Rinde homenaje la
UNAM al ex rector, al que se dedica seminario internacional
Carpizo, mexicano descomunal y universitario
excepcional: Narro
En el contexto del
96 aniversario de la promulgación de la Carta Magna, destaca su
trayectoria. Su paso por Gobernación, quizá
el mayor desafío a su inteligencia, dice Navarrete
Prida.
Emir Olivares Alonso
La Universidad
Nacional Autónoma de México
(UNAM) rindió un homenaje al constitucionalista
Jorge Carpizo MacGregor, a quien José Narro Robles, rector de la institución,
calificó de un campechano singular, un
universitario excepcional y un mexicano descomunal.
En el contexto del
96 aniversario de la promulgación de la Constitución
mexicana, la máxima casa de estudios realizó
el seminario internacional El constitucionalismo contemporáneo,
dedicado a Carpizo MacGregor –fallecido el 30 de marzo de 2012–,
quien tuvo una amplísima trayectoria en la academia y la
administración pública
federal que incluyó, entre otras actividades, ser rector
de la UNAM, titular de la Procuraduría General de la República
y la Secretaría de Gobernación,
el primer ombudsman del país y ministro de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación.
Fue un modelo de
universitario, defensor incansable de los derechos humanos, motor de aventuras
intelectuales, paladín de la justicia e impulsor de jóvenes
talentosos que lo seguían en el aula y en su cubículo.
Fue un hombre honesto y honorable que nunca sacó
ventaja personal alguna. Cuando se hablaba de austeridad y de probidad, Jorge
Carpizo era un referente entre los personajes públicos,
subrayó Narro Robles.
En la ceremonia de
inauguración del seminario –realizada
en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario–,
el rector destacó la trayectoria de quien fue uno de los
hijos más ilustres de la universidad.
El homenaje incluyó
la proyección de un video con una breve semblanza
del ex rector. Además, el ensamble Voz Adentro ejecutó
Solamente una vez y Sorpresa (dos de las melodías
favoritas de Carpizo), y se guardó un minuto de silencio en memoria del
poeta Rubén Bonifaz Nuño,
quien falleció el jueves pasado.
Su vida y su carrera
como servidor público y universitario dejaron huella de
su apego a los valores laicos, a la honestidad, la lealtad, la solidaridad y el
cumplimiento de la responsabilidad adquirida. Se trata de una vida de servicio
a los demás, afirmó
el rector.
El ex procurador
general de la República produjo una obra escrita de alta
calidad y enorme utilidad, dijo Narro.
“Fue El presidencialismo mexicano (uno
de sus libros más importantes), el de la Fortaleza y
debilidad (su propuesta de reforma a la UNAM), el de los Elementos para la
seguridad y la justicia en democracia (planteamiento para contrarrestar la
inseguridad en el país), el de la Defensoría
de los Derechos Universitarios, el de la ciudad de las humanidades, el de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos
(CNDH). Fue un hombre de dos hogares: Campeche –su
estado natal– y la UNAM. Para él,
Campeche era, antes que nada y sobre todas las cosas, el respeto a la dignidad
humana.
La UNAM fue una de
sus grandes pasiones. Aquí se formó,
enseñó y se transformó: de estudiante pasó
a estudioso, de grande mutó a gigante. En la universidad, que
tanto adoraba, maduró y aportó,
edificó y contagió.
Estudió toda la vida y enseñó
una buena parte de la misma. Investigó y reflexionó
sobre los asuntos que agobian a nuestra sociedad.
Para Narro Robles
hablar de Carpizo es invocar la honestidad y la determinación;
describir la amistad, la generosidad y la virtud republicana.
Resaltan sapiencia
de quien fue primer ombudsman de la CNDH
A la ceremonia
asistieron los ex rectores José Sarukhán,
Guillermo Soberón y Juan Ramón
de la Fuente; el abogado general de la institución,
Luis Raúl González;
integrantes de la familia Carpizo; Héctor Fix Zamudio (maestro del ex
rector); miembros del Instituto de Investigaciones Jurídicas
(IIJ), como su director Héctor Fix Fierro, y los investigadores
Diego Valadés, Pedro Salazar y César
Astudillo; funcionarios universitarios y directores de escuelas y facultades.
El titular de la
Secretaría del Trabajo y Previsión
Social, Alfonso Navarrete Prida, lamentó la pérdida
prematura de una personalidad como Carpizo, en particular porque el momento por
el que atraviesa el país plantea la necesidad imperiosa de
nutrirse de su inteligencia, de su claro pensamiento, de su imaginación
para encontrar soluciones a problemas complejos, por la verticalidad de su
actuar y por su enorme compromiso por México.
La sapiencia de
quien fue el primer presidente de la CNDH –sostuvo el funcionario–
moldeó su carácter
para volcarlo al servicio de la sociedad y de México.
Como maestro formó
varias generaciones de jóvenes a quienes transmitió
valores, principios y conocimientos; como investigador aportó
en decenas de obras pilares fundamentales en el estudio del derecho
constitucional, de las instituciones mexicanas, de los derechos humanos, de la
procuración de justicia y de la democracia; como
funcionario universitario defendió la autonomía
como abogado general, consolidó el IIJ como su director, y como rector
planteó la más
ambiciosa reforma universitaria.
También
el servicio público se benefició
con sus aportaciones. Navarrete resaltó que al crearse la CNDH el cargo de
ombudsman tenía su nombre y apellido; como procurador
hizo compatible la defensa de las garantías fundamentales con una excelente
procuración de justicia. Aunque quizás
el mayor desafío a su inteligencia lo constituyó
su paso por la Secretaría de Gobernación,
donde sentó las bases de lo que hoy son las instituciones
encargadas de llevar los procesos electorales en el país
y frente al alzamiento alzamiento zapatista la presencia de un secretario de
Gobernación con sólido
prestigio y perfil apartidista contribuyó a generar las condiciones que
permitieron la distensión del enfrentamiento armado y la
apertura del diálogo para iniciar la posible solución.
Carlos Carpizo,
hermano del ex rector, agradeció a nombre de su familia el apoyo y
amistad recibidos por su pérdida.
Destacó
que a casi 100 años de la promulgación
de la Constitución continúa
la polémica entre quienes sostienen que debe
crearse una nueva y los que se pronuncian por reformas, al respecto recordó
que el constitucionalista universitario se manifestó
hasta su muerte contra la creación de una nueva carta magna.
Diego Valadés
Ríos, presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho
Constitucional y académico del IIJ, destacó
la necesidad de reordenar el texto constitucional que con tantas reformas ha
sido desfigurado, y planteó dos opciones: una nueva Constitución
o reordenar la actual, aunque primero se debería
optar por su reorientación.
De los 136 artículos
de la Carta Magna, dijo, sólo 22 (16 por ciento) no han sido
modificados. Si se midiera por extensión esos 22 artículos
intocados corresponden a 3 por ciento de la extensión
del texto vigente. Publicado en La Jornada
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