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lunes, 23 de septiembre de 2013

Normales, semilleros de activistas; sólo 33% es capaz de dar clases
La mayoría ingresa sólo por asegurar plaza y no son docentes; especialistas lo lamentan
Lilian Hernández


CIUDAD DE MÉXICO, 23 de septiembre.- Sólo 33% de egresados de las normales públicas demostró un nivel aceptable de desempeño frente a un grupo en el salón de clases, según estadísticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Especialistas en materia educativa plantean que una de las principales razones que mueven a los estudiantes a seguir la carrera magisterial es la posibilidad de tener un empleo seguro.

Aseguraron que en varias de estas escuelas lo que predomina es la formación de activista, más que la de docente, ligadas a corrientes radicales dentro del sindicato magisterial.

En este contexto, es más importante en esos planteles que aprendan a hacer una toma de camiones o a parar una ruta de carretera, antes que prepararse para dar clases, expuso Ángel Díaz Barriga, investigador de la Universidad Nacional.

Incapaces, 65% de normalistas

Según la SEP, sólo 33% son aptos para dar clases; especialistas lamentan que sólo busquen una plaza y no ser docentes.

A pesar de que en 2012 se estableció un nuevo plan de estudios, las escuelas normales públicas del país han sido marginadas, tienen serias carencias, así como graves deficiencias en su sistema de enseñanza, debido a que las autoridades educativas, desde la SEP hasta los estados, las han dejado en el olvido.

Como resultado, persiste un bajo o muy poco satisfactorio desempeño académico de los maestros que forman a los futuros profesores de educación básica, así como bajo nivel académico de los estudiantes y egresados, quienes incluso han revelado que lo aprendido en clases está desfasado de las actividades reales que deben desarrollar en un salón.

Especialistas en la materia, como Ángel Díaz Barriga y Catalina Inclán, ambos investigadores del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), coincidieron en que las normales se encuentran marginadas, porque desde hace más de tres décadas las autoridades educativas las han dejado a la deriva y por ello es que en la actualidad no están a la altura de la calidad académica que deberían tener como las instituciones de educación superior que constituyen.

Los académicos consultados por Excélsior aclararon que hay normales con mucho desarrollo académico, donde ha quedado fuera la formación sindical y sus prebendas, pero en otras lo que domina es la formación activista y la politización, más allá de una preparación para ser docente.

En algunas normales rurales hay una politización que por una parte mezcla las carencias de los grupos que llegan a esas normales junto con una intencionalidad política de corrientes dentro del sindicato que se han radicalizado.

“Entonces, en algunas normales se mezcla la formación profesional docente con la formación de un activista y es importante que aprendan a hacer una toma de camiones, a parar una ruta de carretera, más allá de prepararse para dar clases”, según dijo Díaz Barriga.

Dificultades

Las  problemáticas han crecido en las normales conforme ha pasado el tiempo, según lo señala El Plan de Diez Años para Desarrollar el Sistema Educativo Nacional que elaboró la UNAM y presentó en 2012 al gobierno federal, donde se expone que la ayuda a esas escuelas especializadas en formar docentes ha sido postergada y por lo mismo carecen del nivel académico que tienen otras instituciones de educación superior.

“El descuido y la desatención a la formación inicial de profesores, particularmente la marginación de las escuelas normales, ha provocado que en la actualidad aspiren a la docencia sujetos con menor capital social y cultural”, revela la investigación.

Al respecto, Díaz Barriga señaló que uno de los graves problemas es que en zonas rurales las escuelas normales representan la vía para salir de la pobreza y obtener una seguridad social que en ese ámbito de marginación casi nadie suele tener ese beneficio.

En algunas normales rurales hay internados, explicó la académica Inclán, lo cual significa para el joven de esa región tener escuela, tres comidas al día y asegurar una plaza que los sacará de la pobreza extrema, porque tendrán un sueldo, prestaciones y seguridad social, más allá de que el estudiante ingrese por tener un verdadero interés en ser docente.

“La carrera de maestro dejó de ser una aspiración atractiva en la sociedad mexicana, cuando en realidad debería considerarse como una profesión que requiere vocación”, sostiene el estudio de la UNAM.

Pero lo que ocurre en algunas zonas rurales, aclaró el profesor Díaz Barriga, es que la normal es la única opción para estudiar la educación superior, además de ver en esos estudios el camino para asegurar un empleo estable y con prestaciones sociales.

Esa situación demuestra que el anhelo de un empleo seguro se antepone al deseo de ser maestro y ejemplo de ello es que de los egresados de normales públicas, 33 por ciento demostró un desempeño aceptable, mientras que 65 por ciento tuvo un nivel de conocimientos que requiere nivelación, porque tienen deficiencias para estar frente a un grupo, según datos de la SEP del examen de egreso de 2011.

La investigadora del IISUE indicó que estudiantes de algunas normales han señalado que entre los mismos egresados no hay claridad de la importancia que tiene su profesión docente.

Díaz e Inclán coincidieron en que es un sistema que ha sido descuidado por parte de la autoridad educativa, quien ha tenido cierta intencionalidad de no darles importancia, por lo que están marginadas.

En México hay más de 400 escuelas normales públicas y privadas, las cuales implementan el mismo plan nacional de estudios, porque así lo establece el artículo tercero de la Constitución.

Ante ese candado legal, ninguna normal puede buscar un plan más acorde a su nivel académico y eso es justamente lo que ha detenido el desarrollo de casi 60 normales que tienen mayor potencial.


Debido a esa disposición legal, el investigador Díaz Barriga lamentó que en la reforma educativa aprobada recientemente no se haya eliminado ese candado para que cada normal pueda tener autonomía académica y con ello detonar la competencia entre esos planteles. (Excélsior)

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