Académicos instalan
observatorio sobre protección a derechos humanos
GLORIA
LETICIA DÍAZ
MÉXICO, D.F.
(apro).- A tres años para que se instaure la reforma en justicia penal,
organizaciones sociales y académicos pusieron en operación un organismo para
vigilar el pleno respeto de los derechos humanos en su aplicación.
En la
presentación del Observatorio Ciudadano del Sistema Judicial, Miguel Sarre,
catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), aseguró que la
urgencia de que la sociedad civil supervise la efectiva ejecución de la reforma
de justicia penal tiene como objetivo “alcanzar la justicia que deriva en
garantías de seguridad ciudadana, pues precisamente porque la anterior reforma
penal (de 1917) no se ejecutó con apego a los derechos humanos es que ahora
sufrimos la inseguridad”.
Sarre
destacó que el letargo de los estados para acatar la reforma penal se debe a
“causas políticas, ninguno de los que están implicados en el viejo sistema
inquisitivo quiere perder el poder que ahora tiene y que no garantiza la
justicia”.
El
investigador del ITAM resaltó que uno de los objetivos del Observatorio
Ciudadano será contribuir para la plena abolición del arraigo, “figura
contraria a estándares internacionales de derechos humanos”, así como que se
ejecute el debido proceso penal y “asomarse” a lo que ocurre en las cárceles.
Conformado
por representantes de la Asistencia Legal por los Derechos Humanos (Asilegal),
la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH),
el Instituto de Justicia Procesal Penal (IJPP) y el Instituto Mexicano de
Derechos Humanos y Democracia (IMDHD), el Observatorio Ciudadano del Sistema
Judicial vigilará la incorporación de la reforma en los estados de Baja
California, Distrito Federal, Campeche, Guerrero, Michoacán, Morelos, Puebla y
Oaxaca, entidades donde tienen trabajo de investigación esas organizaciones.
El
coordinador del Observatorio, Antonio López Ugalde, detalló que las
organizaciones recurrirán tanto a la información oficial que proporcionen las
autoridades locales y federales como el trabajo de campo, y estar en
posibilidad de dar un reporte preliminar en octubre próximo.
En la
primera etapa de valoración, apuntó, el organismo trabajará en cuatro ejes de
investigación: el arraigo, la defensa adecuada, la ejecución de sanciones
penales, y prisión preventiva y medidas cautelares.
Javier
Carrasco del IJP, organización a la que le toca observar la aplicación de la
prisión preventiva y las medidas cautelares, destacó la importancia de vigilar
cómo se incorpora el nuevo sistema penal en cada uno de los estados y estar
pendiente de que no ocurran contrarreformas.
Dijo que en
estados donde ya está operando el nuevo sistema, como Oaxaca, Chihuahua,
Morelos, Durango y Zacatecas, se han producido “200 cambios al código original
que puso en marcha el nuevo sistema”.
Recordó que
el nuevo sistema penal lo que pretende es que la prisión preventiva sea una
excepción y no una regla, pero que sólo en algunas entidades este concepto se
ha ido incorporando adecuadamente.
Carrasco
señaló que contrario al actuar generalizado de jueces que someten a prisión
preventiva a los detenidos a solicitud del ministerio público, en entidades
donde ya hay avances en ese sentido “las medidas alternativas han funcionado
muy bien, como ocurre en Morelos, donde 95% de personas sometidas a medidas
alternativas fuera de prisión cumplen con las indicaciones del juez, o en
Puebla, donde el nivel de cumplimiento es de 100%”.
Ximena
Andión, de la CMDPDH, indicó que ante los “niveles de impunidad escandalosos”
se hace indispensable la vigilancia de la aplicación del nuevo sistema de
justicia penal atendiendo el pleno respeto de derechos humanos.
De acuerdo
con investigaciones previas realizadas por su organización, que han demostrado
la ineficacia del arraigo —sólo 3% de los arraigados son condenados por hechos
imputados— Andión destacó que de manera general hay “un atraso y un
incumplimiento para ir eliminando la figura del arraigo como lo ordena la
Constitución en la reforma de 2008”.
Dijo que
cada estado ha impuesto condiciones distintas para arraigar a una persona,
además de que no hay un estándar de días durante el que las personas son
sometidas a la medida, rebasando incluso los límites en delitos federales, que
es de 80 días. En entidades como Baja California una persona puede estar
arraigada por 90 días.
Andión se
pronunció en contra de “la simulación” en propuestas como la del Distrito
Federal, donde se pretende disminuir el número de días en arraigo, pero
incrementar a cinco días el tiempo en que los detenidos estén en poder del
Ministerio Público antes de ser presentados ante un juez.
Rocío
Culebro, directora del IMDHD, destacó la importancia de supervisar el trabajo
de los defensores públicos, toda vez que buena parte de los procesados recurre
a ellos por falta de recursos económicos.
“En
Campeche, 80% de los procesos penales son defendidos por abogados de oficio, de
ahí su gran importancia en que estén actualizados para el nuevo sistema de
justicia penal, y que se consideren en los procesos lineamientos del derecho
internacional”, apuntó.
Culebro dijo
que el Observatorio Civil pretende compartir sus experiencias con el gobierno
federal, en específico la Secretaría Técnica del Consejo de Coordinación para
la Implementación del Sistema de Justicia Penal (Setec).
Olga Guzmán
de Asilegal apuntó que a su agrupación le corresponde realizar un análisis de
la ejecución de sentencias, trabajo que se realizará “con perspectiva de
género”, tras encontrar en investigaciones preliminares que en condiciones de
reclusión las mujeres son más vulnerables que los hombres y que sufren
sentencias mucho más severas por delitos similares o iguales cometidos por los
varones.
Guzmán
destacó que el trabajo que realizarán se enfrentará a una “sociedad acrítica”,
que considera que “toda persona privada de su libertad también está privada de
sus derechos humanos fundamentales como parte de las sanciones”. (Proceso)
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