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miércoles, 10 de abril de 2013


Banda Ancha y Educación: Un nuevo reporte de UNESCO (1)
JUDITH KALMAN
 
Sin ser experta en telecomunicaciones, sé que la banda ancha es un medio de transmisión de datos más rápido que la banda base y que soporta señales múltiples. Antes, para conectarnos al Internet, se nos bloqueaba la línea telefónica o contratábamos una segunda línea cuando estaba a nuestro alcance, pero ahora eso no es necesario. Podemos conectarnos por cable o de manera inalámbrica y seguir recibiendo llamadas. En términos del uso cotidiano del Internet, banda ancha quiere decir  que tiene varios canales de transmisión de datos y permite que muchos podamos enviar y recibir información de una manera expedita, eficiente y simultánea: en lugar de esperar media hora para descargar una canción ahora se logra en cosa de minutos o menos.

El 17 de marzo la Unesco presentó en México un reporte reciente con el título en inglés de Broadband And Education Advancing The Education For All Agenda, [La Banda Ancha y el Avance de la Educación Agenda de la Educación para Todos] elaborado por el Grupo de Trabajo sobre Banda Ancha y Educación (Broadband Commission Working Group on Education).  El documento consta de 50 páginas y cubre una variedad de temáticas que buscan relacionar la importancia de la banda ancha para avanzar agendas educativas  y políticas internacionales como la alfabetización, la universalización de la educación básica, la participación en la economía globalizada y la llamada sociedad del conocimiento. Incluye varios estudios de caso, notas sobre políticas de moda como Una laptop por niño y una bibliografía muy actualizada sobre políticas educativas y tecnología digital.

A continuación ofrezco algunas notas sobre su contenido, con la intención de resumir desde mi lectura, algunas de las ideas, datos y propuestas que llenan sus páginas. Reconozco que es mi lectura, pues no puedo ofrecer otra. Dada la importancia del documento y la actualidad de su contenido, dividiré la publicación de esta reseña en dos partes.

El documento es digno de una lectura cuidadosa y crítica. Hay que distinguir claramente entre los datos duros y recientes que reporta, los buenos deseos que promueve y los avisos sobre la realidad educativa que presenta.

Los datos que presenta revelan dos cosas principalmente: el estado actual de la distribución social de los dispositivos digitales y las últimas tendencias observadas; confirma con estadísticas recientes lo mucho que ya sabemos. Por ejemplo, reporta que el acceso a las TIC en los países desarrollados se ha incrementado de manera significativa en la última década: en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), 93% de los jóvenes de 15 años usa la computadora en la escuela y casi el mismo porcentaje tiene acceso al Internet en sus planteles educativos. En estos mismos países la relación alumno-computadora bajó de 13:1 a 8:1. Sin embargo, esto no se observa de igual manera en los países en vías de desarrollo, pues en los países pobres solo el 25% de las casas cuentan con una computadora y 20% tienen acceso a Internet. En particular se señala que en la mayoría de los países africanos la relación alumno-computadora es de 150:1.

En el documento se encuentran lo que se podría llamar buenos deseos: la intención de mejorar la educación mediante una distribución más equitativa y justa de los equipos: de lograr una educación inclusiva, democrática y participativa; y la promoción de recursos educativos de libre acceso. Sin embargo, estas y otras propuestas se presentan de manera acrítica: por ejemplo, en años recientes en México se desarrollaron Enciclomedia y Habilidades Digitales Para Todos, dos proyectos educativos de recursos abiertos que fueron suspendidos después de una inversión enorme en su desarrollo y distribución. Ambos sufrían de varios defectos, pero aquí solo menciono uno: la mala calidad de los materiales educativos diseminados, en particular el tipo de ejercicios que se ofrecían a los maestros y alumnos. Este aspecto no lo profundiza el documento de la Unesco, más bien se limita a mencionar algunos portales educativos, sin describir o diferenciar su contenido.

Un aspecto problemático del documento (y con ello de las políticas internacionales y nacionales para la incorporación de la tecnología a la educación) es que la interpretación de los datos duros y la promoción de los buenos deseos se fundamentan en creencias sociales más que en un conocimiento profundo de la realidad basado en la investigación sistemática y metodologías que nos permitan acercarnos a la cotidianeidad de los usuarios potenciales. Un ejemplo es suficiente para ilustrar esto: el documento reporta que la presencia de teléfonos móviles en el mundo se ha incrementado de manera importante en la última década, sin embargo no examina la situación real del uso de estos dispositivos: si bien la posesión de un teléfono móvil se ha incrementado, la investigación cualitativa en México ha demostrado que en muchos casos los teléfonos se utilizan para cargar música, para tomar fotos y videos y como parte de los accesorios de la vestimenta (como el cinturón, los aretes, las pulseras y los collares) y de la identidad juvenil, pero que no tienen línea; es decir, no están conectados a ningún tipo de red por el costo económico que esto implica. Lo anterior también se ha observado en zonas rurales de Canadá en donde no llega la señal: los jóvenes cargan sus teléfonos pero los usos que predominan son los que no requieren conectividad. Este tipo de observaciones matiza considerablemente afirmaciones como la revolución móvil y del Internet actual provee a todos los países, especialmente los que están en vías de desarrollo y los menos desarrollados, oportunidades sin precedentes (p. 2).

El problema central aquí es que subyacente a este reporte (y a las políticas educativas para la incorporación de la tecnología digital a la educación en general) se encuentra la creencia de que la tecnología por si sola es capaz de provocar grandes cambios. En su presentación del documento, Irina Bokova, Directora General de UNESCO caracteriza a las tecnologías de información y comunicación (TIC) como capaces de aportar soluciones efectivas y sustentables para erradicar la pobreza, promover la salud, avanzar la equidad de género, y para asegurar una educación de calidad para todos. Aquí  la tecnología aparece como un agente libre que transforma, gestiona,  y analiza; de esta manera se neutralizan las TIC y se da la impresión de que éstas están ajenas a intereses económicos, agendas políticas o  programas políticos y condiciones sociales; como si la tecnología por si sola fuera responsable de grandes transformaciones.

Continuará la próxima semana

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