Cómo y desde dónde se
configuran las políticas educativas
PEDRO
FLORES CRESPO
Hace más
de diez años, Pablo Latapí Sarre escribió un artículo en donde cuestionaba al
gobierno de Vicente Fox (2001-2006) por pensar que la pobreza – y otros
problemas, como el levantamiento armado en Chiapas – podía resolverse si se
abocaba a dar resultados; a emprender la acción sin tomar seriamente en cuenta
las discusiones teóricas que existían sobre pobreza y desigualdad. Para Latapí,
el “flanco débil” del gobierno foxista fue privilegiar el pragmatismo en
asuntos que requerían – y requieren – no sólo acciones concretas, sino también
una reflexión analítica profunda.
Si bien
no podemos ser presas de las teorías (o ideologías) para actuar, tampoco
podemos omitir que la acción o las políticas públicas parten de referentes
(epistemologías) previamente reconocidos, explícita o implícitamente, por los
gobiernos. Analizar y discutir estos referentes es uno de los objetivos de la
Red Latinoamericana de Estudios Epistemológicos en Política Educativa (RELEPE).
Esta red adopta un enfoque original para analizar la política educativa pues
centra su atención en saber cómo se produce el conocimiento en este campo de
estudio, cómo se ha construido históricamente en cada país y cómo podemos hacer
que los distintos enfoques epistemológicos se relacionan con la realidad, es
decir, cómo el pragmatismo de un gobierno como el foxista, por ejemplo, pudo
haber sido utilizado para configurar políticas sociales orientadas a reducir la
pobreza y la desigualdad.
Como
puede verse, hablar de la epistemología de la política educativa – por más
rimbombante que parezca – es un tema de estudio que todo estudiante o académico
puede abordar con relativa facilidad. La RELEPE, a mi juicio, ha tenido el
mérito de poner sobre la superficie un tema que inevitablemente está presente
en los procesos de política, pero que no es advertido y analizado de manera
explícita. La forma en cómo construimos conocimiento en el campo de la política
educativa toma visibilidad gracias al trabajo que esta red desea impulsar.
La RELEPE
organizó las primeras jornadas latinoamericanas de estudios epistemológicos en
política educativa el 15 y 16 de noviembre en la Universidad Nacional de Tres
de Febrero (UNTREF) de Argentina. Ahí destacaron por lo menos tres puntos. El
primero fue la introducción de un punto de inflexión en la manera de analizar
las políticas educativas de nuestra región. Esto se explica por la original
perspectiva adoptada por la RELEPE y quizás también por el relevo generacional
de investigadores, muchos de ellos jóvenes y académicamente formados fuera de
los países de origen.
En
segundo lugar, se puso de manifiesto que la discusión sobre las epistemologías
de la política educativa es un campo amplio de estudio; por lo tanto, habría
que incluir en los próximos encuentros a otros actores que no sólo provengan de
la rama académica, sino también de la política y de la escolar (maestros, sobre
todo). Asimismo, se recomendó incluir debates sobre temas que parecen claves
para hacer florecer este campo como la construcción de la realidad en cada país
latinoamericano, así como las variantes metodológicas.
Tercero.
Aunque se hizo énfasis en ciertas perspectivas comunes y muy populares en
América Latina (e.g. emancipación, marxismo, “colonialidad del saber”, teoría
crítica), las jornadas en particular y la RELEPE en general parecieron más
proclives a tener una posición plural y amplia. De hecho, hubo un panel de
expertos latinoamericanos que hablaron sobre cómo se estudia la política
educativa de nuestra región desde Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Este
panel constituyó una gran oportunidad para pensarse desde “afuera” y, en mi
caso, me sirvió para reflexionar por qué se reproducen ciertas modas o se
privilegian autores en las formas de analizar las políticas educativas de
países como México. La escuela estructuralista y reproduccionista francesa
sigue prevaleciendo no sólo en México, sino en los otros países de la región.
¿Por qué? Habrá que investigar.
También
se quiso llamar la atención en la necesidad de revisar y discutir los modelos
(epistemológicos) binarios, es decir aquellos que construyen conocimiento a
partir de los opuestos tales como el dialectismo, dualismo, dicotomismo y
maniqueísmo. El maniqueísmo aterriza recurrentemente en el campo de la política
comparada y más específico, en una de sus ramas: la transferencia de política o
el policy transfer. El maniqueísmo, asienta Marcos Barrera, se deriva de un
modelo epistemológico “original” que es el esoterismo, el cual postula que el
conocimiento es producto de condiciones ajenas a la humana. ¿Suena esto raro?
No tanto. ¿Cuántas veces no ha escuchado usted decir a algún intelectual,
político, académico o actor social – disidente, sobre todo -, que la política
educativa de México la dicta el Banco Mundial, la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) o alguna otra fuerza del más allá?
Si lo escucha, piense que detrás de su forma de concebir la realidad hay una
posición determinada que refiere a una epistemología. Ve que no es tan difícil
entrar a este campo de estudio; visite entonces www.relepe.org y suscríbase. Artículo
publicado en Campus Milenio
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