Alarma a Unesco
'alzheimer digital'
REDACCIÓN
La NASA
perdió las grabaciones de Neil Armstrong cuando pisó la Luna en 1969. Tampoco
pudo consultar imágenes del amartizaje de la sonda Mars Viking en 1976 porque
estaban archivadas en tecnología caduca. Hubo que recurrir a la “ingeniería
inversa” para construir dispositivos apropiados que permitieran recuperar la
información del Planeta Rojo.
La UNESCO
calcula que 80 por ciento de los 200 millones de horas resguardadas en los
archivos de televisión del mundo desaparecerán para 2015.
Afrontamos el
riesgo de un “alzheimer digital”, previene Janis Karklins, responsable de
Comunicación e Información de la UNESCO.
La pérdida de
memoria almacenada en formatos tecnológicos pronto obsoletos, y por lo mismo
inaccesibles, anticipa una oscura era digital que alarma no sólo a Karklins,
sino al organismo en su conjunto, promotor del congreso más ambicioso en la
historia sobre este tema, que reunirá en Marsella, el próximo octubre, a
cientos de especialistas de campos tan diversos como la ciencia, la industria,
la política, la educación, la ingeniería, la arqueología, el cine o la informática.
Es la segunda
reunión internacional convocada por la UNESCO en un año; la anterior fue una
conferencia en Vancouver, Canadá, en septiembre de 2012.
Jamie
Schlese, investigador de la Universidad Americana de Washington, advirtió en
Vancouver que la memoria cultural puede perderse por permanecer en plataformas
de corporaciones privadas, como Facebook, Twitter, Instagram y Youtube.
Recuerda que
tras la tragedia de Virginia Tech en 2007 – cuando un hombre mató a 32
estudiantes del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia–,
personas no ligadas a los fallecidos o a las familias de estos produjeron
materiales, difundidos en Youtube, que honraban la memoria de las víctimas. Son
obras incluso de arte, dice, que muestran una respuesta social, pública,
depositada sin embargo en una empresa que no persigue la preservación
patrimonial.
Las
movilizaciones en Túnez y Egipto que precipitaron la caída de regímenes
dictatoriales entre 2011 y 2013 –durante la denominada “Primavera árabe”–
conjugaron las acciones callejeras con la propagación de tuits ahora
desaparecidos.
Los
investigadores Hany M. SalahEldeen y Michael L. Nelson, adscritos a la
Universidad de Cornell, descubrieron que 11 por ciento de la información
compartida en las redes sociales desaparece en un año, y 0.02 por ciento
continúa eliminándose cada día.
Para su
estudio escogieron seis acontecimientos producidos entre junio de 2009 y marzo de
2012: el brote del virus H1N1, la muerte de Michael Jackson, las elecciones
iraníes, el Premio Nobel de la Paz a Barack Obama, la revolución egipcia y las
revueltas en Siria.
“El problema
con los materiales que nacen digitales es la permanencia. Su función es,
ciertamente, proporcionar información actualizada, pero ¿cuando quieres
consultar cinco años atrás, dónde buscas?”, cuestiona Rosa María Fernández,
especialista del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la
Información (IIBI) de la UNAM y presidenta del comité mexicano del programa
Memoria del Mundo de la UNESCO.
Juan
Voutssas, también investigador del IIBI y autor de Cómo proteger el patrimonio
digital en México, señala que en 2012 se generó casi un zettabyte de
información.
“Estamos
hablando de un 1 con 21 ceros de bytes. Son mil trillones de bytes, y es sólo
un año, no la información acumulada en la historia de la humanidad. Si no hay
un modo de acomodarlo, indizarlo y recuperarlo, ese material está perdido”.
Voutssas
aclara que debe distinguirse entre la información digitalizada, es decir la
proveniente de soportes tradicionales, como el papel, y la que nació digital.
“El material
digital tiene que preservarse desde el primer día. De otra manera ¿cómo
garantizar su autenticidad e integridad? Desde el primer día tienen que
seguirse las reglas, establecer quién lo creó, cuándo, dónde, quién puede
modificarlo, por qué…”
Estos
elementos se han denominado “metadatos” y son primordiales en la conservación
de los acervos digitales, puntualiza.
“Mucha gente
cree que la preservación es un problema tecnológico meramente, un problema de
soportes. No es cierto. Los soportes forman parte del problema, pero en la
inmensa mayoría de los casos es un problema de método: 80 por ciento es método,
20 por ciento tecnología”.
Sin un
almacenamiento adecuado de estos archivos, agrega, se pierde la memoria de las
instituciones y de los países, además de fallar la fiscalización hacia las
acciones de los gobiernos.
La Ley
Federal de Transparencia y Acceso a la información, de 2002, y la Ley Federal
de Archivos, publicada el año pasado, aumentaron en México la atención a los
archivos digitales, pero ni este País ni ningún otro tienen suficientes
profesionales para la preservación de los mismos, señala Voutssas.
Por eso la
británica Anne Thurston, directora de la Fundación Internacional de Gestión de
Documentos, insiste en la vulnerabilidad de este patrimonio.
“Los archivos
digitales son sumamente frágiles y pueden perderse fácilmente, borrarse,
corromperse o alterarse. Si ocurriera alguna catástrofe y no se hubieran tomado
todas las precauciones necesarias para protegerlos, las consecuencias serían
nefastas para la transparencia y responsabilidad de los gobiernos, las
oportunidades económicas, los derechos de los ciudadanos y la preservación del
conocimiento. Si bien es frecuente que los documentos en papel se roben o se
quemen durante las guerras, muchos documentos originales sobreviven; puede que
esto no suceda con los archivos digitales”.
Alerta
mundial
En la
declaración de Vancouver, la UNESCO insta a los países miembros a:
-Desarrollar
políticas públicas que garanticen la preservación del patrimonio digital.
-Desarrollar
marcos legales para preservarlo y hacerlo accesible.
-Crear
estrategias que garanticen archivos gubernamentales veraces y confiables.
-Impulsar
candidaturas de acervos digitales para el programa Memoria del Mundo de la
UNESCO.
Consulta gratuita
El Instituto
de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI) de la UNAM
dispone de un sitio en su página de internet
(http://iibi.unam.mx/archivistica/) dedicado a la preservación de archivos
digitales institucionales, con diversos materiales, por ejemplo glosario,
normativas, así como libros gratuitos y descargables. Uno de ellos es
“Preservación del patrimonio documental digital en México”, del investigador
Juan Voutssas, quien también publicó, hace unas semanas “Cómo preservar mi patrimonio
digital personal”, que puede leerse en http://iibi.unam.mx/opLibros.html
El
especialista advierte que los acervos personales –con fotos, música,
grabaciones de imágenes y tareas, entre muchos otros materiales– enfrentan un
riesgo mayor de pérdida porque sus propietarios desconocen las técnicas de
preservación. Publicó
Reforma. (Educación a debate)
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