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martes, 5 de marzo de 2013


La Universidad Iberoamericana atesora 5 siglos de obras documentales
La casa de estudio celebra 70 años y conserva tanto incunables como el archivo de Porfirio Díaz
Virginia Bautista

CIUDAD DE MÉXICO, 5 de marzo.- Un incunable de 1492, la Recopilación de principios filosóficos de Aristóteles a Aberroes; una Premática de 1600, ejemplar casi único en el mundo; ocho impresos mexicanos del siglo XVI; 16 mil fotografías y tarjetas postales, que datan de 1860 a 1930, y el archivo personal del ex presidente Porfirio Díaz (1830-1915), con casi un millón de documentos.

Éstas son las joyas que alberga la colección de libros antiguos o raros y documentos históricos de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana (UIA) que, junto con su propuesta editorial, cuyo primer título se publicó en 1943, constituye la mayor aportación cultural de esta casa de estudios que este jueves, 7 de marzo, celebra 70 años de haber sido fundada.

Teresa Matabuena Peláez y Araceli Téllez Trejo, directoras de la biblioteca y de Publicaciones de la UIA, respectivamente, coinciden en que ha sido principalmente a través de estas dos áreas que esta universidad ha compartido su conocimiento y sus investigaciones con los mexicanos. Hoy, el rector José Morales Orozco presentará el programa de actividades conmemorativas.

Reconocida como una de las mejores de América Latina, la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero resguarda actualmente cuatro millones de documentos. Tenemos casi medio millón de libros; un acervo sobre teología que pertenece a la Compañía de Jesús, con 140 mil volúmenes que están en proceso de catalogación; un archivo sobre los inicios de la aviación en México, de Alberto Salinas Carranza; 40 fondos documentales de los siglos XVIII al XX; una colección de 800 títulos de revistas y otras de videos y discos en DVD, detalla Matabuena Peláez.

Con cerca de 90 mil títulos que van desde 1492 hasta hoy en día, destaca su colección de libros antiguos o raros y archivos históricos, algunos ilustrados a mano. En especial, el acervo personal del general Porfirio Díaz, integrado por casi un millón de documentos, entre cartas y telegramas, que la gente de todo el país le enviaba para hacerle diversas peticiones.

Le solicitaban desde 50 centavos prestados hasta ser gobernador, ayudas económicas, pensiones, ascensos, que encontrara a personas específicas, los jefes políticos le informaban de la situación en sus estados. Casi la mayoría de las cartas tiene un borrador de respuesta, lo que permite saber el tipo de relación que él entabló con el pueblo al que gobernaba, comenta Matabuena en entrevista.

Señala que la consulta de la biblioteca y el archivo está abierta al público. La cultura es una de las grandes aportaciones de la Universidad, que se ha preocupado por el rescate de estos archivos, su conservación e investigación.

La directora admite que la digitalización del acervo es el verdadero reto para el futuro. La mayor parte del material no está digitalizado, ni el uno por ciento. No es una tarea a la que nos hemos abocado, pero estamos en proceso de hacerlo. Primero quisimos conseguir más fondos documentales, darles un espacio con las condiciones de seguridad necesarias y hacer los procesos de organización para ponerlos a consulta.

Por su parte, Araceli Téllez Trejo explica que si bien la Iberoamericana publicó su primer libro en 1943, al principio las publicaciones eran un proyecto más bien artesanal, pues las ediciones eran esporádicas, aisladas y no existía una línea editorial específica. Pero desde el principio se pretendió dar cuenta de lo que se hacía en la universidad.

Téllez Trejo cuenta que fue a partir de la década de los 90 de la centuria pasada cuando empezó a crecer el fondo editorial de la UIA; pues antes no existía una oficina que se dedicara exclusivamente a esta actividad, sino que el espacio se compartía primero con la atención a medios de comunicación, y luego con la organización de actividades culturales.

Se empezó a conformar una especie de catálogo para que los departamentos se enteraran de qué libros se habían publicado. Se le dio una estructura y se despertó conciencia sobre cuál era el sentido de hacerlo, porque muchas ediciones se quedaban en la universidad, no cumplían con su misión, no tenían impacto.

Se desarrolló así un área con una función distinta, más cercana al terreno profesional, con libros de calidad mínima en contenido y diseño. Ahora ya somos una dirección que se encarga sólo de las publicaciones. Somos la universidad privada que más publica y no sólo eso, sino que se cuida mucho la calidad, que los fondos sean importantes para el ámbito académico y competimos en el mercado, señala.

La editora destaca que poseen un fondo histórico de más de mil 600 títulos, con un catálogo vivo de más de 900. Tenemos investigaciones de académicos propios e invitados, y traducciones al español de pensadores fundamentales. Las humanidades y las ciencias sociales son las áreas fuertes, así como la crítica de arte y la ingeniería.

Araceli Téllez advierte el comienzo de una nueva etapa con su entrada este mes, a través de la librería virtual del buscador Google, al mercado de los libros electrónicos. Es una posibilidad que hay que aprovechar. No dejaremos de imprimir libros, pero ganaremos en distribución y presencia.

Ambas entrevistadas adelantan que las áreas que dirigen se integrarán a los festejos por los 70 años de la Universidad Iberoamericana con dos exposiciones que muestran el desarrollo histórico de la biblioteca y la Dirección de Publicaciones, y su participación en la tercera Feria Cultural del Libro, que reunirá en su sede de Santa Fe a 40 sellos editoriales del 22 al 25 de abril.

La UIA imparte actualmente 34 licenciaturas, e igual número de posgrados. Publicado en Excélsior.

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