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jueves, 20 de septiembre de 2012


Una política educativa eficaz (III)
Otro gran tema es la universalización de la educación media superior, también conocida como bachillerato o preparatoria.
Fausto Alzati Araiza
           
En la Metamorfosis anterior revisé los objetivos que el Presidente electo Enrique Peña Nieto estableció para una política educativa eficaz y señalé que los maestros y el SNTE lo han sido y seguirán siendo los mejores aliados de la autoridad educativa para alcanzar sus metas. Apunté que “la clave de un buen desempeño educativo (…) (es que)  los educandos tengan un total dominio de las habilidades de lecto-escritura, (que) dominen los procedimientos y conceptos fundamentales de la aritmética y del razonamiento algebraico (y que también adquieran) el dominio de alguna lengua extranjera; la capacidad para realizar búsquedas en internet; buenos modales, valores éticos y cívicos, y un aprecio bien fundado por México, su historia y su cultura, en el contexto global, más la exposición a las culturas más importantes del planeta”. Hice notar que, en consecuencia “harán falta miles de maestros capaces de lograr estas metas”. Enseguida propuse que para capacitarlos se necesita una estimación práctica de las capacidades efectivas de cada maestro, en relación con los conocimientos y las destrezas arriba señalados, que remplace a las “evaluaciones” politizadas, cuyo único fin es servir como arma a los enemigos de la educación pública, en su afán de denigrar al magisterio y arrinconar políticamente al SNTE.

Para concluir propuse que, en estrecha colaboración entre la SEP, el SNTE y las autoridades educativas estatales, se formule un programa integral de fortalecimiento magisterial para una educación pública eficaz, donde se establecerán los contenidos y las destrezas a cubrir, los tiempos y metas por alcanzar, y se acordarán los estímulos que se otorgarán a los maestros, conforme a las destrezas adquiridas. Finalmente, sugerí que en esta gran tarea se requiere  un gran acuerdo nacional entre la SEP, el SNTE y la ANUIES, que cobije y soporte los correspondientes acuerdos establecidos en cada estado de la Federación y que sea la columna vertebral de una política educativa eficaz. Esta es la esencia básica de un diseño realista y factible, a la vez que ambicioso, de política educativa, que permita avanzar de manera tangible, en unos pocos años, hacia los objetivos que el Presidente electo Enrique Peña Nieto ha propuesto en materia de Educación Pública.

El otro gran tema, que se engarza de manera consustancial con los anteriores, es la universalización de la educación media superior, también conocida como bachillerato o preparatoria. Si la ley le ha dado ya carácter obligatorio, ahora es urgente e indispensable diseñar y aplicar las políticas que le den suficiencia a la suma de la oferta pública y la privada en este nivel educativo, para responder a la creciente demanda de los jóvenes que alcanzan la edad correspondiente. Pero este proceso no puede separarse de la decidida expansión de la oferta universitaria, en tanto que serán precisamente universitarios quienes llenen la necesidad de docentes en el nivel de bachillerato. En paralelo, deberá trabajarse en diseñar opciones terminales atractivas y apoyos socioeconómicos bien enfocados a fin de reducir con celeridad los dramáticos niveles de deserción que por ahora se registran.

Son muchos y formidables los retos que Peña Nieto tiene enfrente. Pero el más trascendental es el de poner en marcha la gran revolución educativa que le devuelva a México la fe en su destino de grandeza y restaure las vías de movilidad social que el estancamiento y la violencia han atrofiado. Cada joven “rechazado”, cada nini, es una vergüenza nacional y una semilla de violencia. En los próximos días, Enrique Peña Nieto tendrá la irrepetible oportunidad estratégica de conquistar la gran base de apoyo popular que necesita para transformar a México. La conquistará si decide comprometerse públicamente con la suficiencia presupuestal a las universidades públicas, de modo que no haya más jóvenes “rechazados”. México lo merece. fausto.alzati@meyc.com.mx
Publicado en Excélsior.

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