Universidades indígenas, sin reconocimiento del Estado
Por Margarita Warnholtz -
Primera parte -
Hace dos semanas tuve oportunidad de asistir
al Encuentro Internacional sobre Educación Superior y Pueblos Indígenas. Era un
evento cerrado en el que realmente no tenía yo nada qué hacer, pero como había
varias amigas y amigos míos entre los participantes, como quien dice, “me
colé”. Y ya estando ahí, viendo lo interesante del asunto, les pedí permiso de
compartir algunas cuestiones con ustedes.
Fue una reunión a la que asistieron
básicamente rectores y rectoras de diversas universidades indígenas e interculturales
de Latinoamérica para discutir sobre su situación, logros, desafíos y problemas
que enfrentan, y sobre el papel de la epistemología indígena en la educación
superior. Además de los rectores, estuvieron presentes, entre otros, Mirna
Cunningham, actualmente integrante del Foro Permanente para las Cuestiones
Indígenas de la ONU; Benecio Quispe, viceministro de educación superior de
Bolivia; José del Val, director del Programa Universitario México Nación
Multicultural (PUMC)de la UNAM; Miguel Ángel Candanedo, Secretario General de
la Universidad de Panamá, y Daniel Matto, del Instituto Internacional de la
UNESCO para Educación Superior en América Latina y el Caribe.
La mayoría de estas universidades han sido
creadas por organizaciones indígenas, respondiendo a la necesidad de contar con
una educación superior para los jóvenes de sus comunidades y, sobre todo, de
una educación que incluya los saberes de sus pueblos, una educación que combine
el conocimiento originario con el conocimiento occidental. Algunas después de
un tiempo han conseguido apoyo gubernamental, otras funcionan con sus propios
recursos y aportes de las comunidades.
Me llamó la atención en particular el caso de
la Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas «Amawtay
Wasi» de Ecuador, por sus planteamientos y porque siendo una de las más
consolidadas, está a punto de perder el reconocimiento del Estado.
En la exposición que hizo el rector Luis
Fernando Sarango contó que se fundó en 2004 y en 2005 entró a formar parte del
sistema nacional de educación superior de su país. Relató, entre otras cosas,
que antes de crearla llevaron a cabo todo un proceso de reflexión sobre los
paradigmas civilizatorios de los pueblos indígenas, sobre su filosofía y sobre cómo establecer metodológicamente un
diálogo de saberes y ciencias entre culturas diversas en igualdad de
condiciones y la importancia de este diálogo. Decía que el proyecto fundamental
de los pueblos originarios tiene que ver con la vida; no con el mercado, el
comercio, la eficiencia o eficacia, sino con vivir bien. Habló del método
vivencial simbólico, “camino de sabiduría que dejaron nuestros mayores” que
consiste en “vivenciar para poder reflexionar, de ahí teorizar y luego
aplicar”. Comentó, por ejemplo, que en
la cultura europea empezaron por las matemáticas y de ahí llegaron a la
geometría y en la cultura de los pueblos originarios de Ecuador fue al revés,
comenzaron por la geometría y de ahí llegaron a las matemáticas. Habló también
de la importancia de utilizar las tecnologías de información, de usar la
televisión y las computadoras para enseñar y aprender. Y bueno, afirmó que en
función de éstas y otras reflexiones, se creó la universidad. En ella imparten
carreras como agroecología, arquitectura con especialización en arquitectura
ancestral y ciencias de la educación.
Esta universidad lleva casi 10 años
funcionando, y si bien al inicio obtuvo el reconocimiento del Estado, a los
pocos años comenzó a tener problemas porque el órgano de evaluación del
gobierno la encasilló en la categoría de “universidades empresariales” y
obviamente no pasaba las evaluaciones. Según me contó Sarango después de su
exposición, en 2009 quisieron cerrar la universidad y ellos acudieron a la
Corte Constitucional, donde ganaron el caso, pues, en síntesis, de acuerdo a
las leyes de su país y a los convenios internacionales sobre el tema, los
pueblos indígenas tienen derecho a crear y operar sus propias instituciones
educativas. A pesar de la sentencia a su favor,(aquí hay un resumen del documento)
en lugar de evaluar a la universidad con parámetros interculturales, continúan
evaluándola como si fuera una universidad convencional y la están sacando del
sistema de educación nacional y quitándole la acreditación. Obviamente esto
afecta a la universidad, pero me decía Sarango que de todas formas van a
continuar trabajando pues “vamos hacia la sabiduría, no hacia la acreditación”.
Pareciera ser (y esto ya es deducción y opinión mía), que el problema de fondo
es político y no académico, pues casualmente la mayoría de las organizaciones
indígenas de Ecuador han estado protestando contra el presidente Correa.
Esperemos que el problema se solucione, pues realmente me parece muy valioso el
trabajo que hace esa institución.
Hay otras universidades interculturales, como
la de Colombia y la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur, de
Guerrero, México, que tampoco tienen reconocimiento, lo que impide que los
egresados obtengan un título con validez oficial. Éste fue uno de los temas más
mencionados en la reunión, el asunto de la necesidad de contar con la
acreditación a los estudios de estas universidades. En mi opinión, el hecho de
que no lo haya es una contradicción más entre las leyes y la realidad en
relación a los pueblos indígenas, ya que en la mayoría de los países hay un
reconocimiento constitucional a la multiculturalidad pero en la práctica (en
este caso respecto a la educación superior) no se está reconociendo.
Entre los puntos de la declaración final del
evento se menciona el compromiso de crear un sistema de evaluación y
acreditación internacional específico para este tipo de universidades, de
acuerdo a sus características particulares. Ojalá lo hagan pronto pues
realmente por lo que ví son instituciones de educación serias y consolidadas,
que ofrecen diversos tipos de conocimiento.
También hay en la declaración un punto que se
refiere a que continuarán trabajando en “la interculturalización de la
educación superior como un eje central para las transformaciones estructurales
que requieren nuestros países” y se hace un llamado a todas las universidades
del continente a sumarse a esta iniciativa. Este tema también me parece
fundamental, pues creo que sería muy bueno que en todas las universidades se
enseñaran también los saberes de los pueblos originarios. En ese sentido, hubo
un reconocimiento particular al trabajo que se está realizando en la UNAM a
través del PUMC, que por cierto fue anfitrión y uno de los organizadores del
evento junto con la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe
Nicaragüense (URACCAN), el Colegio Superior para la Educación Integral
Intercultural de Oaxaca (CSEIIO), el Fondo Indígena, el Foro Permanente para
las Cuestiones Indígenas de la ONU y la Fundación Ford.
Hablando de organizadores del encuentro, me
llamó la atención la ausencia de la Coordinación General de Educación
Intercultural y Bilingüe (CGEIB) de la SEP, pues es la instancia encargada de
la mayoría de las universidades interculturales de México. En la inauguración
estuvo como invitado Fernando Salmerón Castro, coordinador de la CGEIB, pero
solamente saludó y agradeció la invitación, y se retiró en cuanto terminó el
acto protocolario. Sí estuvieron presentes en el encuentro algunos rectores de
estas universidades que dependen de la SEP, pero de éstas y otras hablaremos la
próxima semana. Artículo publicado en Animal Político.
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