Foro de cultura y arte en la SEP: Fortalecer la
relación educación-cultura
JUDITH AMADOR TELLO
MÉXICO, D.F. (apro).- Aunque
en esencia los lineamientos esenciales de la política cultural en México se
mantendrán (difusión de la cultura, protección al patrimonio, estímulos a la
creación, fomento al libro y la lectura, entre otros) como lo anunció Rafael
Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
una semanas después de asumir el cargo, por mandato de ley se han realizado los
foros de consulta ciudadana para la elaboración del Programa Nacional de
Cultura (PNC), derivado del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2012-1018.
Para Rafael Tovar, quien
tiene la experiencia de haber llevado a cabo ya este procedimiento cuando creó
el PNC en el gobierno de Zedillo, se trata de una plataforma que recoge las
ideas, propuestas y experiencias de los miembros de la comunidad cultural.
“Como corresponde a este
proceso de elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, la trayectoria de
nuestros creadores habla por sí misma, para saber que estamos escuchando
palabras sabias, palabras con contenido y propuestas que podrán hacer una mejor
vida cultural en nuestro país”.
Lo señaló así durante la
realización del Foro de Cultura y Arte en la sede de la Secretaría de Educación
Pública (SEP), en la calle de Argentina, en el Centro Histórico, en el cual se
tocaron los temas: Industrias creativas y culturales, el estímulo a la creatividad,
a la educación artística, el cine y los distintos agentes de la cadena de
producción, distribución y exhibición cinematográfica, así como el papel que
tiene el libro y la lectura, la industria editorial y la proyección de México
en el exterior.
Una de las discusiones de
los últimos años en el ámbito cultural ha sido si la cultura debe vincularse a
la economía –pues se le ha considerado como un motor de desarrollo y se ha
hablado de sus aportaciones al Producto Interno Bruto– o se debe fortalecer su
relación con la educación, sector del cual depende jurídicamente.
En el foro se habló de
estrechar ese vínculo y de que los contenidos culturales puedan aplicarse a la
educación y viceversa. Pero además, contribuir con ello a la reconstitución del
tejido social. Lo dijo Emilio Chuayffet, titular de la SEP, en estas palabras:
“Este gobierno cree en la
enseñanza y en la cultura como fuerzas motrices de la permeabilidad social. A
fin de cuentas, nuestra democracia política lo es, siempre y cuando exista
democracia educativa y cultural que permita un orden social dinámico, no
estamental ni aristocrático.”
Aseguró el funcionario que
el gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, se ha propuesto “modernizar las
políticas educativa y cultural para iniciar una transformación radical que
rescate su función formativa e integral y aproveche sus indiscutibles
potencialidades. La cultura es emancipación, no aparato de dominación ni mucho
menos instrumento de legitimación de lo injusto. La cultura nace de la libertad
y se desarrolla acrecentando la propia libertad”.
Le falta convencer a los
maestros que no están de acuerdo con la propuesta reforma educativa y las
condiciones laborales que terminará imponiendo.
Al hablar del tema de
patrimonio cultural, la antropóloga Ana María Salazar, investigadora del
Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, habló también de la
necesidad de fortalecer el vínculo educación y cultura:
“En este contexto las
instituciones de cultura han desplegado a través de los años un enorme esfuerzo
para mantener sus políticas culturales aún con los embates de sistemas
neoliberales globales, poniendo énfasis en el patrimonio cultural, pero siendo
hoy indispensable la difusión de su conocimiento entre las nuevas generaciones
para reforzar el binomio: educación y cultura.”
Los compositores Arturo
Márquez, autor del famosísimo Danzón No. 2, y Mario Lavista, de la ópera Aura,
coincidieron en el papel que la música puede jugar en el fortalecimiento del
tejido social. Para Márquez, programas como el de Coros y Orquestas Juveniles
han dado muestra de ser una herramienta para sanar, una forma de “terapia
social”.
En tanto Lavista consideró
que “sería formidable que la iniciativa privada participara de manera más
activa en el apoyo a las diversas actividades artísticas, apostando por el
trabajo de los creadores, la inteligencia y el espíritu, en una colaboración
directa con las instituciones. Y señaló la necesidad de que el Estado mantenga
su apoyo para el fortalecimiento de orquestas, conjuntos de cámara, centros de
investigación, compañías, de teatro, revistas culturales especializadas y
grupos de danza.
Al especialista, Héctor
Orestes Aguilar le correspondió hablar de política cultural en el exterior.
Dijo al respecto que la diplomacia cultural debe considerar la construcción de
una imagen-país de México en el exterior un asunto tan importante como la
seguridad nacional.
“No puede dejarse en manos
de publicistas e imagólogos, porque el deterioro de la imagen de nuestro país
estigmatiza a nuestra nación en escenarios negativos, por ello desde la
diplomacia cultural, en la que México tiene más de 50 años de experiencia, los
aspectos positivos pueden robustecerse, promoviendo la riqueza, la innovación y
los programas que apoyan el talento de los creadores mexicanos.” (Proceso)
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