La reforma
y los debates que faltan
PEDRO
FLORES CRESPO
Ante
la reforma educativa anunciada por el gobierno de Enrique Peña Nieto y las
reacciones y debates que ha generado, quedó claro que el cambio educativo será
más difícil de lo que se pensaba. Y lo será porque existe una marcada
complejidad en las políticas incluidas de la reforma. Veamos el caso de la
profesionalización docente. La reforma educativa propuesta por Peña Nieto
propone modificar el artículo Tercero constitucional para establecer, a nivel
nacional, las bases de creación de un servicio profesional docente que esté
integrado por concursos de ingreso para los docentes y para la promoción a
cargos con funciones de dirección y de supervisión en la educación básica y
media superior.
Sin
duda alguna, es un acierto del actual gobierno plantear un respaldo legal para
un instrumento de política pública tan importante como el proceso de selección,
ingreso y promoción de maestros. Modificar el marco jurídico de la política
educativa es un paso necesario. Tratar de ofrecer educación de calidad con
leyes creadas bajo el régimen autoritario y corporativo es una aberración. Sin embargo,
aún faltan más debates que dar en este sentido. María de Ibarrola,
investigadora educativa del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados
(Cinvestav), ya ha apuntado la necesidad de pensar cómo se van a conciliar y
adaptar los múltiples ordenamientos legales que norman las condiciones de
trabajo de los maestros a partir de haber elevado a rango constitucional los
procedimientos de ingreso, promoción y permanencia de los docentes. Parece ser
que los cambios legales tendrán que ocurrir más allá de la Constitución y de la
LGE, ¿será el gobierno priísta lo suficientemente audaz para ir a fondo?
Sobre
este punto, Juan Carlos Romero Hicks, presidente de la Comisión de Educación en
el Senado observó que la reforma propuesta por Peña Nieto es limitada, pues
faltó incluir el tema de la “reordenación” de la relación laboral con el SNTE
con el propósito de llevar al Apartado B de la Ley Federal de Trabajo la
transparencia y rendición de cuentas (La Jornada, 19/12/12 nota de Becerril y
Ballina). Si estos cambios ocurriesen, ¿escucharíamos un posicionamiento tan
laudatorio como el que pronunció el profesor Juan Díaz, secretario general del
SNTE, el 11 de diciembre? El profesor Díaz, a nombre del gremio, expresó su
“reconocimiento al Presidente de la República” por haber salvaguardado los
derechos de los trabajadores y “el compromiso” de promover la participación de
todos los actores para lograr la reforma educativa. Parece ser entonces que la
dirigencia sindical, ante la “reforma” educativa, no se siente tan excluida ni
afectada en sus recursos de poder (plazas y cuotas). ¿Y las declaraciones
envalentonadas que vimos de la maestra Elba Esther Gordillo en la prensa? Son
pura comedia.
Pero
regresando al punto sobre la ley, es importante decir que los marcos jurídicos
son útiles para dar estabilidad a las políticas, como lo observó Pablo Latapí
Sarre en su libro La SEP por Dentro (2004), pero también ahí, el destacado
investigador confirmó que el avance de las políticas difiere notablemente aún
cuando todas cuenten con un respaldo legal. En otras palabras, las leyes pueden
“estructurar” las políticas (Sabatier) y otorgarles estabilidad, pero no son
suficientes para imprimirles efectividad. Entonces, elevar a rango
constitucional los concursos, no garantiza que efectivamente se asignen las
plazas y que éstas sean para los más aptos. Actualmente, en algunos casos, no
se ha respetado el orden de prelación y algunos profesores que han ganado el
puesto por concurso, han recibido un interinato, no la plaza.
Un
segundo aspecto que entorpece el avance educativo es la prevalencia de ciertas
creencias y la sobre ideologización tanto como para defender la reforma como
para cuestionarla. Es sintomático que en México se evada la argumentación y se
recurra, en su lugar, a discursos comunes que poco ayudan a iluminar problemas
como el de la falta de calidad educativa. Rubén Núñez, secretario general de la
sección 22 del SNTE en Oaxaca, cuestiona la reforma porque piensa que la
evaluación estandarizada responde a modelos extranjeros “donde se sitúa al tema
educativo como un asunto cuantitativo” (La Jornada, 23/12/12 nota de Vélez y
Pérez).
Por
otra parte y en clara consonancia con algunos maestros disidentes, ciertos
especialistas educativos creen que los “ganones” de la reforma son los
empresarios pues asumen que los cambios propuestos por el gobierno priísta son
una respuesta unívoca a las demandas de organizaciones pro empresariales como
Mexicanos Primero. Esta postura, a mi juicio, es errónea. Primero, es muy difícil
comprobar en una sociedad plural que un determinado grupo político puede, por
sí solo, posicionar un determinado tema educativo. Segundo, si una organización
influye en la conformación de la agenda educativa, bien haríamos los académicos
en meditar qué ha hecho para lograrlo y tercero, suponer que una organización
tiene la capacidad para definir la agenda educativa nacional es atribuirle más
poder del que sus detractores desearían. Hasta donde recuerdo, la transparencia
sindical, la rendición de cuentas, la evaluación, así como la necesidad de
recuperar la rectoría del estado en materia educativa y la de contar con un
mecanismo moderno de selección docente son temas que diversos actores han
estudiado y posicionado desde antes de la creación de Mexicanos Primero.
En
resumen, la reforma educativa de Peña Nieto busca cubrir vacíos que los
distintos acuerdos políticos del pasado dejaron. Esto es positivo; no obstante,
aun falta reflexionar sobre cómo el cambio en el marco jurídico —en caso de
lograrse— podría imprimirle mayor efectividad a las políticas educativas. Esto
implica, en consecuencia, erradicar el manejo clientelar que sigue haciendo el
SNTE no sólo de las plazas, sino de todas las condiciones de trabajo de los
maestros. Asimismo, es importante pensar de qué manera los actores no
gubernamentales estamos dando en el blanco del problema con nuestras críticas y
acciones.
Publicado
en Campus Milenio. Educación a debate
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