A propósito del sorteo [de la Universidad
Veracruzana]
LEOPOLDO GAVITO
Justo hace una semana en
La Jornada Veracruz se publicó la información, basada en datos duros –obtenidos
a través del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información– respecto a los
resultados financieros obtenidos de la realización del Sorteo UV. En breve, los
resultados son no sólo nulos sino que arrojan pérdidas. Dicho de otro modo, se
gasta más de lo que se obtiene.
La nota, firmada por
Norma Trujillo, es puntual en fechas y en cantidades. Ofrece la información
proporcionada por el IVAI sobre los montos de ganancia obtenidos y los que se
invirtió para obtenerlos. Los segundos son consistentemente superiores a los
primeros. A eso, en cualquier país del mundo y en cualquier metodología
contable, se le llama pérdida. Si es objeto de suspicacia o no depende de otros
factores, pero el dato duro es que el Sorteo UV no gana sino que pierde.
Consecuentemente, los objetivos de financiamientos y de ingreso adicional para
solventar diversas actividades académicas no pueden ser concretados. Insistir
en mantener un método de financiación que no logra su objetivo primario, eso
sí, motivo de reserva.
En la nota de marras se
menciona al Ingeniero Facundo Pacheco Rojas, director de la Fundación de la
Universidad Veracruzana, quien envió respuesta a La Jornada Veracruz publicada
en la edición del sábado 15. El objetivo de la réplica era precisar lo
impreciso. Bien, sostiene en el primer punto que desde su nacimiento (2008) el
Sorteo UV es organizado por la UV “la cual celebra veinte años de labores en beneficio
de la comunidad universitaria y en los cuales, además de operar el sorteo,
otorga becas a estudiantes de escasos recursos, financia y administra proyectos
de investigación e instalaciones además de difundir la cultura”. Se reconoce la
amable desagregación de actividades de la Fundación UV, pero ése no es el tema.
En el segundo punto el
ingeniero “precisa” que el nombre de la institución que dirige es Fundación de
la Universidad Veracruzana AC, y que “el Patronato de la Máxima Casa de
Estudios de nuestro estado es otra institución”. En efecto, son instituciones
distintas pero la aclaración es innecesaria porque no hay confusión. La nota de
la reportera Norma Trujillo no confunde instituciones sino que, con base en la
información obtenida del IVAI reproduce lo que el Patronato UV dice respecto al
primer sorteo realizado en 2008: que “es un programa estratégico y de
procuración de fondos que tiene por misión generar recursos económicos
adicionales para mejorar las condiciones de formación y desarrollo de los
estudiantes de la UV destinando el remanente que resulte a la renovación del
equipo de cómputo visualizado como tecnologías de la información, que utilizan
los estudiantes de las cinco regiones universitarias y en proporción con la
venta de boletaje que cada región alcance”. La reportera cita a otra
institución interesada en el sorteo, no confunde instituciones. El propósito de
la cita es ilustrar que el “informe” es un mero listado de buenos propósitos
pero que –y esto es lo sustantivo– no detalla las acciones concretas que se
realizaron en el periodo para alcanzar lo manifiesto.
Dice el ingeniero que la
Fundación UV se encuentra acreditada con el nivel óptimo de “Institucionalidad
y Transparencia” por el Centro Mexicano para la Filantropía AC. Enhorabuena,
pero las buenas valoraciones de un tercero no sustituyen los datos duros y muy
concretos proporcionados por el IVAI y que son en los que sustentan la
información de la nota. El Centro Mexicano de Filantropía es una institución
civil de origen mayoritariamente empresarial fundada a fines de los años 80
cuyo presidente ejecutivo por ahora es Jorge Villalobos Grzybowicz. No es mucha
ni detallada la información que se puede obtener de ella a partir de buscarla
en internet, aunque parece ser aceptablemente conocida en medios empresariales.
En febrero de este año durante un seminario para la formación y reproducción de
organizaciones filantrópicas aconsejaba a sus directivos tener claras sus
responsabilidades para que el beneficio de sus actividades llegara a quien
verdaderamente la necesita; ahí habló de asegurar la integridad legal y ética
para mantener la transparencia. Habría que explicar entonces la contradicción
entre el nivel óptimo de institucionalidad y transparencia que sostiene el
ingeniero Pacheco le fue otorgado a la UV, y los datos duros proporcionados por
el IVAI con base en los propios documentos de la UV.
En el punto siguiente
Facundo Pacheco aborda el tema ce la crisis de las instituciones de educación
superior y el imperativo de hacerse de financiamientos externos y en ese
intención ubica al Sorteo UV, lo cual es sabido. Pero en el punto no aborda el
motivo de su respuesta, que es la información sobre las pérdidas del sorteo.
Luego sus afirmaciones descriptivas pueden ser ciertas, pero son irrelevantes.
A menos que pretenda justificar los cuestionables resultados del Sorteo UV con
la idea de que el Sorteo UV “es un programa que busca generar recursos extras a
mediano y largo plazo”. Si así fuera, Universidad, Fundación y Patronato
deberían hacer pública la racionalidad que explica las pérdidas como inversión
a mediano y largo plazos. Afirma que desde el principio proyectó que los
resultados “tangibles” empezarían a verse luego de la quinta y sexta edición
del sorteo. Muy bien, primera noticia que se tiene de la capacidad de
planeación, pero eso no explica las pérdidas, ni siquiera como medio para
alcanzar a mediano y largo plazos los objetivos de financiación. En todo caso
el argumento podría ser aceptable como inversión si lo hubieran explicitado
desde el inicio y se entregaran cuentas públicas pormenorizadas. Pero esto o es
así. Surge sólo a partir de solicitudes al IVAI. Si posicionarse en el mercado
lleva tiempo, la UV y su Fundación están obligadas a decirlo abierta y
explícitamente y, sobre todo, a explicar los pormenores de las pérdidas que,
desde esa óptica, serían inversión. La referencia de las experiencias de otras
instituciones (TEC, UDLA, UABC) son relevantes sólo si la información y el
punto son detallados. Al no ser así, lo que dice sobre la eventual construcción
de la historia del Sorteo, del apoyo de la sociedad, sobre el deseo de
permanencia por muchos años y de la obligada solidaridad ciudadana y de la
comunidad universitaria son meros buenos deseos, llamados a autos de fe porque
el funcionario universitario no responde objetivamente a lo publicado por La
Jornada Veracruz. Con benevolencia, si acaso se aproxima por las ramas pero se
queda en ellas. *Es Cosa Pública. leopoldogavito@gmailo.com
Publicado en La Jornada
Veracruz.
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