A sus cien años,
'Manuelita' recibe su certificado de primaria en Oaxaca
Patricia
Briseño
OAXACA, 26
de junio.- Manuela Hernández Velásquez, de 100 años de edad, a través del
Instituto Estatal de Educación para Adultos (IEEA), obtuvo su certificado de
primaria demostrando que nunca es tarde para estudiar.
Manuelita,
como le llaman cariñosamente, nació el
17 de junio de 1913 en la ciudad de Tuxtepec y aunque los años ocasionan que
sus fuerzas disminuyan y padezca de vista cansada, la claridad de su análisis
sobre la educación es precisa: “la mejor carrera es el estudio”.
El
Departamento de Planeación del IEEA informó que 7 mil 754 adultos de 65 años y
más son atendidos por la institución del gobierno del estado, lo que representa
el nueve por ciento de la población total atendida.
De ellos, el
75 por ciento son mujeres y el 25 por ciento hombres; el 85 por ciento se
encuentra en el nivel de alfabetización o primaria y el 15 por ciento en
secundaria, detalló el Instituto.
De acuerdo
con la titular del área, Norma Jiménez López, “los adultos que se animan a
continuar sus estudios merecen un doble reconocimiento pues además de enfrentar
el reto de los prejuicios de la edad, lo hacen también en términos de salud,
misma que se va deteriorando conforme pasan los años.”
Explicó que
para brindar un servicio educativo de calidad, los alfabetizadores tienen la
misión de ser pacientes con los adultos mayores; "deben escucharlos y
valorar los conocimientos que han adquirido a lo largo de la vida y el trabajo,
así como animarlos a que continúen estudiando, para muchos de ellos su sueño es
demostrar que son capaces y nunca es tarde para lograrlo".
Dijo también
que "los círculos de estudio se convierten en ocasiones en un espacio de
recreación y de fortalecimiento del autoestima para nuestros adultos
mayores".
Durante su
infancia, Doña Manuelita sólo estudió el primer año de primaria en el curato
del pueblo porque sus padres eran muy pobres.
"Mi
tío, Fernando Campos me ayudó a entrar a la escuela, pero al año siguiente, que
yo ya podía lavar y planchar, ya no me dejaron ir pues les hacía falta en el
trabajo".
Hoy su
pasión es la lectura, le gusta revisar los periódicos.
“El gran
problema es que mi vista está muy cansada y pues hay veces que ya no puedo
leer, necesito de unos lentes para hacerlo.”
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