Jóvenes
preparados, sin ofertas de trabajo
REDACCIÓN
Durante la última
década en México las expectativas de los egresados universitarios por una mejor
vida no se cumplieron. La sobrecalificación que alcanzaron los jóvenes, incluso
con estudios de maestría y doctorado -frente a la oferta de trabajo y la
elevada cantidad de profesionales en áreas tradicionales- hicieron que el
desempleo de universitarios creciera y que los salarios para este sector de la
población tuvieran un “notable deterioro”, al pasar de 11 mil 451 pesos a 9 mil
272 pesos mensuales, revela un estudio de la Asociación Nacional de
Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
El reporte
también señala que creció el número de universitarios que a pesar de contar con
estudios de nivel licenciatura no buscan emplearse, lo que representa un
“lamentable desperdicio” para el país. El número de los desempleados
universitarios creció al pasar en el año 2000 de alrededor de 800 mil
profesionistas inactivos a 1.4 millones en el año 2009.
Equivale a que
uno de cada seis profesionistas estaba desempleado, concluye el estudio
“Mercado laboral de profesionistas en México”, el segundo estudio que solicitan
los rectores en dos décadas para medir la incorporación de los egresados
universitarios al empleo.
La tasa de
universitarios desempleados pasó de 1.9% a 4.3% del total de profesionistas en
el país en la última década. En el periodo de estudio, los egresados universitarios
en el mercado laboral pasaron de 4.2 millones a 6.6 millones, lo que significa
que cinco de cada seis profesionistas radicados en México se encontraron en el
mercado laboral, desempeñó o buscó desempeñar alguna actividad económica.
Al medir el llamado
desempleo abierto, el estudio refiere que mientras en el año 2000 sólo se
contabilizaron a 95 mil 900, en el año 2009 esa proporción se elevó hasta 340
mil, “lo que representó una asombrosa tasa de crecimiento de 15% medio anual,
superior a la de por sí elevada tasa de 10.1% anual registrada por el aumento
del desempleo general en el país.
“Ello significa
que la incidencia del desempleo fue mayor (y más generalizada) entre los
profesionistas nacionales que entre la población adulta en general, lo que sugiere
un sesgo sobre el personal más calificado, derivado, muy probablemente, de la
naturaleza de las repetidas crisis sufridas por nuestra economía en estos nueve
años”.
El desempleo
entre los universitarios derivado de la sobrecalificación es un fenómeno que se
presentaba en Reino Unido, Italia, China y Perú, y que ahora también es una
realidad en nuestro país.
En la
presentación del estudio, el secretario general de la ANUIES, Rafael López
Castañares, asegura que la educación superior representa para cualquier persona
la oportunidad de acceder a mejores expectativas de vida.
“Sin embargo,
esta aspiración no siempre se cumple ya que es evidente la insuficiencia de
fuentes de empleo debidamente remuneradas para quienes se forman en las
universidades e instituciones de educación superior, independientemente de su
naturaleza pública o particular”.
En el periodo de
estudio, los egresados universitarios en el mercado laboral pasaron de 4.2
millones a 6.6 millones, lo que significa que cinco de cada seis profesionistas
radicados en México se encontraron en el mercado laboral, desempeñó o buscó
desempeñar una actividad económica.
Sólo que tres
cuartas partes de los universitarios obtuvieron remuneraciones por medio de
sueldo fijo y menos de uno de cada cinco a través de honorarios o en proporción
a la ganancia. El resto tuvo un ingreso por trabajo a destajo, comisión o
propinas, y dos de cada 100 declaró no percibir ingresos por los servicios
desempeñados, por trabajar en una empresa familiar.
El estudio coordinado
por Enrique Hernández Laos y en el que participaron Ricardo Solís y Ana Fedora
Stefanovich, señala que existen poco más de 530 mil “inactivos disponibles” que
estaban en condiciones de inactividad (buscando trabajo, estudiando, se dedicó
a los quehaceres del hogar, pensionado o jubilado), pero interesados en
trabajar si les ofrecieran una empleo.
Durante los
primeros 10 años de los gobiernos panistas (Vicente Fox y los primeros tres de
la administración de Felipe Calderón) la proporción de profesionistas ocupados
en relación con la población nacional activa disminuyó de 82.1% en el año 2000
a 79.9% en 2009, “aumentando de manera notable el porcentaje de profesionistas
sin empleo”.
Los egresados
sólo lograron emplearse en “ocupaciones medianamente y poco profesionalizadas”.
En el estudio
anterior que abarcó de 1990 a 2000 señalaba la precariedad del empleo para los
universitarios, en el que enfatizaba que ante la falta de empleo para ellos se
ocupaban como taxistas, comerciante, incluso ambulantes, o empleos marginales.
Una década
después no se hace señalamiento de manera específica de esas actividades.
Refiere que la mayoría: 3 millones 303 mil se emplearon en “otros servicios”
incluidos los educativos, del cuidado de la salud y los de carácter profesional;
luego le siguen los ocupados en actividades del comercio, restaurantes y
hoteles y también los ocupados dentro del gobierno o las manufacturas.
Por el tamaño de
los establecimientos uno de cada cinco ejerció como profesionistas
independientes, los cuatro restantes se desempeñaron en trabajos independientes
en empresas de cada vez menores dimensiones.
Entre 2000 y
2009, el total de profesionales ocupados en micro, pequeñas y medianas empresas
aumentó de 22.4% a 50.9%, en tanto que los empleados en grandes empresas se
redujo drásticamente, pasando de 58% a 26.2% en 2009.
Si bien uno de
cada cuatro trabajó jornadas de tiempo parcial (menos de 35 horas a la semana),
se redujo, por otra parte, la importancia de quienes se desempeñaron a tiempo
completo (de 35 a 48 horas semanales), los cuales formaron alrededor de la
mitad de los profesionales ocupados.
Explica que se
incrementó de manera marginal el número de quienes laboraron jornadas mayores
(más de 48 horas a la semana) que, para 2009, correspondía a uno de cada cuatro
ocupados.
Publicado en El Universal
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