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miércoles, 19 de septiembre de 2012


Indecencia sindical
Carlos Ornelas*

En estos días observamos cómo la camarilla que controla al SNTE trata de aplicar la conseja popular de que la mejor defensa es el ataque, aunque su argumentación esté plagada de verdades a medias y mentiras flagrantes. Juan Díaz de la Torre, vicario mayor en turno de Elba Esther Gordillo, arremetió contra Mexicanos Primero porque exhibe las chapuzas del sindicato; hoy le toca el turno a los comisionados sindicales.

La campaña de Fin al abuso, que MP y más de 100 organizaciones civiles lanzaron en agosto, concitó el apoyo de otras organizaciones y columnistas destacados, además de tener difusión a escala nacional. La campaña tuvo repercusiones en la televisión, lo que saca de balance a la cúpula del SNTE. Además, lo hace en una etapa clave en la vida política; antes del asentamiento de un nuevo gobierno. En caso de que sean ciertos los rumores de que el presidente electo, Enrique Peña Nieto, tiene estima por la señora Gordillo, la campaña de Fin al abuso, pienso, eleva el costo político de hacer concesiones a los dirigentes de sindicatos corporativos.

Se empareja con la discusión de la iniciativa del presidente Calderón de reforma laboral, que puso al corporativismo a la defensiva y al PRI en un brete. Me quiero poner optimista y ver en esa campaña una ventana de oportunidad para Peña Nieto. Le puede facilitar romper con el corporativismo, agarrar la bandera reformista y fijar el tono de su gobierno, aun antes de los famosos primeros 100 días.

Sin embargo, mi optimismo choca con pared. Si algo ha demostrado el grupo hegemónico del SNTE es su habilidad para chantajear, amenazar y conservar —incluso ampliar—sus privilegios. La defensa de sus intereses no descansa en principios o justificaciones teóricas. Juan Díaz de la Torre se envolvió en la retórica de protección, amparo y salvaguarda de la educación pública. En conferencia de prensa embistió contra MP acusándolo de servir a intereses ocultos y querer privatizar la educación pública; ésa que es patrimonio de México, mas el SNTE monopoliza su gobierno. Pero incurrió en embrollos.

En su arrebato calculado, Díaz de la Torre también acometió contra la SEP y la culpa de tener más de 160 mil comisionados como directores, supervisores, asesores técnico pedagógicos y funcionarios en la educación pública, en el DF y los estados. ¡Bravo! Reconoce cifras que el SNTE guardaba como un secreto de Estado. Mas es una media verdad, Díaz de la Torre se guardó de decir que los 60 mil comisionados que realizan funciones directivas son de escalafón y que lo controla el SNTE; tampoco dijo que de los más de 100 mil comisionados que ejecutan actividades administrativas, la mayoría responde a los intereses del SNTE, son cuadros colonizadores de la administración pública. También dijo que el SNTE nada más tiene alrededor de dos mil 900 comisionados, cuando días antes uno de los suyos había dicho que cinco mil 500.

Además, apuntó que en el SNTE hay democracia, que el voto universal y secreto es una realidad. Eso no se lo cree ni el más ingenuo de los maestros.

El SNTE se defiende atacando. Claro en política no hay moral (aunque pueda haber doble moral), pero a veces se requiere algo de decencia. Atributo ausente en las camarillas defensoras del corporativismo.

Retazos

Ciertas columnas de análisis político, incluida la de mi colega Francisco Garfias en su Arsenal (Excélsior, 15 de septiembre), dan crédito al bisbiseo de que la señora Gordillo se prepara para el retiro dorado. Mi intuición me dice lo contrario. Pienso que en el Congreso Extraordinario de octubre ella se reelegirá como presidenta. No le interesa ofrecer justificación, sólo ejercer y disfrutar del poder. El control del SNTE es parte de su existencia vital. *Académico de la UAM. Carlos.Ornelas10@gmail.com
Publicado en Excélsior.

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