Alejandra
Bravo y Mario Soberón deben renunciar a sus cargos en el Instituto de
Biotecnología
El Consejo Técnico de
la UNAM ratifica sanción a científicos
La
universidad actuó conforme a los estándares internacionales: siguió un proceso
interno, el caso lo analizó una comisión externa y se avisó a las revistas en
las que se publicaron los artículos, afirma
Emir
Olivares Alonso
Entre
voces que se pronunciaban por una "sanción ejemplar" y otras que
afirmaban que no había manera de medir qué era un castigo de ese tipo, el
Consejo Técnico de la Investigación Científica (CTIC), de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), ratificó la sanción impuesta por el
Instituto de Biotecnología a los investigadores Alejandra Bravo y Mario Soberón
(separación de sus jefaturas) por haber "manipulado" imágenes en
diversos artículos para enfatizar los resultados de sus estudios sobre la
bacteria Bacillus thuringiensis (BT).
Durante
la sesión ordinaria del CTIC y en medio de una polémica, los integrantes de ese
órgano colegiado conocieron y debatieron el tema. Se dijo que la UNAM actuó
conforme a los estándares internacionales: seguir un proceso interno, que el
caso fuera analizado por una comisión externa y avisar a las revistas en las
que se publicaron los artículos.
"Falla
menor"
Al
finalizar la reunión, Carlos Arámburo de la Hoz, coordinador de la
Investigación Científica, señaló que si bien los científicos incurrieron en una
falla "menor", ésta "no afectó las conclusiones de los
resultados" de sus análisis. Agregó que así lo han corroborado las
revistas en las que se publicaron los artículos y que fueron avisadas de esa
alteración.
En tanto,
trascendió que en algunos sectores de la comunidad científica de la institución
se han manifestado molestia, crítica y desconcierto en torno al asunto, pues
"el prestigio de la universidad y de la ciencia mexicana están en
riesgo". Han insistido en una "sanción contundente".
Arámburo
de la Hoz dijo que la UNAM actuó con base en los lineamientos internacionales
"y desde ese punto de vista ha salvaguardado su prestigio. Este caso se
analizó, se vio cómo era, se dimensionó y se actuó en consecuencia. No se trata
de decir que todo es blanco o negro".
El martes
pasado, La Jornada dio a conocer que ambos investigadores fueron sancionados
por "manipulaciones inapropiadas y
categóricamente reprobables" de imágenes sobre estudios de la bacteria BT.
Este caso
salió a la luz luego que investigadores canadienses publicaron en mayo el
estudio “Revisión crítica de los modelos que existen para explicar la forma de
actuar del Bacillus thuringiensis (BT)” en El Sevier.
Ante esa
situación las autoridades del instituto abrieron una investigación y el asunto
fue enviado para su análisis a una comisión externa, integrada por Rubén
Lisker, director de Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y
Nutrición; Rosario Muñoz, profesora de la Facultad de Química de la UNAM, y
Jean Philippe Vielle Calzada, investigador del Laboratorio Nacional de Genómica
para la Biodiversidad del Instituto Politécnico Nacional.
Ese
comité evaluó alrededor de 11 estudios de Bravo y Soberón, y concluyó que al
menos en dos de sus artículos había "evidencias claras y contundentes de
manipulaciones inapropiadas y categóricamente reprobables". El reporte fue
presentado ayer ante el CTIC de la UNAM.
Por ello,
el instituto decidió aplicar diversas sanciones, entre ellas las
"renuncias" de Bravo a la presidencia de la Comisión de Bioética y de
Soberón a la jefatura del Departamento de Microbiología Molecular. Además, por
propia voluntad, la investigadora renunció como tesorera de la Academia Mexicana
de Ciencias, cargo para el que había sido electa recientemente.
Asismismo,
a ella se le retiró el nombramiento de líder académico con todos sus
privilegios y quedó adscrita al Departamento de Microbiología Molecular como
investigadora adjunta. Luego de tres años, podrá solicitar al consejo interno
del instituto la restitución de ese nombramiento. En ese periodo, ni ella ni
Soberón podrán admitir nuevos estudiantes.
Polémica
En la
sesión del CTIC se dio una polémica en torno a esa "manipulación". Algunos
de los consejeros afirmaron que para muchos colegas modificar una figura podría
representar "fraude", pero para otros "sólo es mejorar
algo".
Algunos
se centraron en la necesidad de aclarar la situación a la comunidad, por lo que
era necesario usar la respuesta que las revistas habían enviado.
Arámburo
de la Hoz enfatizó que la conclusión central del CTIC “es que la UNAM cuenta
con los mecanismos para detectar una situación (de este tipo), por lo que se
actuó con base en estándares internacionales: en primer lugar se hizo una
revisión interna, después se envió a una comisión externa –formada por expertos
de gran calidad y reconocimiento moral– para su análisis y, con base en las
recomendaciones de ésta, el instituto decidió aplicar una serie de sanciones.
Además, los propios investigadores han dado a conocer a instancias nacionales y
del extranjero cómo se desarrolla el proceso”.
Agregó
que también se dio aviso de la "manipulación" a las publicaciones
involucradas. "Varias han respondido y han incluido las correcciones
correspondientes y otras han dicho que sólo es necesario poner una notita en la
que se aclare el tipo de modificación que se hizo. Aún nos falta que algunas
revistas nos envíen sus puntos de vista."
Por otro
lado, miembros del subsistema de investigación –que por el momento evitaron dar
sus nombres– recaban firmas para llevar el caso al Consejo Universitario y
demandar que Bravo y Soberón salgan de la UNAM. Publicado en La Jornada
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