Maestros
con el síndrome de Peter Pan
Guillermina Gómora
Ordóñez
No hay marcha atrás.
La administración de Enrique Peña
Nieto enfrenta el desafío de vencer el cambio a la resistencia
manifestada violentamente por los maestros que militan en la Coordinadora Nacional
de los Trabajadores de la Educación (CNTE) y algunas secciones del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE). La oposición magisterial se ha convertido en una
fuente de conflicto de alto riesgo para el gobierno priista luego de la adhesión
de grupos radicales y armados, y urge desactivarla antes de que se extienda el
contagio.
Al respecto, el
senador Juan Carlos Romero Hicks, presidente de la Comisión
de Educación del Senado, considera que en el país
lo que se requiere es un Estado de derecho y precisa: “hay
que pedirle a la autoridad que proceda: es el diálogo
y la ley son los dos caminos, se van escuchar todas las voces, pero se debe
cumplir la ley. Dejar de ir a clases no es un derecho laboral, bloquear una
vialidad o atentar contra el orden público eso no es un derecho, es una
violación flagrante a las mínimas
normas de convivencia. Lamentablemente algunos de estos profesores creen que el
único camino para avanzar es a través
de la presión y la agresión.
Hay que diferenciar entre presión y faltas a la ley, entonces no se
puede negociar un derecho faltando a la ley. El niño
por qué tiene que pagar la factura de un
profesor que por más justa
y noble que sea su causa deja de
ir a clase, eso no es un derecho, eso es un incumplimiento y esas normas tienen
que modificarse, como se ha dicho de
manera más
clara: quien no trabaja, no tiene por qué recibir una remuneración
salarial”.
Más
claro ni el agua, el derecho a una
educación de calidad no debe estar sujeto a
jaloneos y mezquindades políticas, hay que construir un sistema
incluyente donde participen maestros, autoridades locales y federales, padres
de familia e investigadores, a fin de desarrollar mecanismos y esquemas que
contribuyan a la inserción productiva de los egresados, como lo
advirtió el secretario de Educación,
Emilio Chuayffet: “una sociedad basada en el conocimiento
es más competitiva, más sólida
y más equitativa”.
De lo contrario, seguiremos con datos lamentables como el revelado por
Carolina Viggiano, directora general del Consejo Nacional de Fomento Educativo
(Conafe), quien informó que en México
“aún hay 1.5 millones de niños
y jóvenes de cero a 17 años, que no pueden ejercer su derecho a
la educación”. Sobre todo en comunidades rurales.
La cruzada no debe
frenarse. En las cámaras de Diputados y de Senadores la
fracción del PRD busca impulsar en la agenda
legislativa y llevar al pleno la propuesta “tropical”
del gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, mientras que en la que preside Juan
Carlos Romero Hicks se revisan las cinco ternas para integrar la junta de
gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación
Educativa (INEE).
Por ello, el senador
Romero Hicks propone considerar cuatro aspectos básicos
en la reforma educativa. “Primero: el derecho a recibir una
educación de calidad que merece la población,
y fue incorporado al artículo tercero de la iniciativa
presidencial. Segundo: Obligatoriedad
para evaluar al personal docente, supervisores y directivos desde el
primer ingreso y durante la permanencia”. Aquí
reconoce que se trata de un tema
delicado, porque hay que equilibrar el derecho a la educación
con los derechos laborales. Sin embargo,
advierte, “no vamos a poner uno sobre el otro. Los
dos deben cumplirse. La evaluación es obligatoria y tiene consecuencias.
Tercero: Se incorporó por primera vez al texto de la
Constitución
el derecho de los padres de
familia, los maestros y la sociedad civil para poder participar en propuestas sobre contenidos
educativos. Cuarto: el INEE tiene que conservar la responsabilidad de evaluación
del sistema y la recomendación de
políticas públicas,
como organismo desconcentrado de la SEP con características
de rango constitucional autónomo”.
A diferencia de la
postura radical e intransigente de los
integrantes de la CNTE en Guerrero, que se niegan a ser evaluados, el
presidente de la Comisión de Educación
de la Cámara alta, Juan Carlos Romero Hicks,
admite que se deberá conciliar y “encontrar
modelos susceptibles de adaptar a fin de que sea obligatoria durante el ingreso
y para la permanencia. En caso de que eventualmente el desempeño
del maestro no sea el mínimo aceptable, habrán
de considerarse mecanismos alternativos para poder remediarlo. Por ejemplo,
mayor formación, reubicación
en algunos casos y segundas y terceras oportunidades de examen sobre las que
se dialogará
y posiblemente se incluirán en la ley de servicio profesional docente”.
La postura del senador no admite titubeos al asegurar que la evaluación
es obligatoria y tiene consecuencias,
establecidas en la Constitución, y que no hay una fuerza mayor que la letra y espíritu
de la carta magna.
Sin duda, cualquier
cambio en los procesos y actividades cotidianas provoca rebeldía,
es inherente al comportamiento humano individual y organizacional. En cierto
sentido resulta positiva, porque estimula el debate y da como resultado mejores
decisiones. Pero existe una desventaja definitiva en la resistencia al cambio,
obstaculiza la adaptación y el progreso; por ello, porque las
transformaciones no son monedita de oro, se debe negociar y vencer la oposición
sin perder la esencia de las reformas, privilegiando el interés
público sobre el particular.
Vericuentos
La del Puebla en el
IFE
Y no aprenden en el
Instituto Federal Electoral (IFE). Ayer por la
tarde el organismo anunció oficialmente como desierta la licitación
pública internacional para renovar la totalidad de las
credenciales electorales de este país (alrededor de 82 millones de
micas) que implicaría
una erogación de alrededor de mil millones de
pesos. Según
el fallo, ninguna de las empresas finalistas cumplió
con los requisitos exigidos por las bases. Lo cierto es que hubo una declinación
por parte de 23 empresas aspirantes al
contrato, que no vieron con buenos ojos los requisitos que les pedía
el IFE, pues al parecer advirtieron que los datos estaban cargados y había
ganador predeterminado: SAGEM-Morpho, empresa francesa finalista de esta
licitación y que ya cuenta con el contrato
actual. Por cierto, esta compañía fue la que se llevó
a París el año
pasado al director del Registro Federal de Electores, Juan Manuel Guerra, por 5
días con 5 acompañantes. Un dato más:
por estos días Guerra anda de viaje, ¿en
París de nuevo?, mientras la licitación
más importante de su gestión
se viene abajo. Esperemos que no se esté configurando una invitación
a tres proveedores o una adjudicación directa, sobre todo porque el padrón
electoral está impecable, ¿o
no? Y eso de la nueva credencial no es urgente, ¿o
sí? (Excélsior)
No hay comentarios:
Publicar un comentario