Mejorar la
educación, un acto de paciencia
REDACCIÓN
El
gobierno del presidente electo, Enrique Peña Nieto, tendrá la oportunidad
“enorme de corregir”, de continuar y mejorar programas que han funcionado para
enriquecer la calidad de la educación, pero también hacer un alto para revisar
otras cosas y “pararlas”, como el de tecnologías educativas, porque “los miles
de millones que se han invertido en estos últimos 12 años, pues no han sido de
excelencia”, afirma Marinela Servitje de Lerdo de Tejada, presidenta de
Compromiso Social por la Calidad de la Educación.
Mejorar
la educación es un acto de “paciencia” porque involucrará al menos 10 años pero
también de “voluntad” que debe involucrar al Estado mexicano. Una acción “niño
por niño, escuela por escuela”, en la que considera se han dado los primeros
pasos.
Con
una experiencia acumulada de 18 años al frente de Papalote Museo del Niño y
luego de involucrarse en la investigación de la educación a partir del
Instituto de Fomento e Investigación Educativa, Marinela Servitje está al
frente de la organización de la segunda Cumbre de Líderes en Acción por la
Educación (CLASE 2012).
Desde
su oficina, en Siete Colores y entre llamadas para ultimar detalles del
encuentro que iniciará hoy lunes y reunirá a especialistas nacionales e
internacionales para compartir experiencias exitosas de la enseñanza en México,
Jordania, Turquía y Brasil, entre otros.
Marinela
Servitje (maestría en Desarrollo Internacional de la Educación por la
Universidad de Stanford) dice a EL UNIVERSAL que ahora que inicia una nueva
administración existe una “oportunidad enorme de corregir” lo que se ha
realizado en el sector educativo en los últimos 12 años, a través de los
programas que impulsó la Secretaría de Educación Pública.
Señala
que siempre estará a favor de la evaluación y en particular la de los maestros,
pero a la luz de una nueva administración, dice que se requiere mejorarla; no
es suficiente un examen de opción múltiple para medir las competencias de los
docentes. Plantea la necesidad de que las normales emprendan un cambio “de
raíz”.
Reconoce
que “se han hecho cosas buenas, la reforma a la educación básica es buena; el
programa de escuelas de calidad, en donde están 40 mil, pero tendrían que estar
en 220 mil. Es un modelo que está dando resultados, tendría que continuar y
fortalecerse”.
Pero
también están en las que se tiene que “hacer un alto, como la tecnología
educativa. Hay que hacer un alto porque nuestros experimentos (Enciclomedia o
el inicio de Habilidades Digitales) han sido regulares, por no decir malos”,
critica.
Después
de reunirse con el secretario de Educación Pública, José Ángel Córdova
Villalobos, asegura que el actual gobierno está consciente que hay cosas que
funcionaron mejores que otras. A partir de ello plantea que habrá que continuar
y mejorar las que funcionaron, y otras no, “hay que pararlas”.
Considera
que la nueva administración tiene la oportunidad de revisar, de “pilotear” qué
funciona en cada contexto.
“Lo
de tecnología educativa hay que hacer un alto en el camino y antes de emprender
un programa inmediato de tecnología, vamos a ver qué funciona para qué y para
quiénes. Porque los miles de millones que se han ‘invertido’ en estos últimos
12 años, pues no todos han sido de excelencia”, asegura.
Reconoce
que en los últimos años se hicieron cambios importantes. “No podemos negar que
la reforma de la educación básica está alineada a dónde van los sistemas del
mundo, hacia las competencias”. México, agrega, dio el primer paso que era tener
muy claro el diagnóstico del sistema educativo.
“Creo
que hemos avanzando en las evaluaciones tanto de alumnos y maestros. Todo es
perfectible, que todo se puede mejorar. Se alineó el currículum a las
competencias. Se cambiaron los libros de texto. Tenemos que formar mejores
maestros, seleccionarlos mucho mejor y que de veras tengan vocación”.
A
menos de una semana que se difundieron los resultados de la primera Evaluación
Universal mediante la cual se examinó a maestros de primaria, Marinela Servitje
comenta que es momento de analizar la formación que recibieron esos profesores
en la educación básica.
“A
lo mejor (el resultado de la prueba) es producto de una educación de poca
calidad, que vienen arrastrando una serie de deficiencias”.
Optimista
ante esta situación, afirma, que además de los cambios a nivel estructural, hay
que “empezar a mover la escuela desde la escuela”.
La
difusión de los malos resultados en la calidad de la educación sólo provoca que
a los maestros “les duela, porque se va desprestigiando su imagen”, pero
también es cierto, advierte, “así no vamos a mover nada”, se requiere de la
colaboración de maestros, directores, padres de familia, sociedad civil,
fundaciones y empresarios, concluye. Artículo publicado en El Universal
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