Banda
Ancha y Educación: Un nuevo reporte de UNESCO
(1)
JUDITH KALMAN
Sin ser experta en
telecomunicaciones, sé que la banda ancha es un medio de
transmisión de datos más
rápido que la banda base y que soporta señales
múltiples. Antes, para conectarnos al Internet, se nos
bloqueaba la línea telefónica
o contratábamos una segunda línea
cuando estaba a nuestro alcance, pero ahora eso no es necesario. Podemos
conectarnos por cable o de manera inalámbrica y seguir recibiendo llamadas. En
términos del uso cotidiano del Internet, banda ancha quiere
decir que tiene varios canales de
transmisión de datos y permite que muchos podamos
enviar y recibir información de una manera expedita, eficiente y
simultánea: en lugar de esperar media hora
para descargar una canción ahora se logra en cosa de minutos o
menos.
El 17 de marzo la
Unesco presentó en México
un reporte reciente con el título en inglés
de Broadband And Education Advancing The Education For All Agenda, [La Banda
Ancha y el Avance de la Educación Agenda de la Educación
para Todos] elaborado por el Grupo de Trabajo sobre Banda Ancha y Educación
(Broadband Commission Working Group on Education). El documento consta de 50 páginas
y cubre una variedad de temáticas que buscan relacionar la
importancia de la banda ancha para avanzar agendas educativas y políticas internacionales como la
alfabetización, la universalización
de la educación básica,
la participación en la economía
globalizada y la llamada sociedad del conocimiento. Incluye varios estudios de
caso, notas sobre políticas de moda como Una laptop por niño
y una bibliografía muy actualizada sobre políticas
educativas y tecnología digital.
A continuación
ofrezco algunas notas sobre su contenido, con la intención
de resumir desde mi lectura, algunas de las ideas, datos y propuestas que
llenan sus páginas. Reconozco que es mi lectura,
pues no puedo ofrecer otra. Dada la importancia del documento y la actualidad
de su contenido, dividiré la publicación
de esta reseña en dos partes.
El documento es
digno de una lectura cuidadosa y crítica. Hay que distinguir claramente
entre los datos duros y recientes que reporta, los buenos deseos que promueve y
los avisos sobre la realidad educativa que presenta.
Los datos que
presenta revelan dos cosas principalmente: el estado actual de la distribución
social de los dispositivos digitales y las últimas
tendencias observadas; confirma con estadísticas recientes lo mucho que ya
sabemos. Por ejemplo, reporta que el acceso a las TIC en los países
desarrollados se ha incrementado de manera significativa en la última
década: en los países miembros de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), 93% de los jóvenes de 15 años
usa la computadora en la escuela y casi el mismo porcentaje tiene acceso al
Internet en sus planteles educativos. En estos mismos países
la relación alumno-computadora bajó
de 13:1 a 8:1. Sin embargo, esto no se observa de igual manera en los países
“en vías de desarrollo”,
pues en los países pobres solo el 25% de las casas
cuentan con una computadora y 20% tienen acceso a Internet. En particular se señala
que en la mayoría de los países
africanos la relación alumno-computadora es de 150:1.
En el documento se
encuentran lo que se podría llamar buenos deseos: la intención
de mejorar la educación mediante una distribución
más equitativa y justa de los equipos: de lograr una educación
inclusiva, democrática y participativa; y la promoción
de recursos educativos de libre acceso. Sin embargo, estas y otras propuestas
se presentan de manera acrítica: por ejemplo, en años
recientes en México se desarrollaron Enciclomedia y
Habilidades Digitales Para Todos, dos proyectos educativos de recursos abiertos
que fueron suspendidos después de una inversión
enorme en su desarrollo y distribución. Ambos sufrían
de varios defectos, pero aquí solo menciono uno: la mala calidad de
los materiales educativos diseminados, en particular el tipo de ejercicios que
se ofrecían a los maestros y alumnos. Este
aspecto no lo profundiza el documento de la Unesco, más
bien se limita a mencionar algunos portales educativos, sin describir o
diferenciar su contenido.
Un aspecto problemático
del documento (y con ello de las políticas internacionales y nacionales para
la incorporación de la tecnología
a la educación) es que la interpretación
de los datos duros y la promoción de los buenos deseos se fundamentan
en creencias sociales más que en un conocimiento profundo de la
realidad basado en la investigación sistemática
y metodologías que nos permitan acercarnos a la
cotidianeidad de los usuarios potenciales. Un ejemplo es suficiente para
ilustrar esto: el documento reporta que la presencia de teléfonos
móviles en el mundo se ha incrementado de manera importante en
la última década, sin embargo no examina la situación
real del uso de estos dispositivos: si bien la posesión
de un teléfono móvil
se ha incrementado, la investigación cualitativa en México
ha demostrado que en muchos casos los teléfonos se utilizan para cargar música,
para tomar fotos y videos y como parte de los accesorios de la vestimenta (como
el cinturón, los aretes, las pulseras y los
collares) y de la identidad juvenil, pero que no tienen línea;
es decir, no están conectados a ningún
tipo de red por el costo económico que esto implica. Lo anterior
también se ha observado en zonas rurales de
Canadá en donde no llega la señal:
los jóvenes cargan sus teléfonos
pero los usos que predominan son los que no requieren conectividad. Este tipo
de observaciones matiza considerablemente afirmaciones como “la
revolución móvil
y del Internet actual provee a todos los países,
especialmente los que están en vías
de desarrollo y los menos desarrollados, oportunidades sin precedentes”
(p. 2).
El problema central
aquí es que subyacente a este reporte (y a las políticas
educativas para la incorporación de la tecnología
digital a la educación en general) se encuentra la creencia
de que la tecnología por si sola es capaz de provocar
grandes cambios. En su presentación del documento, Irina Bokova,
Directora General de UNESCO caracteriza a las tecnologías
de información y comunicación
(TIC) como capaces de “aportar soluciones efectivas y
sustentables para erradicar la pobreza, promover la salud, avanzar la equidad
de género, y para asegurar una educación
de calidad para todos”. Aquí la tecnología
aparece como un agente libre que transforma, gestiona, y analiza; de esta manera se neutralizan las
TIC y se da la impresión de que éstas
están ajenas a intereses económicos,
agendas políticas o
programas políticos y condiciones sociales; como si
la tecnología por si sola fuera responsable de
grandes transformaciones.
Continuará
la próxima semana…
No hay comentarios:
Publicar un comentario