INEE: tarjeta roja al SNTE
WENCESLAO VARGAS
MÁRQUEZ
Cuando el
presidente Fox presentó el decreto de creación del Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación (INEE) en agosto de 2002, en el organigrama del
instituto (art. 8 del decreto) se reservaron dos lugares para el SNTE: uno para
el secretario general (Rafael Ochoa) y otro para la Fundación SNTE - que
dirigió Emilio Zebadúa.
(La
fundación SNTE circula una revista llamada “AZ Revista de Educación y Cultura”
que ha insertado en distintos momentos anuncios publicitarios de Seguros Argos,
Magistral y MetLife. El corresponsal veracruzano de la revista es la persona
que responde al nombre de José Antonio Montero. Emilio Zebadúa es ahora Oficial
Mayor de la Sedesol bajo el mando de Rosario Robles pues renunció a la revista
educativa AZ en la edición No. 65 de enero de 2013).
En cierto
momento el organigrama del INEE era el siguiente: Presidente Alonso Lujambio,
Secretario de Educación Pública; Presidente suplente Francisco Ciscomani,
Titular de la Unidad de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas;
Consejeros Juan Carlos Romero Hicks, Director General del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología; Fernando González, Subsecretario de Educación Básica;
Dionisio Arturo Pérez-Jácome, Subsecretario de Egresos de la SHCP; Enrique
Cabrero, Director General del CIDE; Sylvia Ortega, Rectora de la UPN; Enrique
Villa Rivera, Director General del IMP; Emilio Zebadúa, Presidente de la
Fundación para la Cultura del Maestro; Eduardo Bohórquez López, Director
General de Transparencia Mexicana; Rafael Ochoa Guzmán, Secretario General del
Comité Ejecutivo Nacional del SNTE. En otro momento estuvieron Juan Díaz de la
Torre y de nuevo Emilio Zebadúa ocupando ambas sillas. Cuando se mencionaba en
documentos oficiales a la Fundación para la Cultura del Maestro, se hacía todo
lo posible por ocultar la relación de la fundación con el SNTE omitiendo estas
cuatro letras en el nombre completo.
Diez años
después, cuando el presidente Felipe Calderón publicó la reforma que daba
autonomía al INEE en mayo de 2012, en el organigrama reservó -como Fox- dos
sillas para el SNTE en el recién creado Consejo Social de Evaluación de la
Educación (art. 6 del decreto de mayo de 2012). EL decreto entró en vigor tres
meses después de publicado, el 15 de agosto. Se obligaba por el transitorio
quinto a que sesionara el Consejo Social de Evaluación de la Educación (con el
SNTE incluído) a más tardar seis meses después de que entrara en vigor el
decreto. Este plazo se venció el 15 de febrero de 2013, justamente dos semanas
antes de que la presidenta del SNTE, Gordillo, perdiera su libertad. Ignoro si
llegó a efectuarse realmente alguna sesión de este Consejo. La tarea del
Consejo Social para la Evaluación de la Educación, pieza interna del INEE, eran
fungir como un órgano de consulta del instituto y debía contar con la
participación de las autoridades educativas federal y locales, los docentes,
los padres de familia, la academia y organizaciones de la sociedad civil.
Ahora,
cuando el nuevo PRI y el secretario Chuayffet hicieron circular el anteproyecto
de segunda reforma al INEE en este abril de 2013, el SNTE recibió tarjeta roja
y no tiene ni silla ni sillón: fue excluido de cualquier participación. Según
el art. 10 del anteproyecto el Instituto contará con una junta de gobierno y
“con las unidades administrativas que determine su reglamento interior”. Ya no
se habla precisamente del Consejo Social de Evaluación de la Educación en el
anteproyecto que circuló hace pocos días y mucho menos se habla del SNTE y de
las dos sillas con las que contaba en las deliberaciones del INEE.
No se ve
fácil que el tema pueda revivir cuando el sindicato ha recibido una tarjeta
roja directa.
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