Maestros del caos y la protesta
No importa
si es inicio de clases o si es marzo, mayo, junio, diciembre. Siempre hay
manifestaciones.
Yuriria
Sierra
Caos,
pareciera que la clase que imparten es la del caos. O qué pensar. Qué pensar de
un grupo de personas que se hacen llamar maestros y han decidido bloquear
cuantos caminos aparecen frente a ellos. Desde que tengo memoria, recuerdo que
la Sección 22 del SNTE ha sido protagonista de un sinfín de conflictos que poco
han encontrado soluciones, pero que fácil encuentran justificación. Porque
siempre hay un algo que los motiva a movilizarse. El lunes pasado, cuando
tantos millones de alumnos regresaron a clases en Tabasco y Oaxaca se quedaron
con las ganas, porque no sólo es la 22, ahora también son maestros de la CNTE.
Para la
tarde de ayer, casi las primeras horas de la noche, los diputados se acomodaban
donde podían dentro del edificio del Senado, desde ahí operarán. El grupo de
maestros de la Coordinadora que bloquearon San Lázaro y el cruce estratégico de
Insurgentes y Paseo de la Reforma. Los alrededores de la Cámara de
Diputados y la zona Centro de la ciudad,
se encontraban prácticamente sitiados. Los maestros que se encuentran desde
hace días en el Distrito Federal, clamaron un poco de victoria cuando se sacó
de la agenda del periodo extraordinario de sesiones la Ley General del Servicio
Profesional Docente, el tercero de un grupo de dictámenes incluidos en las
leyes secundarias de la reforma educativa aprobada hace unos meses. Las otras
dos son las del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la Ley
General de Educación.
Finalmente
el tema es siempre el mismo: los maestros —al menos estos que me manifiestan—
se oponen a cualquier intención de evaluación, es un no rotundo a cualquier
cosa que ponga en peligro las plazas que al sindicato o coordinadora les han
costado tanto retener. No, por supuesto, a la reforma educativa.
Ha sido así
desde hace tanto. No importa si es inicio de clases o si es marzo, mayo, junio,
diciembre. Siempre hay manifestaciones, bloqueos carreteros: ya sea de
autopistas o de avenidas en determinadas ciudades. Hace un par de días de plano
fueron golpes a reporteros, mi compañero Raúl Flores y el camarógrafo Miguel
Andrade fueron agredidos sobre Paseo de la Reforma. Bajo el escudo del
magisterio, de la defensa de sus derechos, estos maestros tan asiduos a las
calles y no a las aulas, continúan con la tradición de la protesta.
Se van unos
y llegan otros. Si no es Oaxaca es Michoacán. Si no es Michoacán es Guerrero.
Si no es Guerrero, es Chiapas o Tabasco o Morelos o Veracruz o de donde sean.
Reprueban las pruebas, pero no quieren que haya consecuencias. Ellos quieren seguir
manifestándose y dejando a los niños sin clases. Porque hace mucho tiempo,
porque han sido tantos años, que sus causas han dejado de estar del lado
educativo. Estos maestros que se manifiestan, que por fortuna no son todos,
pelean más por los intereses sindicales y de su Coordinadora. Por ahí anuncian
que vienen en camino, por si hacen falta, unos 40 mil maestros más. Es su
manera de ejercer presión, su manera de intentar ahogar una reforma que no
tiene marcha atrás. Una reforma que amenaza el que ha sido su modus operandi
todos estos años en que se han manifestado a la menor provocación. (Excélsior)
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