Los grandes maestros
Por Julia
Carabias
En la 26
Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el Centro Universitario de la
Costa Sur (CUCSUR) de la Universidad de Guadalajara celebró el “Coloquio
Internacional sobre Biodiversidad, Recursos Naturales y Sociedad”. Se trató de
un fascinante encuentro con los fundadores de la ciencia de la ecología en
México, el doctor Gonzalo Halffter, el doctor Arturo Gómez-Pompa y el doctor
José Sarukhán, para recordar, opinar, narrar episodios desconocidos para la
audiencia, aclarar eslabones perdidos en la historia, reflexionar sobre el
futuro y, al hacerlo, enseñar.
Muchos
son los atributos que destacan en estos tres hombres de ciencia: su
inteligencia, su calidad humana, su compromiso con México y, sobre todo, su
espíritu creativo e impulsor de procesos que derivaron en instituciones,
académicas y de gestión, y en la formación de capital humano.
La
contribución del doctor Halffter ha sido muy relevante en el área de la
conservación de los ecosistemas. Participó en el Programa del Hombre y la
Biosfera de la UNESCO desde donde propuso el concepto de reserva de la biosfera
en su “modalidad mexicana”, que integra la conservación con el aprovechamiento
sustentable de los recursos naturales para el desarrollo social. A fines de los
setenta, promovió las primeras reservas de la biosfera en México (Montes
Azules, Mapimí y Michilía) que viraron la política de conservación, la cual, en
2000, culminó con la creación de la Comisión Nacional de Áreas Naturales
Protegidas y de su Consejo Nacional; el doctor Halffter fue el primer
presidente de este Consejo. Además, fundó el Instituto de Ecología A. C. en
Xalapa.
El doctor
Gómez-Pompa inició las investigaciones sobre ecología aplicada con la Comisión
de Dioscóreas, y fundó, años después, el Instituto Nacional de Investigaciones
sobre Recursos Bióticos. Conocí al doctor Gómez-Pompa en 1975 cuando, siendo yo
estudiante de la carrera de Biología, nos informó sobre la devastación que el
gobierno estaba emprendiendo en la selva del Uxpanapa. Unas semanas después,
estábamos en las calles protestando; la destrucción de esa selva se consumó,
sin embargo, ese fue el comienzo de los movimientos sociales por la defensa del
medio ambiente en el país. Al inicio de la década de los ochenta, propuso la
creación de una institución especializada para la gestión ambiental; aunque no
resultó como él la concibió, su propuesta derivó, en 1982, en la creación de la
Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología.
Por su
parte, el doctor Sarukhán tuvo la visión y el tino de impulsar la formación de
jóvenes en la investigación ecológica básica; hoy, la mayoría de ellos son
científicos de primera línea que influyen en múltiples instituciones
académicas. Promovió la creación del Instituto de Ecología de la UNAM y, en
1992, la fundación de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la
Biodiversidad, a la cual convirtió, siendo su coordinador nacional, en la mejor
institución mundial en su género. Al doctor Sarukhán lo conocí cuando, siendo
él titular de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM, el
rector le encargó atender a los estudiantes y profesores revoltosos de la
Facultad de Ciencias que habíamos parado la maquinaria que se encontraba
destruyendo lo que, como resultado de esas pláticas, logramos que luego fuera
la Reserva del Pedregal de San Ángel.
Los
grandes maestros cerraron el diálogo con un mensaje, que editado, versa más o
menos así: “En México tenemos alto nivel científico; en el mundo entero se
reconoce su calidad, pero con esa calidad, ¿por qué estamos tan mal? Una de
dos, o los científicos no saben cómo… comunicarse, o los tomadores de
decisiones no tienen interés en mezclarse con la ciencia para usarla como
mecanismo de solución de los problemas (AGP)”. “La única manera sensata y
honesta que tenemos para hacer ver que las cosas se están haciendo mal…es tener
la mejor información, la más sólida y honesta posible (JS)”. “Hay una sociedad
egoísta, hecha en el consumismo más desaforado, que desarrolla las creencias
más exóticas y más intolerantes… No solamente (hay que) salvar el medio
ambiente, (sino también) salvar el medio de vida civilizado y humano… Tenemos
que ayudar a educar a la gente. No hay manera de que los políticos cambien si
no tienen una sociedad que les demande un cambio, y si la sociedad no está
convencida de que se requieren esos cambios, nunca va a hacer la presión
adecuada. Yo invito a los jóvenes a iniciar una nueva revolución (GH)”.
Un
emotivo momento se suscitó cuando el doctor Sarukhán, emocionado, interrumpió
súbitamente su intervención para anunciar la entrada, al repleto auditorio, de
la respetada doctora Luz María Villarreal de Puga, investigadora de la
Universidad de Guadalajara, quien muy pronto cumplirá 100 años de edad. El
público irrumpió en un largo y meritorio aplauso.
Al cierre
del evento el CUCSUR otorgó, muy merecidamente, el reconocimiento Naturaleza,
Sociedad y Territorio Abate Juan Ignacio Molina al doctor Arturo Gómez-Pompa.
Fue un
privilegio vivir este encuentro con la historia de los tres grandes maestros.
Publicado
por Reforma
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