Crecen entre
universitarios las conductas alimentarias de riesgo: estudio de la UAM
César
Arellano
En México,
las llamadas conductas alimentarias de riesgo –ayunos, dietas, atracones o uso
de purgantes y laxantes– se presentan cada vez más en poblaciones
universitarias, aseguró José Alberto Rivera, coordinador de la maestría en
medicina social de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad
Xochimilco, quien señaló que dicho comportamiento está asociado al temor de los
jóvenes a subir de peso.
En
entrevista, dijo que de acuerdo con el estudio Conductas de riesgo alimentario
y estrategias para la prevención de transtornos de la conducta alimentaria,
realizado a 6 mil 500 alumnos de los planteles Azcapotzalco, Iztapalapa y
Xochimilco, una primera etapa arrojó que alrededor de 65 por ciento de los
jóvenes de ambos sexos están insatisfechos con su imagen corporal.
La mayor
prevalencia de insatisfacción se da en mujeres, pero está casi a la par de los
hombres, con 68 y 65 por ciento, respectivamente, del total del estudio, lo
cual es grave, advirtió.
Las conductas
alimentarias de riesgo, subrayó, están relacionadas con los trastornos de la
conducta alimentaria (que son más graves), los cuales se dividen en anorexia,
bulimia y trastornos no específicos, y pueden significar la pérdida de vida
saludable y una muerte temprana en poblaciones jóvenes.
Además,
dijo, los trastornos alimentarios están vinculados con estrés, ansiedad,
depresión, abuso físico o sexual, problemas familiares, comparación o burlas
provenientes de pares y familiares, baja autoestima e insatisfacción corporal,
entre muchos otros motivos.
Rivera
explicó que entre los factores que influyen para que los jóvenes se inclinen
por las conductas de riesgo alimentario es que los adultos creen que las
personas delgadas son más exitosas, atractivas, bonitas y tiene las mejores
oportunidades, incluso, por encima del intelecto.
En algunos
casos también influye el ingreso de los jóvenes a la universidad, lo cual puede
ser estresante, ya sea por tratarse de un ámbito desconocido, por el incremento
de las cargas académicas y por el desgaste que implica una dinámica de alta
demanda competitiva antes las escasa oportunidades de empleo, en un mercado
precario que ofrece nulas o limitadas garantías de estabilidad, pero que cada
vez exigen estándares de belleza que pocas veces se alcanzan, y por el
contrario deterioran la autoestima.
La obsesión
por ejercitarse es habitual entre quienes ven en la actividad física una vía
para alcanzar un ideal estético de belleza y delgadez determinado, y no como
apoyo para estar saludable, señaló.
Agregó que
en México, a pesar de que las encuestas nacionales de salud y nutrición 2006 y
2012 reportan cifras de conductas alimentarias de riesgo en población
adolescente, los peligros para la salud de los adultos jóvenes están ausentes
de las políticas públicas en la materia.
Informó que
el proyecto aprobado por la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, y
adscrito al área de estado y servicios de salud, en colaboración con la doctora
Claudia Unikel Santoncini, del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la
Fuente Muñiz, continuará entre 2013 y 2015 con diagnósticos pormenorizados. (La Jornada)
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