Histórica reunión
convocada por la Academia Mexicana de Ciencias
Alfonso
Larqué Saavedra
Durante los
años difíciles de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, 1862-1863, el
presidente Abraham Lincoln y el Congreso fundan la National Science Foundation,
como una agrupación privada sin fines de lucro. Casi de manera simultánea,
también firman el famoso Morrill Act para crear el sistema de los Land Grant
Colleges, que serían los centros para promover la investigación científica y
tecnológica; espacios de atracción para los jóvenes talentos. El Congreso y el
presidente del vecino país iniciaron así a moldear el futuro, con la convicción
de que en medio de la crisis no debe de perderse la oportunidad de tomar
acciones innovadoras que transformen un país. El resultado de esas acciones
-todos los que hacen ciencia en ese país lo conocen- se define como la piedra
angular del cambio que transformó Estados Unidos.
Esta parte
de la historia ejemplifica que hay decisiones -sin importar el grado de crisis
en el que se encuentra una nación- que muestran el valor de contar con un
estadista con gran visión que decide impulsarlas.
Ciento
cincuenta años después, en nuestro país, se realizó un acto por demás
esperanzador que podría acercarnos a lo ocurrido en el vecino país. Hace unos
días, durante el acto protocolario del inicio del LIV del Año Académico de la
Academia Mexicana de Ciencias se hicieron muy serias anotaciones del compromiso
que el Estado ha dispuesto para apoyar a la ciencia en nuestro país. En un
hecho sin precedentes se firmó un documento en el que el Secretario de
Educación Pública se compromete a asistir puntualmente al acto anual
protocolario, en los próximos 5 años, de inicio del año académico de la
Academia. Esta acción sorprendió por supuesto a todos los presentes.
Considero de
gran importancia la firma del citado acuerdo porque: 1.- Se tendrá la
oportunidad de dar seguimiento a las acciones de política pública gubernamental
del compromiso de apoyar a la ciencia, que seguramente presentara el secretario
de estado que aceptó acompañar esta cruzada por la ciencia mexicana; 2.- Se
podrá estimar el impacto del trabajo del nombramiento del asesor científico de
la presidencia de la República; y 3.- Se escuchará de parte del Conacyt -cuyo director general participó como
orador- sobre el avance de las acciones que permitan apreciar y aquilatar lo
que se defina como modelo apoyado por el incremento de al menos un décimo punto
porcentual del PIB anual para la ciencia.
En la mesa
de honor del evento se encontraban presentes los responsables de asegurar de
que se haga efectivo lo que está escrito en la ley: alcanzar el uno por ciento
del PIB; esto después de casi 10 años de haber sido aprobado por todos los
responsables de legislar en este país.
Revisar e
integrar una agenda común será la tarea central de los comisionados de
estructurarla. Recordemos que al momento se cuenta con documentos como: a. “La
Agenda Ciudadana de Ciencia Tecnología e Innovación” que fue una encuesta
nacional promovida por la Academia Mexicana de Ciencias, que habla de 10 ejes
temáticos y en el que se anotó que participaron más de 150 mil personas; b. la
propuesta de “Hacia una agenda nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación”
que coordinó el rector de la UNAM, Dr. José Narro Robles, documento en el que
participaron -según comentó en la citada reunión de la Academia- representantes
de sesenta instituciones nacionales; también contamos con c. el proyecto,
presentado por el Dr. Jorge Flores Valdés, coordinador general del Consejo
Consultivo de Ciencias, “Hacia dónde va la ciencia en México” que ofrece un
análisis para la acción desde las perspectivas académica, sectorial y
tecnológica, y que es producto -según señala- de más de 60 mesas de trabajo
realizadas en diferentes partes de la República; d. existe también -lo señalado
por el Foro Científico Tecnológico- los paneles interactivos de cómo diseñar
una estrategia integral de innovación; además, e. los documentos realizados por
las instituciones centralizadas en el Distrito Federal, a los que habrá que
sumarles los que generarán el Conacyt y las instituciones de carácter nacional
como son el Instituto Mexicano del Petróleo, el INIFAP, el INAPESCA, el sistema
de institutos de Salud, etcétera; por último se deberán integrar f. las agendas
que los estados están proponiendo. Esto último sin olvidar que también fuera
del centro del país se hacen esfuerzos de considerar que la ciencia, la
tecnología y la innovación pueden incorporarse como componente importante para
favorecer el bienestar social.
Se debe de
reiterar que la labor de integrar los diversos documentos que se han generado
en uno solo y pueda aparecer en el llamado PECITI -Programa Especial de
Ciencia, Tecnología e Innovación del
Ejecutivo Federal- no será tarea fácil, ya que la cantidad de propuestas van
desde creación de estructuras para impulsar la ciencia -como son los parques
científicos tecnológicos- la creación de
centros de investigación o institutos, hasta propuestas específicas de crear o
impulsar ciertas áreas de la ciencia.
En este
momento de gran expectativa, dos hechos resaltan como fundamentales para poder
“echar a andar” esta nueva época para la ciencia mexicana que será impulsada
con mayor financiamiento. El primero es, contar con suficientes plazas de
investigadores para atender los ambiciosos proyectos de creación de nuevos
centros, institutos o parques científicos tecnológicos. En otras palabras,
sería altamente riesgoso aprobar edificación alguna si no se cuenta con las
plazas para captar a los nuevos talentos que impulsaran las actividades que ahí
se desarrollarán, porque lo que se quiere favorecer es la investigación
científica y tecnológica de vanguardia. El segundo es asegurar que lo que se
comprometa y decida como área de oportunidad para el futuro de la ciencia
mexicana, tenga el componente de pertinencia para dar respuesta a un país como
México. Ciertamente nuestro país tiene un rezago social crítico que requiere
que, efectivamente, la ciencia y la tecnología sirvan de palanca del desarrollo
y bienestar social, no tan a largo plazo. La radiografía señala que los temas
centrales que aquejan al México moderno son: el estado de derecho, la
alimentación, la salud, el hábitat y la educación.
Confiemos en
que los comisionados puedan conformar el mejor de los programas, la mejor de
las agendas, que se incluyan los mejores proyectos, los mejores compromisos,
para que todos podamos ver la transformación de nuestro país. El famoso cero
punto uno por ciento más del PIB para apoyar la ciencia para este 2013, no
facilitará la dinámica que se necesita, ni dar la velocidad que el cambio
requiere. Es, sin embargo, un buen estímulo para los científicos mexicanos que
llevan más de 50 años solicitando que se amplíe el financiamiento para la
ciencia. La espera ha sido larga, la respuesta se ha anunciado, vayamos a su
encuentro.
*Profesor
del Centro de Investigación Científica de Yucatán, Coordinador de la Sección de
Agrociencias de la Academia Mexicana de Ciencias y miembro del Consejo
Consultivo de Ciencias.
(Crónica de hoy)
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