En busca de
la piedra filosofal
Nuevamente,
al inicio del sexenio esperamos con ansiedad y angustia encontrar
definitivamente la piedra filosofal, aquella extraña mezcla [...]
MARIA
DE IBARROLA
Nuevamente,
al inicio del sexenio esperamos con ansiedad y angustia encontrar definitivamente la piedra filosofal, aquella
extraña mezcla no de sustancias químicas sino, en este caso, de decisiones de
política pública, capaz de convertir la educación que tenemos en una educación
de calidad y, más aún, de “calidad internacional”, como lo exige el mundo
globalizado en el que vivimos desde los albores del siglo XXI.
En diciembre del 2012, además de la propuesta
del Presidente contamos con tres diagnósticos generales sobre la educación
nacional y propuestas para el futuro; por orden de aparición: Ahora es cuando.
Metas 2012-2014, publicada por Mexicanos Primero en septiembre de 2012; Las
reformas que necesita la educación mexicana. Propuesta en busca de consenso,
coordinadas por el ex secretario de educación Reyes Tamez Guerra, en colaboración
con el ex presidente del INEE, Felipe Martínez Rizo y distribuida hacia fines
de noviembre de este año; El plan de diez años para desarrollar el sistema
educativo nacional, que coordina en primer lugar el rector de la UNAM, José
Narro, y que se presentó el mismo día que se hizo pública la propuesta
presidencial.
La
propuesta de Mexicanos Primero es la única que se centra en la educación básica
y los cuatro caminos que ofrece para la transformación –recuperar la rectoría
del Estado mexicano en educación, profesionalización docente, gasto
transparente y eficiente y autonomía y participación de las escuelas- parecen haber inspirado la propuesta
presidencial.
La
propuesta de elevar a rango constitucional los procedimientos de ingreso,
promoción y permanencia de los maestros de educación básica y media superior,
dada a conocer por el presidente Peña Nieto el pasado 10 de diciembre, hace
radicar la esencia de la reforma en nuevas reglas para el tratamiento laboral y
profesional de los maestros, basadas en la evaluación; para ello, la segunda
medida fundamental de la propuesta es otorgar autonomía plena al Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación, creado en 2002 y que alcanzó una
autonomía reducida en agosto del 2012.
Parte
fundamental de la puesta en práctica de esas medidas será el censo de maestros
que se ha encomendado al INEGI, porque
tanto el recién nombrado Secretario de Educación Pública, como el
Presidente de Mexicanos Primeros nos informan que no sabemos cuántos maestros
hay en el país dedicados a la docencia o cuántos están en actividades
completamente diferentes con cargo al erario público.
En
sus Panoramas Educativos, el Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación ofrece información sobre algunas características personales, profesionales y laborales de los maestros.
Con esta información sabemos que en 2010 el 21% de los maestros de sexto de
primaria tenían menos de 29 años y el 12.5% más de 50; que el 47% son hombres;
que el 92% tiene estudios de licenciatura y el 5.6% de posgrado; que el 13%
tiene dos años o menos de servicio docente y que el 41.4% está incorporado a
Carrera Magisterial. Pero son casi inexistentes los estudios estadísticos sobre
el magisterio mexicano que enfoquen esta profesión de manera más completa.
En
1997 la Fundación SNTE para la cultura del maestro publicó una investigación denominada Quiénes son nuestros profesores, (de Ibarrola, Silva Ruiz y Castelán Cedillo,
1997). Aunque limitaba su representatividad a la Ciudad de México, hace ya
algunos años, en aquel trabajo se afirmó con seguridad que no había información
sobre el número de personas que se desempeñan como maestros, puesto que las
estadísticas educativas refieren, en el mejor de los casos, al número de plazas
y no de personas; tampoco toman en cuenta el porcentaje de profesores que
desempeñan una doble plaza.
Se
evidenció que en el DF casi el 80 % de “los maestros” son maestras, la mayoría
casadas y con hijos. La distribución de las edades de las y los maestros
expresaba la elevada longevidad de la profesión docente en educación primaria,
muchos de ellos con más de treinta años de servicio, y también nos permitió
apreciar sus trayectos de cambio/ permuta progresiva y el recorrido
geográfico hacia las escuelas en las que
finalmente radicarán por el resto de su vida profesional.
Como
parte de la investigación las y los maestros de la ciudad nos informaron en ese
entonces que en su mayoría ingresaron a la carrera por vocación, que lograron
una formación inicial diferenciada según su edad, entre los tres distintos programas de estudio que
habían estado vigentes entre 1969 y
1984. Un dato sorprendente fue que casi
la mitad de los maestros de las escuelas públicas se había formado en
normales privadas, lo que exigía una recuperación de la historia de las
normales públicas y de las oportunidades de ingresar a ellas, relacionadas con
el privilegio otorgado a muchas generaciones de egresados de obtener una plaza
al concluir los estudios correspondientes. Más de la mitad de los maestros
tienen dos plazas, lo que significa que atienden media hora menos a cada turno
y el doble de alumnos cada día. La investigación puso al descubierto que un
número significativo de maestros, casi la tercera parte, estaba ocupando una
plaza como interino, puesto que los titulares de la misma no la ejercían. Esto
obligaba a analizar cuáles son los procedimientos para conservar la plaza a lo
largo de toda la vida y, en muchos casos, obtener la licencia para no ejercerla
y contar con interinos, cuyas condiciones de contratación son inferiores.
Otros
resultados permitieron conocer el compromiso de los maestros con su profesión y
la prioridad que otorgan a la educación en la conformación de sus familias y el
destino de sus hijos.
El
esfuerzo de realizar un censo nacional sobre la escuelas y los maestros debe
tomar en consideración los rubros que ha puesto al descubierto la investigación
educativa muy rica en contenido cualitativo, la cual ofrece una enorme
diversidad de elementos para identificar las condiciones y circunstancias que
afectan el ingreso a la carrera docente, la obtención de una plaza vitalicia,
la permanencia y promoción de los maestros mexicanos, incluyendo no solamente
el papel del SNTE en ello sino el de la legislación federal vigente.
Sobre
estos diferentes rubros hablaremos en textos posteriores.
Publicado
en Educación a debate
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