¡Bien por los maestros!
Sanjuana
Martínez
Sinembargo.mx/La
prensa cercana al poder, es decir, una gran parte de la prensa mexicana,
encabeza una campaña de desprestigio contra los maestros disidentes de la CNTE
a quienes identifican como “vándalos” y
elementos “desestabilizadores del país”.
Las épocas
más oscuras del PRI en el poder son recordadas por el control férreo a la
prensa, por la censura, la manipulación informativa y por supuesto la
propaganda oficial disfrazada de noticia, reportaje, crónica o artículo.
Nada ha
cambiado con el PRI, al contrario, ahora disfraza su control a la prensa con
métodos un poco más sofisticados, pero igualmente burdos: del chayote se ha
pasado a los “contratos de publicidad”; del cochupo a la compra de espacio
noticioso disfrazando publicidad por “noticia”; del publireportaje a la
descarada “asesoría” de comunicación…
Esas y otras
técnicas para silenciar y ocultar la realidad más ominosa del país son
utilizadas por el PRI desde tiempos inmemoriales. La diferencia ahora es que la
corrupción entre gobierno y medios; entre presidencia y periodistas está
sustentada en la autocensura “cubierta” de virtud informativa.
Protesta de
maestros frente a televisa Chapultepec
Protesta de
maestros frente a televisa Chapultepec
Ahora
resulta que los periodistas “mesurados”, “prudentes” y “equilibrados” son los
señores y amos de la noticia. Son los que marcan la “línea” de Los Pinos a
seguir. Tienen colaboradores “a modo”, corresponsales “disciplinados”,
reporteros que “acatan” sin rechistar las órdenes de trabajo, así sean
auténticos esperpentos propagandísticos del gobierno. Y todo en nombre de la
libertad de prensa.
¿Lo hacen
por dinero o por ideología? Comprendo a los colegas ubicados en el eslabón más
frágil de la cadena, los reporteros de a pie, los que tienen que sobrevivir de
un salario y deben conservar su empleo a toda costa acatando el sometimiento a
las leyes del mercado y del gobierno.
En el actual
panorama informativo, los periodistas chayoteros pasan por periodista
honorables. Los periodistas vendidos son ahora respetables comentaristas,
conductores de noticieros, influyentes columnistas, plumas ofrecidas al mejor
postor que escriben de manera cotidiana lo que el inquilino de Los Pinos desea.
Muchos de
ellos piensan que las audiencias, los lectores, los radioescuchas y
televidentes no se enteran de sus transas con el poder. Tratan a la audiencia
con poco respeto. No saben o no quieren darse por enterados que, la corrupción
periodística es como el tizne y aquellos que pasan a formar parte de sus filas
se tiñen de negro. Los periodistas corruptos pasan a ser periodistas tiznados,
marcados por su trabajo infame, carente de honestidad, de verdad.
La última
prueba de que esta jauría vuelve a trabajar a las órdenes del PRI es la intensa
campaña lanzada contra los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores
de la Educación (CNTE). Han criticado con dureza sus manifestaciones, bloqueos,
plantones. Los han insultado y difamado sin recato alguno. Los “maestros
vándalos”, gritan los lacayos del poder para inmediatamente exigir “mano dura”
contra ellos. Para demandar la represión porque afectan su sillón de confort
por culpa de sus bloqueos y sus manifestaciones.
Pero la
lucha de los maestros es histórica, no empezó ayer. Es un colectivo
acostumbrado a la batalla en cualquier frente, dispuestos a exigir sus
derechos, a sufrir el embate de los poderes, incluido el mediático vendido al
gobierno.
Los maestros
son el último reducto de dignidad laboral en este país. Llevan décadas
esperando mejorar su nivel de vida, deteriorado por la corrupción del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y por las políticas públicas
impulsadas por los últimos gobiernos.
La reforma
de Enrique Peña Nieto pretende acotar aún más sus deteriorados derechos. Es una
reforma que busca aniquilar el segmento independiente de maestros que sostiene
la poca calidad de la educación. Quiere terminar con sus conquistas laborales.
Intenta aniquilar su libertad, su futuro.
Gracias a su
lucha, el Congreso de la Unión aceptó eliminar de la agenda el dictamen de la
Ley del Servicio Profesional Docente, referente a la evaluación de los
profesores, como lo exigía el magisterio. Y gracias a su presión, el Senado se
convirtió, por primera vez en la historia, en la sede del Congreso General, por
el cerco de protesta.
La Ley
General del Servicio Profesional Docente del señor Peña tiene las normas que
permiten la remoción de los maestros a tareas administrativas si reprueban las
pruebas de evaluación.
El PRI junto
a sus aliados del PAN, Verde Ecologista y Nueva Alianza, aprobaron el dictamen de esa ley como los de
la General de Educación y del Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INEE), pero no contaban con la fuerza renovadora de los maestros.
Esto
demuestra que la lucha constante y tenaz de los maestros de la CNTE va dando
sus frutos. La evaluación a los maestros que pretende Peña Nieto con su
reforma, no es más que un atropello contra la clase trabajadora magisterial.
No se puede
mejorar la educación dañando a los maestros. Una reforma educativa jamás tendrá
éxito mientras busque la privatización de la educación. Eso es lo que quiere el
gobierno: beneficiar a los empresarios de los colegios privados, terminar con
la educación pública y gratuita, de hecho, las últimas modificaciones van
acabando con la gratuidad de la educación poco a poco, colocando a México en
los últimos lugares a nivel mundial en cuanto a nivel educativo.
La lucha de
los maestros es la más decente, la más digna. Tiene el mérito de buscar el
bienestar social a través de una educación de calidad sin detrimento de sus
derechos.
Los maestros
nos ponen la muestra a los mexicanos con su ejemplo. Nos enseñan que la
resistencia civil es el camino a seguir para rechazar las decisiones de un
gobierno autoritario como el de Enrique Peña Nieto.
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