Académicos posponen
jubilarse debido a la baja en sus percepciones: expertos
Para obtener
una plaza piden posgrado, más de 6 años de experiencia y 70 publicaciones
Emir
Olivares Alonso
El retraso
en la jubilación de académicos e investigadores de instituciones públicas de
educación superior se resolvería si se contrarrestara la irresponsabilidad del
Estado al limitar el sueldo base de la planta docente en el país, señalaron
especialistas.
Aunque los
ingresos de éstos son variables, pues dependen de su salario base, antigüedad,
categoría dentro de su institución y estímulos, entre otras condiciones, datos
del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCT) asientan que el salario
base promedio mensual de un investigador nivel III miembro del Sistema Nacional
de Investigadores (SNI) es de 21 mil pesos, el cual puede alcanzar entre 68 mil
y 102 mil pesos, según los incentivos.
En tanto,
los académicos con niveles de candidato, I y II en el SNI, tienen un sueldo
tabular promedio de 8 mil a 21 mil pesos al mes, el cual tras sumar diversos
estímulos y otras compensaciones, puede alcanzar de 14 mil a 34 mil para los
primeros, de 28 mil a 67 mil para el nivel I y de 55 mil a 87 mil para los
últimos.
El FCCT
realizó un estudio –que La Jornada dio a conocer en su edición de ayer– el cual
concluye que la merma en los ingresos es la principal razón por la que docentes
de instituciones públicas de educación superior y centros de investigación
decide no retirarse, por lo que propone –entre otras prestaciones– conservar
los incentivos obtenidos por el SNI y el seguro médico privado.
Ángel Díaz
Barriga, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación
(IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México, aseguró que la propuesta
del FCCT es lo menos necesaria ante la irresponsabilidad del Estado que exige
mucho (a los académicos) y al final de cuentas no los compensa salarialmente.
Aseguró que
los sueldos tabulares de académicos e investigadores no son competitivos. Para
obtener una plaza piden posgrado, más de seis años de experiencia, 70
publicaciones internacionales, pero el salario no compensa.
Indicó que
la crisis relacionada con el escaso retiro es consecuencia del error que el
país cometió al crear el SNI en los años 80 del siglo pasado y el programa de
estímulos para investigadores en los 90, como únicas medidas para evitar la
fuga de cerebros y para otorgar un ingreso digno para la planta académica.
Aunque aclaró que estos estímulos no siempre son para quienes trabajan.
Recordó que
en la campaña electoral de 2012, la Asociación Nacional de Universidades e
Instituciones de Educación Superior presentó varias propuestas a los entonces
candidatos a la Presidencia, entre las que destacaba la necesidad de revisar
los estímulos y el salario de los docentes de educación superior, entre otras
cosas, para favorecer la jubilación, pues el actual sistema sólo toma en cuenta
el sueldo tabular para la pensión. Parte de la solución sería pagar a los
académicos lo que merecen.
Juan Fidel
Zorrila Alcalá, también del IISUE, indicó que la negativa a retirarse ha
generado un envejecimiento de la planta académica –la mayoría de los profesores
de tiempo completo tiene más de 50 años– y el cierre de oportunidades para las
nuevas generaciones.
Sin embargo,
dijo, la jubilación es sólo una de las manifestaciones del problema de la
profesionalización de la docencia en la educación media superior y superior. No
se han renovado las contrataciones para personal de tiempo completo; tenemos
que resolver cuántos profesores se necesitan, en qué condiciones y de qué
manera participarán en los diferentes programas.
El
investigador advirtió que la problemática varía de acuerdo con cada institución
y entidad federativa, por lo que la solución no puede ser homogénea.
La
investigación del FCCT indica que de los 18 mil 475 miembros del SNI, 766 (4.15
por ciento) tienen 70 años o más, y el presupuesto de ese sistema para cubrir
sus estímulos es de 662 millones 275 mil 313 pesos anuales (6.14 por ciento de
los recursos totales para los miembros del SNI). (La Jornada)
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