedillo, en sustitución de Esteban Moctezuma.
Pero
ahí tampoco concluyó la gestión. En 1996, le tocó vivir el surgimiento del
Ejército Popular Revolucionario, al cual calificó de “pantomima armada” y
también tuvo que enfrentar el asunto de la matanza de Acteal en Chiapas el 22
de diciembre de 1997, cuando un grupo paramilitar mató a 45 indígenas totziles
mientras rezaban.
Las
críticas apuntaron a la Segob por su omisión y su ineficacia. De hecho, una de
las críticas vino del entonces líder del PAN, Felipe Calderón, quien dijo: “Ha
faltado conducción política eficaz, anticipación a los problemas de mediano
plazo, previsión política”.
El 2 de
enero, Chauyffet fue llamado a un encuentro con el presidente Zedillo en Los
Pinos y el 3 de enero él mismo renunció, alegando motivos “personales”. En su
lugar fue nombrado Francisco Labastida
El
periodista Miguel Ángel Granados Chapa expresó el sentir de algunos críticos en
su columna del 5 de enero de 1998: El gran fracaso de Chuayffet consiste en no
haber impedido el imperio de la muerte en Chiapas. “Estaban en sus manos las
herramientas políticas para hacer eficaz la negociación de San Andrés, que
alcanzó durante su permanencia en Bucareli su momento más alto y su peor
frustración. Chuayffet agregó a esa deficiencia otros dislates”.
Emilio y Enrique
Enrique
Peña Nieto trabajó como tesorero del Comité de Financiamiento del Comité Estatal
del PRI en 1993, durante la campaña a candidato de gobernador del Estado de
México de Chuayffet. Ahí comenzó su relación.
Luego,
el hoy Presidente fue secretario particular de Arturo Montiel, cuando este
llegó a la gubernatura del Estado de México impulsado por el mismo Chuayffet.
Cuando
fue diputado federal en la pasada legislatura, Chuayffet impulsó las reformas
que convenían a Peña Nieto para llegar a la Presidencia.
Hoy, el
que fue “maestro” en cierto modo de Peña Nieto, será quien lleve la agenda
educativa del país a cumplir con el Pacto por México, el cual da prioridad a
una reforma que incluye una mejor evaluación, servicio profesional de carrera,
escuelas de tiempo completo, acceso a tecnología y mayor cobertura.
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