Crear
ciudadanos con conciencia cívica, esfuerzo no de un sexenio, sino de
generaciones
Educación,
una de las prioridades nacionales urgentes: Pérez Tamayo
Nuestra
ciencia y tecnología están subdesarrolladas; todavía no pertenecemos a la
sociedad del conocimiento, dependemos de gente que sabe hacer cosas que
nosotros no, afirma en entrevista
Laura
Poy Solano
En
México la educación debe estar dirigida a la búsqueda del desarrollo de la
sociedad, pero también a alcanzar una mejor calidad de vida para los mexicanos,
afirma Ruy Pérez Tamayo, médico, profesor y uno de los científicos mexicanos
más destacados por sus aportaciones al conocimiento y la divulgación
científica.
En
entrevista con La Jornada, reflexiona sobre temas como ciencia, conocimiento y
sobre todo, la educación una de las prioridades nacionales más urgentes, pues
asegura que sirve para crear ciudadanos con conciencia cívica, pero advierte
que alcanzar esta meta no será esfuerzo de un sexenio, sino de generaciones.
Con
motivo de la entrega de la medalla José Vasconcelos –galardón que sólo se ha
entregado en siete ocasiones desde 1946 a los más distinguidos científicos,
intelectuales y artistas mexicanos–, otorgada en noviembre pasado por el
Seminario de Cultura Mexicana, distinción que compartió con su amigo, el poeta
Rubén Bonifaz Nuño, asegura que entre las 10 razones para ser científico en un
mundo de transformaciones está no envejecer nunca.
–En
una nación que enfrenta tantos retos como abatir la pobreza, la desigualdad y
la inseguridad, ¿por qué apostar por la ciencia y la educación?
—Tenemos
tantas necesidades porque nuestra ciencia y tecnología están subdesarrolladas.
Nosotros no pertenecemos todavía a la sociedad del conocimiento. Dependemos de
la gente que sabe hacer cosas que nosotros no.
Nuestro
país está subdesarrollado, pero esa no es la razón por la cual ciencia y
tecnología están subdesarrolladas, es al revés. México está en esta condición
porque la ciencia y la tecnología no se han desarrollado, ésa es la causa.
—¿Y
cómo hacer para que eso se revierta?
—Necesitamos
establecer prioridades para el desarrollo de nuestro país, el fundamental es
educación. Ese es nuestro problema central, pero necesitamos una educación
dirigida al desarrollo de la sociedad, del país. Necesitamos conocimiento,
saber hacer las cosas para no tener que comprarlas a los que sí la saben hacer.
¿Ciencia para qué? Para que la sociedad y la calidad de vida del mexicano sean
mejores, para eso sirve el conocimiento.
—¿Qué
se necesita primero: convencer a la clase política o a la sociedad para empujar
estos cambios?
—Las
dos cosas. La sociedad debe tomar mayor iniciativa en la promoción de las
actividades que le van a beneficiar, pero también que las autoridades se den
cuenta que no se trata de ganar las elecciones y de que mi partido esté en el
poder, o de que yo avance como personaje. Se trata que los funcionarios se den
cuenta que tienen una responsabilidad cívica y se deben a la sociedad, que lo
que tienen que hacer es mirar por el beneficio de los ciudadanos, no del
partido político al que pertenecen ni a su persona como miembros de éste.
Esto
es un problema de educación. ¿Para qué sirve la educación? para crear ciudadanos
con conciencia cívica, y eso no existe todavía, porque la educación en nuestro
país está en manos de gánsters. La lideresa del sindicato (magisterial) es una
delincuente y se ha mantenido en este sitio a base de corrupción. Esto lo
sabemos todos y, sin embargo, está ahí.
—Como
sociedad, ¿enfrentamos una crisis ética?
—Sí,
pero la ética también se aprende. Es algo que se puede imbuir en los niños
desde que son pequeños. Que vean cómo se tiene que comportar un ser humano que
vive en sociedad, que se debe a los demás. En el momento en que se deja de
pensar de manera egoísta, la sociedad va a mejorar.
La
primera razón para ser científico es para no envejecerFoto Francisco Olvera
El
problema es que no es una meta a corto plazo. Esto no lo puede hacer un régimen
que dura seis años. Tiene que ser un plan nacional que se transforme en ley
constitucional para que no lo puedan cambiar de un sexenio a otro. Y una vez
establecido en la Constitución, hay que definir cómo se va a estructurar el
programa educativo del país, entonces ya está protegido de la politiquería, de
la ambición personal y partidista.
—¿No
es suficiente con la reciente reforma educativa?
—Claro
que no, seguro.
—Si
la educación es la clave para impulsar al país, ¿por dónde empezar?
—El
problema es complejo, pero debemos mejorar la educación de los maestros, el
presupuesto que se da a educación y los programas de enseñanza. Todo tiene que
hacerse simultáneamente; si no, no va a funcionar.
“Si
hay un obstáculo grande, por más que se aporten cosas benéficas vamos a
tropezar. Primero debemos aceptar que todo esto está muy mal, todo el sistema
(educativo), y que vamos a mejorarlo todo, se puede hacer.
Se
ha hecho en otros países, nada más hay que abrir los ojos, ver cómo se hace y
proceder a hacerlo, pero de manera sistemática y continua durante generaciones,
esto no se puede hacer en un plan sexenal. Cada gobierno sale con un plan
nacional de desarrollo diferente que no se lleva a cabo. Es pura palabrería. Lo
que se necesita es transformar nuestra ley de manera que esté dirigida a
mejorar la calidad de vida de la sociedad.
—¿Qué
papel tiene la divulgación científica en la formación de una persona?
—Es
una forma de educación del público. Lo que se divulga son dos cosas: por un
lado, la estructura de la ciencia. Lo que representa la postura científica
frente a la naturaleza, a la realidad, qué es lo que hace el científico, cómo
se enfrenta a la realidad. La divulgación científica sirve para extender, hasta
donde sea posible, la postura crítica del científico.
“La
otra parte es el contenido de las diferentes ciencias: economía, física,
química, antropología, la forma en que se conoce la realidad.
“La
ciencia yo la defino como una actividad humana creativa cuyo objetivo es la
comprensión de la naturaleza, y cuyo resultado es el conocimiento estructurado,
obtenido por medio de un método científico (…) De hecho estoy entregando este
mes un libro que se llama Diez razones para ser científico, que está dirigido a
estudiantes de secundaria y preparatoria”.
—Díganos
algunas de estas razones.
—La
primera razón, para no envejecer (...) el científico siempre está tratando de
descubrir nuevas cosas, esto te mantiene joven. La segunda es para no tener
jefe, porque se necesita independencia intelectual, para poderse desarrollar y
escoger la manera como vas a investigar. Otra es para hacer lo que más te
gusta. Hay la idea de que nacemos con ciertas inclinaciones, la vocación. Creo
que uno hace bien lo que le gusta, porque en la vida casi todo es aprender: a
nadar, a jugar tenis, a hacer ecuaciones de segundo grado, y lo que haces bien
te gusta. Si haces bien la investigación científica, haces algo que te gusta, y
esa es otra razón para ser científico. Publicado en La Jornada
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