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martes, 9 de abril de 2013


Los maestros juegan con fuego
                       
Juan Manuel Asai |
No debemos acostumbrarnos a jugar con fuego porque terminaremos quemados.

ue hombres armados se sumen a la causa de los maestros disidentes de Guerrero no en una muestra de solidaridad social, es un amago de insurrección. Estoy seguro que las entidades que conforman el gabinete de seguridad, comenzando por el Ejército y la Marina,  están  viendo con preocupación este fenómeno que está plagado de malos augurios. Puede dar lugar  a confrontaciones inéditas de graves consecuencias.

Después del rápido desalojo de la Autopista del Sol quedó claro para todos que  las acciones de fuerza tradicional usada por los maestros, como portar palos, lanzar piedras o bombas molotov, no van a causar ningún titubeo entre las fuerzas  federales que los arrastrarán las veces que sea necesario. Después de ese lance se les ocurrió pedir refuerzos entre los llamados grupos de auto defensa y policías comunitarias, que han brotado como hongos en la entidad y que usan, los vimos ayer marchando, armas de fuego.

¿Hasta dónde llegará la solidaridad anunciada  de estos hombres armados con los maestros disidentes? ¿Van a acciones sus armas contra las fuerzas federales? ¿Qué  hubiera pasado ayer si el Ejército intenta detenerlos por portar armas de fuego sin permisos? ¿Los van a acompañar en la manifestación de mañana? ¿En un caso extremo esos hombres armados  podrían acompañar a los maestros hasta la ciudad de México? Sólo de imaginarlo, causa escalofríos. El gobierno estatal enfrenta una situación que lo rebasa por mucho. Literalmente no sabe qué hacer y en la duda mejor se abstiene, para no equivocarse, aunque esa abstinencia lo vuelve cada día más irrelevante. Cuenta poco, o casi nada. Nada de lo importante que ocurre en el estado sucede por deseo del gobierno. Que los maestros hayan ido ayer a sus escuelas no significa que obedezcan las indicaciones de las  autoridades estatales. Fueron para rehacerse, para afinar los siguientes pasos de su  estrategia.  Como el gobierno estatal no quiere queso sino otra ratonera, y como los maestros ya  desconocieron a Aguirre como interlocutor válido, la negociación con el gobierno federal parece  ser  la  única salida.

Ayer mismo el gobierno estatal, al primer movimiento de olas bravas,  resolvió  liberar  a  Santos  Bartola,  comandante de la comunidad de El Troncón. ¿Los maestros piensan que obtendrán ganancias si muestran de su lado a gente en armas? Se están metiendo al callejón de los sustos, lo que no dejará nada  bueno, nada.  El gobierno federal puede negociar, pero no puede ceder al amago de la fuerza o del uso de la violencia. La única violencia legítima en el país es la que ejerce el Estado para defender a la población.

Cualquier transformación genera resistencia, pero la resistencia de los maestros disidentes de Guerrero a la implementación de la reforma  educativa indigna y preocupa porque se hace fuera del marco legal, sin que esto parezca ser un obstáculo serio. Por principio de cuentas, no van a sus escuelas, es decir no trabajan, pero de todas formas les pagan. Han destruido a la vista de todos los inmuebles del Congreso local y del PRD en el estado, sin que la policía los toque con el pétalo de una rosa. Bloquearon, por horas, la Autopista del Sol aunque con unos empujones los policías  federales los mandaron de regreso a  su campamento. Y ahora resulta que reclutan como  refuerzos a los grupos de auto defensa, para enviar el mensaje que tienen rifles y escopetas de  su lado, para ayudarlos en caso necesario. No hay manera de que su lucha genere simpatías entre la población mayoritaria. La gente a la que le genera mil dificultades conservar su trabajo, a la gente que la corren si deja de ir tres días a su chamba, la gente que  se capacita, las demandas de los maestros les  parecen excesivas  y condenables. ¿Cómo está eso, preguntan, de que exigen que no les descuenten y que el gobierno se comprometa a conseguirles chamba por el simple trámite de escribirse a la normal? ¿Puede uno destrozar un edificio y regresarse a  su campamento como si nada? Los maestros no vencerán al Estado recurriendo a la violencia, ni lanzando bombas Molotov ni fichando grupos de auto defensa.

jasaicamacho@yahoo.com

@juan_asai

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