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martes, 19 de marzo de 2013


Postgraduados sin futuro
Editorial El Universal

Mucho se ha insistido en que la educación es el pilar del desarrollo nacional, y que la educación superior en todas las ramas, pero especialmente en ciencias, pondrá a México entre los países miembros de la sociedad del conocimiento, lo que nos garantizaría
mejores niveles de crecimiento y desarrollo.

Sin embargo, un estudio de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) hace que detengamos en seco esta aspiración, frente a la realidad de que aun cuando no tenemos el número de profesionistas de alto nivel que se requieren para mover al país hacia adelante, tampoco hay los puestos de trabajo necesarios para recibirlos, ni la capacidad económica para recompensarlos.

Durante la última década en México la tasa de universitarios desempleados pasó de 1.9% a 4.3% del total de profesionistas en el país.

La sobrecalificación que alcanzaron los jóvenes, incluso con estudios de maestría y doctorado, frente a la oferta de trabajo y la elevada cantidad de profesionales en áreas tradicionales provocaron además que los salarios para este sector tuvieran un gran deterioro.

Esto nos obliga a replantear lo que estamos haciendo en materia de educación superior y a revisar si la orientación vocacional está sirviendo para en verdad armonizar las aspiraciones personales de los estudiantes con lo que el país necesita. Tenemos que preguntarnos si la matrícula nacional no se está desequilibrando hacia el lado de carreras ya sobresaturadas, mientras que se quedan sin masa crítica estudiantil las carreras que el país más necesita y que ofrecen mejores condiciones laborales.

Asimismo, urge validar la densidad de matrícula con lo que el mercado de trabajo está pagando, porque existe en el país la tendencia hacia un constante deterioro de los sueldos y prestaciones laborales, lo que lejos de premiar el esfuerzo educativo de nuestros mejores estudiantes, fomenta la fuga de cerebros y el subempleo.

Son lamentables los casos en los que universitarios postgraduados se dedican a empleos y oficios muy por debajo de lo invertido en ellos por parte del Estado. Si no somos capaces de aprovechar nuestro talento, difícilmente saldremos adelante como país. Publicó El Universal

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