‘‘Yo no soy mi mamá, vean
mi trabajo’’, dice Mónica Arriola
Arturo Cano
Brinca la
senadora Mónica Arriola, hija menor de Elba Esther Gordillo, en breve entrevista
tras conocerse –vía trascendidos que algunos atribuyen a ella misma– que este
fin de semana será destituida del cargo de secretaria general de Nueva Alianza,
el partido creado por su progenitora: “Yo no soy mi mamá. Pido que esto no sea
cuestión de apellidos, sino del trabajo que se ha realizado’’.
La suerte de
la única representante del Panal en la Cámara de Senadores se selló en una
reunión, el sábado 14 de septiembre, en la cual participaron ‘‘todos los
factores de decisión’’, a saber: el comité del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE), el presidente del partido, los principales
asesores de Elba Esther Gordillo y Juan Díaz de la Torre y… la familia
Gordillo.
Para que no
quedaran dudas, uno de los firmantes de la convocatoria al consejo nacional
donde se formalizará el acuerdo –en Puebla, al amparo del gobernador Rafael
Moreno Valle, que algo debe al elbismo– es el diputado René Fujiwara
Montelongo, sobrino de la afectada y nieto de Gordillo Morales.
‘‘La
situación era insostenible’’, plantea un dirigente del SNTE que, aunque
prefiere el anonimato, desmenuza los ingredientes que llevaron a la cúpula del
elbismo –‘‘somos tan elbistas como se puede serlo ahora’’– a tomar la decisión.
¿Motivos?
Son muchos
motivos, pero se pueden resumir en uno: Mónica Arriola siguió actuando como si
su madre no estuviera en la cárcel. No le dan muchas vueltas miembros de la
dirección nacional del gremio: ‘‘Mónica quería quedarse con el Panal,
arrebatárselo al liderazgo del sindicato’’.
A Arriola le
achacan, así, las infidencias sobre una presunta ‘‘traición’’ de Juan Díaz de
la Torre; haber entorpecido la decisión sobre la defensa jurídica de Elba
Esther; torpedear las alianzas electorales pactadas por el Panal o la
presidencia del SNTE en varias entidades; pretender ‘‘apoderarse’’ de la agenda
legislativa del partido vía el parlamento neoaliancista, y aprovechar su cargo
para buscar el relevo de consejeros en algunos estados, para cambiar una
correlación de fuerzas que no le es favorable.
‘‘Cuando
salía de visitar a su madre se dedicaba a soltar golpes a diestra y siniestra y
lanzar acusaciones de traición, atribuyendo sus opiniones a la maestra’’,
cuenta un dirigente sindical.
Las fuentes
del sindicato magisterial afirman que Arriola no tiene ningún apoyo en el
comité ejecutivo ni en el grupo de diputados federales (a todos los puso Elba
Esther). Que se ganó además la animadversión de los secretarios generales de
varias secciones del SNTE y, para colmo, que se ha distanciado de su familia.
Pese al
panorama, a los líderes magisteriales les interesa dejar claro que ‘‘esto no es
algo contra Elba Esther, pues se trata sólo de Mónica, y además tenemos el
visto bueno del gobierno’’.
La versión
de la senadora
A pesar de
que muchos le atribuyen haber filtrado la noticia de su inminente destitución,
la hija del ex tesorero eterno del SNTE, Francisco Arriola, se dice sorprendida
de todo lo publicado: ‘‘Decir que ya lo decidieron Juan Díaz de la Torre o Luis
Castro es muy delicado. Nos debemos a un órgano interno’’.
–¿Va a
asistir al consejo?
–Sí, espero
hacerlo. Estamos trabajando, reuniendo los datos que se van a entregar ahí.
–¿Usted era
quien mantenía la interlocución con Miguel Ángel Osorio Chong?
–No, no. Yo
estoy en el trabajo en el partido, en el Senado, y vean los resultados de Nueva
Alianza. El secretario Osorio Chong es una gente que yo aprecio, que estimo
bien, pero mi trato es institucional –responde.
–¿Cómo es su
relación con el presidente del SNTE?
–Respetuosa.
No pertenezco al gremio, él es el responsable y dirige el SNTE, además de ser
consejero de Nueva Alianza, pero más allá de eso no ha tenido otro papel.
–Luis Castro
decía que usted y él eran ‘‘como uno mismo’’. ¿Qué pasó?
–Es una
pregunta que le deben hacer a él. He sido muy respetuosa en torno a las
declaraciones de muchos, sigo siendo respetuosa con el presidente del partido.
¿Qué puedo comentar? Estoy muy asombrada de la cantidad de información que
sale, de cosas que hice o no hice, que dije o no. Esperemos que esto se resuelva
en el consejo, aunque no está en el orden del día.
–¿Su mamá se
siente traicionada? –se le inquiere.
–Pues la
verdad es un tema que ni siquiera le interesa tocar. Ni siquiera está metida en
esto.
–Al menos ya
le permiten recibir flores.
–(Risas) Oiga,
no me haga hablar de más.
–Se dice que
usted no acudirá al consejo.
–Me están
diciendo que hay consejo, entonces habrá que ir, salvo que no me dejen entrar.
Me preocupa que me diga que ya está planchado, pues ni siquiera se ha resuelto
en ese órgano. Yo quiero convocar a la mesura, a la institucionalidad, al
respeto a las decisiones de un órgano autónomo.
Electa en
fórmula con Luis Castro en junio de 2011, por un periodo de tres años, su
arribo a la secretaría general del Panal se acompañó de una reforma estatutaria
que amplió los poderes de su cargo (especialmente en materia electoral). Sin
embargo, el número de consejeros que podría apoyarla es muy reducido.
Sigue
Arriola: ‘‘No me quedan ni siete meses, ¿cuál es la prisa? Ahora, si Luis y yo
fuimos (electos) juntos, en pareja, ¿también van a cambiar a Luis? Si quieren
que llegue al consejo, llego; si no lo quieren, no; no se me va la vida en
esto. La vida es una rueda de la fortuna, ahora estamos abajo, ahora estamos
arriba, pero nunca hay que dejar de divertirse. No debemos buscar enconos ni
cosas donde no las hay. Si estoy será por decisión del consejo, y si no,
también’’.
En la sesión
del consejo nacional, en cualquier caso, tendrán que presentarse argumentos
contundentes, pues los estatutos del Panal, en su artículo 60, establecen que
‘‘durante el periodo de su encargo, ni el presidente nacional ni el secretario
general podrán ser destituidos, sino por causa grave presentada ante la
Comisión Nacional de Legalidad y Transparencia’’.
Seguramente
Luis Castro y el resto de los elbistas que tomaron la decisión tienen cubierto
también el flanco jurídico. Todo planchado, pues, con excepción de una cosa:
nadie sabe quién se lo dirá a la huésped de la torre médica del penal de
Tepepan. (La Jornada)
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