La
Universidad Iberoamericana atesora 5 siglos de obras documentales
La casa de estudio
celebra 70 años y conserva tanto incunables como el
archivo de Porfirio Díaz
Virginia Bautista
CIUDAD DE MÉXICO,
5 de marzo.- Un incunable de 1492, la Recopilación
de principios filosóficos de Aristóteles
a Aberroes; una Premática de 1600, “ejemplar
casi único en el mundo”;
ocho impresos mexicanos del siglo XVI; 16 mil fotografías
y tarjetas postales, que datan de 1860 a 1930, y el archivo personal del ex
presidente Porfirio Díaz (1830-1915), con casi un millón
de documentos.
Éstas son las joyas que alberga la
colección de libros antiguos o raros y
documentos históricos de la Biblioteca Francisco Xavier
Clavigero de la Universidad Iberoamericana (UIA) que, junto con su propuesta
editorial, cuyo primer título se publicó
en 1943, constituye la mayor aportación cultural de esta casa de estudios que
este jueves, 7 de marzo, celebra 70 años de haber sido fundada.
Teresa Matabuena Peláez
y Araceli Téllez Trejo, directoras de la biblioteca
y de Publicaciones de la UIA, respectivamente, coinciden en que ha sido
principalmente a través de estas dos áreas
que esta universidad ha compartido su conocimiento y sus investigaciones con
los mexicanos. Hoy, el rector José Morales Orozco presentará
el programa de actividades conmemorativas.
Reconocida como una
de las mejores de América Latina, la Biblioteca Francisco
Xavier Clavigero resguarda actualmente cuatro millones de documentos. “Tenemos
casi medio millón de libros; un acervo sobre teología
que pertenece a la Compañía de Jesús,
con 140 mil volúmenes que están
en proceso de catalogación; un archivo sobre los inicios de la
aviación en México,
de Alberto Salinas Carranza; 40 fondos documentales de los siglos XVIII al XX;
una colección de 800 títulos
de revistas y otras de videos y discos en DVD”,
detalla Matabuena Peláez.
Con cerca de 90 mil
títulos que van desde 1492 hasta hoy en día,
destaca su colección de libros antiguos o raros y archivos
históricos, algunos ilustrados a mano. En especial, el acervo
personal del general Porfirio Díaz, integrado por casi un millón
de documentos, entre cartas y telegramas, que la gente de todo el país
le enviaba para hacerle diversas peticiones.
“Le solicitaban desde 50 centavos
prestados hasta ser gobernador, ayudas económicas,
pensiones, ascensos, que encontrara a personas específicas,
los jefes políticos le informaban de la situación
en sus estados. Casi la mayoría de las cartas tiene un borrador de
respuesta, lo que permite saber el tipo de relación
que él entabló con el pueblo al que gobernaba”,
comenta Matabuena en entrevista.
Señala
que la consulta de la biblioteca y el archivo está
abierta al público. “La
cultura es una de las grandes aportaciones de la Universidad, que se ha
preocupado por el rescate de estos archivos, su conservación
e investigación.”
La directora admite
que la digitalización del acervo es el verdadero reto para
el futuro. “La mayor parte del material no está
digitalizado, ni el uno por ciento. No es una tarea a la que nos hemos abocado,
pero estamos en proceso de hacerlo. Primero quisimos conseguir más
fondos documentales, darles un espacio con las condiciones de seguridad
necesarias y hacer los procesos de organización
para ponerlos a consulta.”
Por su parte,
Araceli Téllez Trejo explica que si bien la
Iberoamericana publicó su primer libro en 1943, al principio
las publicaciones eran un proyecto más bien “artesanal”,
pues las ediciones eran esporádicas, aisladas y no existía
una línea editorial específica.
“Pero desde el principio se pretendió
dar cuenta de lo que se hacía en la universidad.”
Téllez
Trejo cuenta que fue a partir de la década de los 90 de la centuria pasada
cuando empezó a crecer el fondo editorial de la UIA;
pues antes no existía una oficina que se dedicara
exclusivamente a esta actividad, sino que el espacio se compartía
primero con la atención a medios de comunicación,
y luego con la organización de actividades culturales.
“Se empezó
a conformar una especie de catálogo para que los departamentos se
enteraran de qué libros se habían
publicado. Se le dio una estructura y se despertó
conciencia sobre cuál era el sentido de hacerlo, porque
muchas ediciones se quedaban en la universidad, no cumplían
con su misión, no tenían
impacto.
“Se desarrolló
así un área con una función
distinta, más cercana al terreno profesional, con
libros de calidad mínima en contenido y diseño.
Ahora ya somos una dirección que se encarga sólo
de las publicaciones. Somos la universidad privada que más
publica y no sólo eso, sino que se cuida mucho la
calidad, que los fondos sean importantes para el ámbito
académico y competimos en el mercado”,
señala.
La editora destaca
que poseen un fondo histórico de más
de mil 600 títulos, con un catálogo
vivo de más de 900. “Tenemos
investigaciones de académicos propios e invitados, y
traducciones al español de pensadores fundamentales. Las
humanidades y las ciencias sociales son las áreas
fuertes, así como la crítica
de arte y la ingeniería.”
Araceli Téllez
advierte el comienzo de una nueva etapa con su entrada este mes, a través
de la librería virtual del buscador Google, al
mercado de los libros electrónicos. “Es
una posibilidad que hay que aprovechar. No dejaremos de imprimir libros, pero
ganaremos en distribución y presencia.”
Ambas entrevistadas
adelantan que las áreas que dirigen se integrarán
a los festejos por los 70 años de la Universidad Iberoamericana con
dos exposiciones que muestran el desarrollo histórico
de la biblioteca y la Dirección de Publicaciones, y su participación
en la tercera Feria Cultural del Libro, que reunirá
en su sede de Santa Fe a 40 sellos editoriales del 22 al 25 de abril.
La UIA imparte
actualmente 34 licenciaturas, e igual número de posgrados. Publicado en Excélsior.
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