Reforma educativa: de puntos de acuerdo y cuentos chinos
EDMUNDO MACARIO ALVAREZ /
Mucha tinta ha corrido en las recientes
semanas en torno al tema de la reforma educativa de nuestro país. Bien sea para
describir sus bondades o bien para advertir a la ciudadanía sobre el atentado a
uno de nuestros derechos constitucionales más sentidos como es el de la
educación pública, gratuita, obligatoria y nacional, el caso es que la agenda
nacional aún permanece permeada por el conflicto magisterial. El país entero ha
visto en estos días un número histórico de marchas, plantones y mítines en los
que se ha oído la voz de diversas corrientes ideológicas y políticas
encabezadas por la CNTE, como la organización más añeja en estas lides del tema
educativo. Sin embargo, como suele pasar en estos movimientos en donde el
gremio magisterial participa, la polarización de posturas en torno a la
problemática del fenómeno educativo devela la utilización de verdades a medias
como estrategia argumentativa para convencer al mayor número de adeptos. No
quiero decir con esto que falte razón a los inconformes en algunos de sus
planteamientos y reclamos, pero advierto también una falta de claridad en la
estrategia a seguir en la ruta legal que implica la tan traída y llevada
reforma educativa. Por otra parte, el uso y abuso de las marchas ha dejado como
consecuencia un malestar en la ciudadanía de varios estados de la república que
al día de hoy muestra un desdén para conocer y discutir los argumentos de fondo
de los actores principales del conflicto, y que de seguir así sólo logrará un
rechazo ciudadano a un tema vital para nuestro desarrollo nacional como lo es
la calidad educativa.
Veracruz no ha quedado al margen del fenómeno
nacional de protestas, toma de instalaciones, paro de labores, violencia contra
manifestantes e instalación de mesas de "diálogo" para arreglar el conflicto
que derivó de la promulgación de las leyes secundarias inherentes a la reforma
constitucional de principios de año; dichas leyes complementarias son la Ley
General de Educación, la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación y la Ley General del Servicio Profesional Docente, publicadas en el
Diario Oficial de la Federación el día once de septiembre del presente año,
fecha a partir de la cual los maestros decidieron salir en protesta
indefinidamente pues de forma directa tildaron a estos ordenamientos jurídicos
como contrarios a sus derechos laborales y conquistas sindicales de muchas
décadas atrás.
Sin embargo, más allá de las protestas,
marchas y consignas en contra de los líderes y liderazgos sindicales y de los
gobiernos federal y del estado, creo que el movimiento magisterial poco o nada
ha diseñado en el campo legislativo que no sea un sitio a las instalaciones del
Congreso en Veracruz. Y lo anterior tiene vital importancia si en realidad los
profesores quiere dar batalla en la siguiente etapa de armonización de la
legislación veracruzana, como inevitable consecuencia de la reforma
constitucional y de la promulgación de las leyes secundarias relativas. De tal
forma, que los maestros inconformes deben repensar su estrategia para enfrentar
la actividad legislativa que se avecina. Y la situación está como sigue: si
leemos las leyes federales promulgadas el día once de los corrientes, sabremos
que está corriendo el plazo de seis meses para que el congreso veracruzano
"armonice, adecue, expida o reforme su legislación respectiva" con el
fin de que la reforma educativa opere a plenitud en nuestro ámbito estatal.
Es decir, que lo más probable es que la
actual legislatura no tenga el tiempo para llevar a cabo todas las reformas y/o
adecuaciones de las leyes estatales, si consideramos que el próximo día martes
5 de noviembre deberá quedar instalado y renovado el Congreso local, tal y como
lo dispone nuestra Constitución Política en su artículo 21. Así qué serán los
nuevos disputados los que deberán asumir, mayormente, la responsabilidad de
modificar nuestra legislación en los términos que se ordenan en las leyes federales
arriba citadas. En ese sentido, el movimiento magisterial deberá preguntarse
entonces sobre la pertinencia y beneficio que a sus intereses les otorga el tan
cacareado Punto de Acuerdo aprobado por el Congreso del Estado y publicado el
día 20 de septiembre del presente año en su Gaceta Legislativa número 167, pues
no será esta legislatura quien pueda cumplir los compromisos ahí adquiridos a
nombre del pueblo veracruzano para garantizar a los maestros su permanencia y
derechos laborales adquiridos. Es más, un punto de acuerdo del Congreso es, por
su propia naturaleza, temporal y atiende un asunto específico. Es decir, creo
que el resultado de esa mesa de diálogo de maestros y congreso aterrizó en un
“llamado a misa” pues nada garantiza que los futuros diputados cumplan a
cabalidad compromisos no suscritos en su legislatura. Máxime si el futuro
coordinador de la bancada priísta resulta ser el ahora tan cuestionado Juan
Nicolás Callejas Arroyo, actual diputado electo por la vía plurinominal. Creo
que en estos temas no se puede ser al mismo tiempo parroquiano y cantinero. Asi
que los maestros inconformes acaso pueden estar a tiempo de pedir al Congreso,
a través de la Junta de Trabajos Legislativos la realización de los foros
necesarios en el que participen los especialistas del tema educativo, los
maestros de todo el estado y de los diferentes niveles involucrados, la
sociedad en general y las autoridades del ramo, con la finalidad de que el
trabajo legislativo de la siguiente legislatura en verdad abone a la construcción
de soluciones a un conflicto que puede derivar en mayor perjuicio del interés
verdaderamente colectivo y supremo como lo es el de la educación de nuestra
niñez y juventudes veracruzanas. Lo demás pueden resultar en cuentos chinos.
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