La buena, la mala y la fea. Noticias sobre la reforma educativa
ALMA MALDONADO
Para nadie es un secreto que en el momento en
el que Felipe Calderón decidió nombrar al yerno incómodo, Fernando González, en
la subsecretaria de educación básica de la SEP, le estaba entregando a Elba
Esther Gordillo y al oficialismo del SNTE el control de este nivel educativo y
exponiéndolo a las peores prácticas de ese grupo político.
El abandono del Estado a la educación básica
dio como resultado su lamentable deterioro. Así, no había que ser un genio para
saber que si el nuevo gobierno quería distinguirse del anterior en términos de
políticas educativas tenía que empezar por el nivel básico.
No es casual que el anuncio sobre el arranque
de las consultas del Plan Nacional de Desarrollo (PND) de pronto nos recordó a
los interesados en política educativa que justamente todavía falta el PND.
Normalmente esperábamos meses para saber cuáles serían las directrices
principales en material educativa hasta la publicación de dicho plan. O en su
defecto especulábamos. Pero esta vez el gobierno decidió empezar por la reforma
a la educación básica, la tomó de bandera y al parecer ya no la soltará.
Entonces, la buena noticia es que están pasando por fin cosas en la educación.
De eso “pedimos nuestra limosna” por mucho tiempo los interesados en este ámbito:
que la educación esté en la agenda nacional en primerísimo lugar.
Ahora bien, nos encontramos en el punto más
interesante de la reforma: dotarla de contenido. Los cuatro puntos centrales de
la misma: 1) Creación del sistema nacional de evaluación, 2) Establecimiento
del Servicio Profesional Docente, 3) Autonomía de gestión en las escuelas y 4)
Escuelas de tiempo completo ya están incorporados en el Artículo Tercero
Constitucional, lo que sigue es decir cómo se va a traducir todo esto en las
leyes reglamentarias correspondientes.
Entre las múltiples preguntas que deberán
responderse sobre el Sistema Nacional de Evaluación destacan: ¿qué papel tendrá
el INEE y cómo se le deberá reformar en su estructura y funcionamiento? Si bien
el INEE podrá ser un eje central de la evaluación, definitivamente en el
Instituto no puede caer toda la responsabilidad de evaluar al sistema en su
conjunto. Por ejemplo ¿qué papel tendrá la SEP misma en los procesos de
evaluación? ¿qué va a pasar con toda la estructura de Enlace? ¿qué tipo de
evaluación se va a privilegiar y en todo caso cómo se va a asegurar un
equilibrio entre la evaluación cuantitativa y la cualitativa? Y ¿cómo se van a
ver afectados y modificados los contenidos de las materias a partir del
establecimiento de un sistema nacional de evaluación?
En cuanto al servicio profesional de carrera
¿cómo vamos a lograr que no sólo se convierta en un filtro de ingreso al
sistema docente, sino sobre todo en un mecanismo que garantice la mejora y la
preparación de los maestros? ¿cómo logrará este servicio romper con las
inercias creadas por “Carrera Magisterial” y el sistema de escalafones? ¿Cómo
se van a articular legal y administrativamente el sistema nacional de
evaluación y el servicio profesional docente?
Y quizás aún más complejas son algunas preguntas
relacionadas con la autonomía ¿qué significará en la práctica brindarle más
autonomía de gestión a nuestras escuelas? ¿los ámbitos de las decisiones en
donde se ejercerá más autonomía serán de tipo pedagógico, administrativo y/o
financiero? ¿cómo se evitará que las escuelas se conviertan en suculentos
mercados para comercializar todo tipo de productos? ¿cuáles serán las formas
para desarticular los mecanismos de control que se han formado por años con las
figuras de supervisores de zona y de sector? ¿cómo quedará regulada la
participación de los padres de familia (ahora con rango constitucional) en la
gestión escolar y, entre otras cosas, el tema de los apoyos que éstos otorguen
a las escuelas?
Finalmente, sobre el tema de escuelas de
tiempo completo, el compromiso de Enrique Peña es el de crear 40,000 escuelas
de tiempo completo. ¿Con qué criterios van a ser seleccionadas esas escuelas?
¿qué va a pasar con el tema de las contrataciones de los maestros que
actualmente trabajan en ellas? ¿qué infraestructura se requiere para
establecerlas? ¿qué actividades van a realizar los niños en las horas
adicionales? ¿qué tipo de maestros se requieren para atender esas escuelas? ¿se
buscará crear un nuevo currículum para estas escuelas? ¿y las escuelas
multigrado van a poder adaptarse a este nuevo esquema? En fin, aquí planteo
sólo algunas interrogantes que seguramente habrán de ser respondidas en los
próximos meses.
La mala noticia de todo ésto es que los
maestros frente a grupo parecen los más olvidados en todo este proceso de
reforma. Sin el SNTE como contrapeso y con la CNTE inmovilizada después de que,
de facto, habían decidido ir con Elba en la oposición a la reforma, la voz de
los maestros, sin duda, está diluida. Los profesores que trabajan todos los
días con los niños parecen haber quedado atrapados en las tensiones entre el
Estado Mexicano y su sindicato (el oficial y el disidente); pero no contar con
la participación de los maestros en la discusión de la Reforma Educativa es
desesperanzador y puede resultar desastroso para la misma.
Y la fea noticia es una también: después del
encarcelamiento de Elba Esther, sin un cambio significativo en la estructura
corporativa del SNTE y el relevo de Juan Díaz, el que parecía el más
incondicional de Elba Esther ¿realmente se buscó transformar las inercias del
SNTE? Tal y como lo parece, la detención de Elba deja el mensaje de ir tras los
personajes más incómodos, pero no tras todos a los que se les presume de
corruptos ¿será entonces que la detención se debe leer exclusivamente como un
mensaje político a ciertos adversarios? Todo indica que nos vamos a quedar
sentados esperando los cambios en el SNTE. Hasta que el líder vuelva a
resultarle incómodo al gobierno o quizás hasta que los maestros por fin decidan
transformar a su sindicato en serio.
Por último, el ejecutivo federal está
obligado a instrumentar la reforma para el 25 de agosto del 2013 (a más
tardar). El tiempo ya está corriendo y estaremos muy pendientes a los debates y
negociaciones. Pero la llamada de atención es para los encargados del resto de
los niveles educativos. Muchas cosas parecen moverse en la educación básica
¿pero y los demás niveles? A mi en lo particular, me preocupa la inmovilidad
que se siente, sobre todo, en el subsistema de educación superior. ¿Será otra
vez hasta el Plan Nacional de Desarrollo que nos enteremos de qué están
pensando hacer?
No hay comentarios:
Publicar un comentario