Quién es el culpable,
¿educación o trabajo?
por
Marielena Vega
Los tipos de
profesionistas que hay en el mercado laboral no ayudan a la productividad del
país, porque a pesar de sus estudios no todos pueden insertarse en el campo de
trabajo.
Al no estar
insertados los profesionistas en el aparato productivo, el gasto y la inversión
que hicieron no acaba de ser rentable, es decir, no acaba teniendo un efecto
sobre la generación de riqueza y sobre la movilidad social. El promedio de las
personas que tienen niveles de estudio medio superior hacia adelante enfrentan
fuertes problemas de desempleo
en el país.
La mayor
parte de la desocupación que uno puede ver en algunas entidades federativas de
la República Mexicana está afectando a las personas que tienen mayores grados
de estudio.
La razón es
simple, en el momento en que la economía no crece de manera importante, el
valor agregado de la misma tampoco lo hace, con lo cual el mercado no reclama
menos gente especializada y con mayores estudios.
Lo que el
país necesita es generar un nuevo perfil productivo que esté más vinculado con
el desarrollo tecnológico y la innovación.
Es muy claro
que la limitante que tenemos es que el país en la parte industrial es altamente
maquilador, no genera industria de innovación, estamos hablando de áreas
electrónicas, microelectrónicas; más que maquilar, el desarrollo debe ser en la
innovación.
De ahí que
en los siguientes años lo que se tiene que hacer es plantear los diferenciales
económicos y productivos, porque a raíz de eso se puede generar un programa de
desarrollo educativo y uno empresarial que fomente la creación de empresas.
En México,
en los últimos años los pagos para las personas que ganan más de tres salarios
mínimos han disminuido, lo cual implica que las personas de mayores estudios no
tengan posibilidades de ganar mejor.
Contrario a
ello, la gente que gana de uno a dos salarios al mes ya representa una cuarta
parte de la población trabajadora en el país, según cifras del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En el campo
educativo, los estudiantes buscan las ingenierías, algunas áreas
administrativas y de ciencias sociales, pero el gran problema es que no
alcanzan a tener la oportunidad laboral.
La situación
laboral se complica porque no hay opciones claras para que los alumnos puedan
abrir sus empresas, es decir, no hay estrategias de financiamiento para nuevos
socios. Lo que se acaba de generar con esta situación es un círculo de
desempleo.
De ahí que
la precaria situación de empleo que se vive en México refleja dos conclusiones:
en el país no hay profesionistas que se requieran para la producción y no hay
un perfil de empresas que reclamen ese tipo de empleos.
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