Lejos de desaparecer, crece el bullyng; urge crear programas de
atención
Víctor Ballinas
La violencia y el acoso escolar, conocido
como bullyng, registra una tendencia creciente y es necesario y urgente
instrumentar programas para atender y detectar a las víctimas y a los
agresores.
El tema fue llevado a tribuna por el senador
panista José María Martínez y Martínez, a raíz de la muerte del niño Jonathan
Ortiz Dávalos, quien falleció el 9 de marzo pasado a causa de la violencia
escolar, en Jalisco.
De acuerdo con la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, cuatro de cada 10 menores de entre 10 y 12 años de edad han
sufrido una agresión en la escuela, 55 por ciento de los jóvenes han sido
víctimas de violencia verbal y 39 por ciento de agresiones físicas.
La Comisión Económica para América Latina y
el Caribe informó en 2011 que 11 por ciento de los estudiantes mexicanos de
primaria han robado o amenazado a algún compañero, mientras en secundaria ese
porcentaje alcanza a poco más de 7 por ciento.
En este contexto, el senador Martínez y
Martínez destacó que la violencia y el acoso escolar es un grave problema en
Jalisco, de acuerdo con la Consulta Infantil y Juvenil 2012, realizada por el
Instituto Federal Electoral (IFE) en esa entidad, que reveló que los alumnos de
entre 10 y 12 años de edad reportan el mayor porcentaje de bullyng escolar, que
es de 17.8 por ciento.
Abundó que la violencia escolar registra
tendencia creciente en Jalisco. La cifra de 17.8 por ciento, descubierta por el
IFE, se queda corta frente al 30 por ciento reportado por la Red
Latinoamericana de Convivencia Escolar.
El panista refirió que es considerable el incremento
de las lesiones o accidentes entre menores de edad, que en parte se ven
afectados por un medio ambiente familiar disfuncional y desintegrado, violencia
intrafamiliar o baja autoestima, así como necesidades afectivas o de aceptación
en la familia, la calle y la escuela.
Un fenómeno que está causando estragos en la
comunidad
En tribuna, Martínez y Martínez expuso el
caso del niño de siete años, Jonathan Ortiz Dávalos, fallecido la mañana del
sábado 16 de marzo.
“El 18 de febrero pasado, cuando regresaba de
la escuela a su casa, ubicada en la comunidad de Encinillas, su abuela percibió
un comportamiento extraño en su nieto. Lo observaron decaído y al ofrecerle
comida, el menor la rechazó. Dijo que si tomaba agua, sentía que se ahogaba.
“Al día siguiente, Jonathan no se quiso
levantar de la cama. Cuando llegó la hora de ir a la escuela dijo que no quería
ir, porque un niño mayor que él –apodado Beto, de 12 años–, lo golpeaba, y que
el viernes le había metido la cabeza en el excusado de los baños de la escuela
para quitarle el dinero que llevaba para gastar.
La abuela avisó a los padres del menor,
quienes lo llevaron al área de urgencias de una clínica del Instituto Mexicano
del Seguro Social (IMSS), en Lagos de Moreno, donde erróneamente el médico que
lo atendió le diagnosticó infección estomacal, le recetó antibióticos y lo
mandó de vuelta a su casa.
Sin embargo, relató el senador, el pequeño
siguió mal de salud, por lo que sus padres lo llevaron con su médico familiar
el 20 de febrero, donde éste ordenó que se le hicieran estudios de rayos equis
que permitieron detectar una infección en los pulmones. Se ordenó su traslado
al Centro Médico del IMSS en Guadalajara, pero en el trayecto Jonathan sufrió
tres paros respiratorios; no obstante, personal paramédico que lo acompañaba
logró resucitarlo. El niño llegó a Guadalajara con la salud muy deteriorada y
el 9 de marzo falleció a las 10 de la mañana.
Martínez y Martínez llamó a senadores a
emprender acciones que eviten que surjan contextos de violencia en los espacios
educativos y advirtió que el bullyng puede llevar a niños y a niñas al
suicidio, por lo que es necesario detectarlo a tiempo en escuelas y hogares, y
revertir este fenómeno que causa estragos en la comunidad. Publicado en La
Jornada
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