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lunes, 3 de diciembre de 2012


Emilio Chuayffet, un dinocamaleón al frente de la SEP
ADRIÁN DE GARAY

Nadie puede negar la amplia experiencia política que caracteriza la trayectoria profesional de Emilio Chuayffet. Su larga presencia en diversos cargos de la Administración Pública Federal, en el Estado de México, en el desparecido Departamento del Distrito federal, en el Congreso de la Unión y el Congreso local de su estado y en su partido, el PRI, hablan de un personaje que cuenta con un colmillo político y de gestión administrativa como pocos miembros del gabinete anunciado por Enrique Peña. Es un dinosaurio, quién lo puede negar.

Como buen camaleón, ha logrado transitar por diversos puestos que implican habilidades, capacidades y conocimientos muy diversos. Desde ser el titular de la delegación Benito Juárez en la ciudad de México, en la época que Carlos Hank González era el Regente de la Ciudad de México, pasando por la Secretaría del Trabajo cuando su titular era Porfirio Muñoz Izquierdo. Director general fundador y posteriormente Presidente del Consejo General del Instituto Federal Electoral, Presidente municipal de Toluca, Gobernador del estado de México y Secretario de Gobernación, cargos que ocupó en la época de Carlos Salinas y de Ernesto Zedillo. Bueno, hasta la Procuraduría del Consumidor le tocó presidir. Es un camaleón, ¿alguna duda?

Miembro distinguido del grupo político del PRI de Atlacomulco, el ámbito educativo no le es ajeno. Fue Secretario de Educación, Cultura y Bienestar Social del Estado de México entre 1982 y 1987 cuando Miguel de la Madrid era presidente de la República y Alfredo del Mazo gobernador del Estado de México. Espacio en el que conoció y trató de cerca con Elba Esther Gordillo, líder vitalicia del SNTE, y a quien enfrentó posteriormente en el año 2003 cuando la destituyó de la coordinación parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional, razón por la cual, se dice, la líder gremial formó dos años después el Partido Nueva Alianza (Panal).

Visto así, pareciera ser claro que la designación de Chauyffet en la SEP tiene un propósito inicial claro, central: limitar, acotar o incluso excluir a Gordillo de la gran influencia que ha tenido para definir y evaluar las políticas públicas en la educación pública en México, particularmente en la educación básica durante los sexenios panistas. Si es así, bienvenido Lic. Chauyfett, porque una de las más importantes tareas que debe hacer la SEP es desarrollar la educación en México al margen de los intereses y prebendas del SNTE. Tan parece que será así que el día de la toma de posesión como Presidente de México, Enrique Peña adelantó que presentará, ante el Congreso de la Unión, una reforma que tiene como propósito modificar de fondo muchas de las “conquistas” que le han permitido a Gordillo mantenerse en el poder del SNTE, y reproducir una serie de privilegios a miles de profesores que no se merecen estar al frente de millones de niñas y niños.

En cualquier caso, su paso por un cargo público en el sector educativo fue corto y data de hace 25 años, lo que es preciso apuntar, pues nuestro sistema y la realidad educativa han cambiado de manera importante en un cuarto de siglo. Chauyffet no es, como diversas organizaciones civiles le demandaron a Peña cuando le expusieron el perfil del Secretario, un personaje reconocido en la sociedad por su trayectoria académica en el ámbito educativo, aunque por fortuna no tiene relación de compromiso con ninguna organización sindical.

No basta que sea un político de buena cepa y que tenga amplia experiencia en la administración pública, ni mucho menos. Necesitamos un secretario de la SEP que, a su vez, proponga y construya, en conjunto con la sociedad civil, un proyecto educativo nacional que permita a México avanzar de manera definitiva en cada uno de sus niveles educativos, desde la Educación Preescolar hasta la Educación Superior. Y para ello, es preciso que el equipo de colaboradores del nuevo secretario se constituya con personajes de probada experiencia, conocimiento de su área, honestidad, transparencia y dispuestos a escuchar las voces y propuestas de los expertos, así como de diversas organizaciones civiles relacionadas con la educación mexicana. Esperemos que así sea, ya habrá tiempo de comentar al respecto.

En el terreno de la Educación Superior, Chauyfett se enfrenta ante el posicionamiento que hizo la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, la ANUIES, con el documento “Inclusión con Responsabilidad Social”, signado por 165 universidades e Instituciones de Educación Superior, tanto públicas como privadas de todo el país, que atienden al 80% de la matrícula de alumnos que cursan estudios de licenciatura y de posgrado. En el citado documento se hacen una serie de propuestas que distan claramente en muchos aspectos de las políticas aplicadas hacia la educación superior, al menos en los últimos doce años.

En los próximos meses, en el contexto de la presentación del programa educativo del sexenio, podremos dilucidar con cierta precisión si, en efecto, el regreso del PRI al gobierno federal trae una nueva propuesta educativa, o seguiremos con más de lo mismo, esto es, viviendo en la “República de los Indicadores” que ya ha llegado a su límite histórico. Y también podremos evaluar la respuesta que haga la propia ANUIES.

Por lo pronto, en breve conoceremos el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, y veremos en qué medida el “compromiso” de Enrique Peña por auspiciar que se destine el 1.5 por ciento del PIB a la Educación Superior nos lo firma y nos lo cumple. Publicado en Educación a debate

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